Continuo embelesado dándole vueltas, ya que es una película que te atrapa en la reflexión y la reverberación de sus imágenes, tan evocadoras.
El cine de Erice es tan generoso que viendolo a uno le entran ganas de ver a Kiarostami, Ozu, a los grandes maestros del ritmo narrativo que sin prisas pero sin pausas se toma su tiempo para capturar la esencia de cada secuencia, de vover al cine que contempla sin entrometerse en los momentos de emoción contenida que atrapa su cámara. No es una vía muerta, te tiende puentes hacia los demás ( cineastas ) , como diría Renoir.
Una cosa que al recordarla mas me impresiona son las diferencias en el tono que hay entre "La mirada del adiós" y el resto de
Cerrar los ojos: más allá de la diferencia de formato ( el fotoquímico en el que rodó uno frente al digital ) es increíble la manera de dirigir a sus actores: José María Pou está extraordinario como Mr Levy, pero en un tono interpretativo clásico, así como un José Coronado que casi no habla . De paso Erice vuelve a mostrar su olfato incomparable para descubrir actrices noveles, la hija Quiao Shu está inmensa y sus ojos llenan la pantalla. Pues bien, no tiene nada que ver ese estilo de dirigirles con el que nos muestra a Solo o Coronado ya como Arenas, despojado de su rol de Kim ( y de hecho, de todos sus roles ) , que adoptan un tono naturalista, neutro, nada afectado. Es mas, pienso que Solo, Fernán Gómez u Omero Antonutti ( para ceñirme a las presencias masculinas ) en los films de Erice aparecen tan naturales como puede serlo Antonio López siendo él mismo en
El sol del membrillo.
El material incunable que queda de
La mirada del adiós parece un film rodado realmente en 1990, así de increíble y añejo resulta el modo de filmar de Erice. Sueño con que incluso si él hubiera querido, podría haber rodado su parte inacabada de
El sur años después ( aunque lógicamente con otros intérpretes, Icíar Bollaín estaba en pleno crecimiento... )
El embrujo de Shanghai fue uno de sus proyectos mas queridos y frustrados, pero incluso de ahí puede sacar algo Erice: mas allá de su guión , rescata dos secuencias . Pienso qué grandísima película nos perdimos por culpa del sinvergüenza de Andrés Vicente Gómez. Erice , que
tampoco se calla, dejó buena cuenta de las razones de esa cancelación mediante un sistema que curiosamente ha usado durante décadas y casi con la misma frecuencia con la que ha rodado:
mandar artículos que servían como comunicados a El País.
Entre ellos hay una defensa
preciosa e impecable a su ex-mujer, Adelaida García Morales, con motivo de su muerte y el uso sin escrúpulos que hizo de su vida una mediocre. Su escritura es como su cine, trabajado, preciso, conciso, agudo, clarividente, contundente y elegante.
La parte de ese film inacabado que vertebra la historia y aparece como mcguffin que desencadena la desaparición y propicia el desenlace pivota sobre
Cerrar los ojos como una bendita maldición: es como si Erice nos invitara a no quedarnos unicamente con las imágenes de sus anteriores películas sino a buscar nuevas maneras de aprender a mirar, o a recobrar la manera que teníamos de mirar al principio: curiosos, atentos, despiertos, despojados. Mirada y conciencia unidos , o mirar de nuevo hacia atrás para recobrar e impulsarnos hacia adelante.
¿Qué es la conciencia sino saber estar y ser en el mundo? El drama de Julio Arenas no es carecer de memoria ( Erice se refiere a este hecho casi como un regalo de la providencia ) sino tener una conciencia desviada, el espacio mental en el que poder discurrir y vivir , existir de un modo más o menos pleno. A Arenas la amnesia le ha venido hasta bien en un sentido, le ha ordenado su existencia ( ese plano de la habitación ) frente a lo que suponemos que era una vida un tanto disoluta ( no veía a su hijo, escarceos amorosos, demasiadas películas aceptadas ) pero parece vacío, sin un propósito concreto ni nada o nadie al que unirse. El cine y su antiguo amigo van a su rescate, y ese plano final es una conquista en si misma porque al fin vemos lo que parece un retazo de emoción en un rostro que parecía inerte e insensible hasta ese momento.
Desde luego que uno sale distinto de ver una película así respecto a cómo entró antes. Maravillosa transformación.
Y ahora vamos con Caiman... había olvidado los motivos por los que dejé de comprarla-leerla... y los he recordado. Qué torpe es Carlos Heredero en su entrevista, insistiendo en aspectos que no tienen interés o resultan manidos ( interpretarlo todo como si fuera una autobiografía frustrada de Erice , lo podemos medio hacer aquí en el foro, pero coño, tú te dedicas a esto o cuando le dice que hay una parte floja... qué poco tacto y sensibilidad! ) , menos mal que Erice tiene paciencia y saber estar y le responde como debe. También ayuda que Víctor ha elegido el sistema de responder por escrito y así afina mas la escritura y resulta mas interesante que si transcribe sus palabras orales( no tiene mucho sentido acudir al directo en una revista impresa, creo que es mejor ese formato de entrevista )
Respecto a la parte que Heredero considera floja ( la entrevista en el plató de televisión ) hay que decir que Erice ha intentado hacer un film popular, su estilo es invisible y quiere llegar a todo el mundo. ¿Qué esperaba Heredero? ¿Mostrarnos un plató desde dentro , con planos forzados o supuestamente originales dotados una escenografía recargada? Erice es lo opuesto a todo eso, no quiere estar nunca por encima de sus imágenes o planos, es mas, ha declarado que si volviera a dirigir sus películas limaría el exceso visual que podrían contener ( en referencia al preciosismo visual de Cuadrado o Alcaine ) , aunque ojo, yo creo que es un error, ambas están perfectas. Pero se quiere despojar cada vez mas de todo eso,
El sol del membrillo ya era un paso grande en ese sentido, y que el propio Erice diga que lo mejor que rodó nunca es ese plano de Torrent asombrada viendo la pantalla de Frankenstein cuando es un momento tecnicamente mejorable ( es cámara al hombro y su rostro está ligeramente desenfocado ) ya nos lo dice todo: para él lo primordial es la emoción contenida en las imágenes, lo demás es secundario.
En su crítica del film mejora un poco Heredero, pero es muchísimo mejor la de Alain Bergala. Carla Simón escribe casi mas un tributo de amor a su cine que una crítica o reseña, bonito sin mas. Guerín se acerca mas a una lectura interesante porque le conoce personalmente y se nota que son sensibilidades parecidas. Los otros dos artículos no los he leído porque hacen referencias cruzadas con
El espíritu de la colmena y quiero revisarla bien.