(
Ender's game, Gavin Hood, 2013)
Ciencia ficción de un todo a cien
Hay una escena en "El juego de Ender" que podía haberme hecho creer que esta película hubiese funcionado de haber tenido un director con las dotes necesarias para llevar esto a buen puerto. Es una escena con un mínimo de épica. Es en esa donde Ender es ascendido hasta poder llevar su propio grupo. Un grupo de inadaptados pero que acaban formando un todo para poder enfrentarse al enemigo. Pero por desgracia esa sensación dura muy poco, nada. Apenas unos segundos. Porque estamos ante uno de los títulos más aburridos de lo que ha podido deparar la ciencia ficción. Y por muchos motivos. No es malo querer ofrecer un producto de corte serio, demasiado serio. Es algo que lo veo hasta necesario. Quitarle todo lo que últimamente suele calzarse a todo producto juvenil, con cachondeo, chascarrillos, poses sobradas y hasta cierta falta de coherencia narrativa al servicio del actor de turno al creer que con su presencia está todo solucionado.
Incluso el intentar darle ese aire militar hecho a medida para las nuevas juventudes pudiera ser un acierto. Pero Gavin Hood (ni como director ni como guionista) demuestra ser el peor director elegido para la propuesta. Para empezar la historia no logra captar la atención. El ritmo es completamente irregular, rayando el aburrimiento constante, sin aportar ni una sola historia que convenza o conmueva. Todo lo que concierne a la eliminación de una raza alienígena amenazante es poco atractivo a la par que abstracto. Todo es mecánico, sin saber cómo logra exponer el material de partida. Pero el problema sigue su curso al contar con un elenco, al completo, que es la nula química. No hay un sólo actor y ni un sólo personaje que logre interesar, que sepa darle la fuerza dramática a la película como para resultar atractivo.
Para empezar Asa Butterfield es uno de los actores con menos dones para la actuación en mucho tiempo. Su seriedad insultante, su planicie, su anti carisma, su falta de garra dramática y su físico poco agradecido demuestran ser los ingredientes necesarios para convertir su Ender en un personaje nulo, viniéndole muy grande. Harrison Ford demuestra, una vez más, que debería retirarse. Su rol no dista mucho de "K-19: The Widowmaker" pero añadiéndole desidia y poca presencia por muy star system que fuera en tiempos pasados. Si a esto le añadimos un Ben Kingsley que cree que por llevar un tatuaje tribal en la cara ya lo tiene todo ganado se equivoca (ya no hablemos de su personaje). Al igual que Viola Davis que uno sigue planteándose qué intenta aportar. Ya no digamos el resto de rostros jóvenes que creen estar en la película sci-fi de las nuevas generaciones cuando realmente estamos ante uno de los mayores pufos de la temporada.
No hay una sola escena para el recuerdo, no hay una sola escena que funcione, no hay nada a lo que aferrarse. Todo sucede de forma completamente mecánica, con ausencia absoluta de emoción y empatía hacia el espectador. Una película que aburre por, precisamente, su enrollado discurso autocomplaciente y creer estar exponiendo algo funcional cuando los diálogos, situaciones y actuaciones son pura desidia, rimbombantes y que alcanzan cotas de pura desesperación porque, por mucho que el director quiera ocultarlo, estamos ante casi dos horas donde no pasa nada. Nada que merezca la pena ser contado. Y si todo esto no fuese suficiente está muy mal montada. Demasiado. Un principio extraño, un entramado plano a la par que complejo y una resolutiva mucho más que simplemente aburrida: molesto.
Porque no hay término medio. O nos quedamos cortos o nos pasamos de largo. Austeridad narrativa mal ejecutada o mucho ruido sin pensar en cómo exponerlo para que tenga un buen resultado. Peter Debruge, de Variety, decía que era una impresionante película que ayudaba a pensar. De ser así lo único que he pensado cuando ha acabado es cómo es posible que hayan creído que esto iba a funcionar. No basta con estar basado en un material de partida con éxito ganado. Hay que saber darle el potencial necesario y saber exponerlo de una forma, como mínimo, interesante. Y Gavin Hood, me demuestra, que lo suyo no es la acción. Tan sólo hay que ver la escena del entrenamiento con gravedad cero o el enfrentamiento entre Ender y Bonzo en las duchas para comprender que es un quiero y no puedo en toda regla. Quizás visualmente pueda funcionar pero no es suficiente. No para el resultado que ofrece. Y si ya nos quedamos con la idea de que esto quedaba abierto a una continuación de una forma totalmente ruinosa me demuestran que me han tomado el pelo. Del marciano ya hablaremos otro día.
. Ojo, no lo hago con mala intención ni para crear polémica, sobre todo si son la misma persona.
es lo mismo que les escuche a muchos de Starship Troopers 
