Mini crónica desde el circuito de Singapur:
En una
calurosa (como
todas aquí) tarde, nos acercamos al circuito en Metro, único medio de transporte recomendable en estos días. Nada mas salir de la estación, aparecemos junto al circuito, apenas a cinco metros de los coches, que ya rugían en la primera tanda de entrenamientos.
Lo primero que pensé es que todos los comentarios sobre el ruido de los turbo eran exagerados. Eso sonaba a gloria (mucho mejor que en televisión), espectacular, con un toque futurista (recordaban a los eléctricos cuando el turbo sopla a tope), al bajar marcha petardeaban como deben. Vamos, que estaba muy contento de estar allí, pensando en lo exagerada que es la gente (me incluyo).
Pero, al terminar la primera tanda, salieron unos F1 clásicos a pista, en una carrera para entretener al personal mientras salían otra vez los F1 "de verdad". Y entonces lo entendí todo, eso
si era ruido. Pasear por el circuito con esas veteranas bestias rodando era como oír a Godzilla rugir mientras destruye la ciudad. Qué diferencia. En ese momento me quedó claro que quien sea que decidió quitar los V8 debería dimitir o por lo menos ser colgado de los pulgares. Hacía mucho tiempo que no veía coches de F1 en vivo y no recordaba esa diferencia tan grande.
Como anécdota, cuando se pegó el piñazo Maldonado, pasó el coche médico y sonaba mucho más que los F1. Lamentable a todas luces.
Muy pocos españoles, pero mucha gente con Ferrari y, sobre todo, con Alonso. Nunca he visto tantas camisetas, banderas y gorras de Asturias juntas.
A ver si podemos ver ganar a
El Grande este fin de semana (de ilusión también se vive), sería el momento perfecto para que mandara un recadito a los de Ferrari, tan ocupados últimamente en meter cizaña en lugar de hacer lo que tendrían que hacer.
Un saludo desde estas calurosas, húmedas y pegajosas tierras. BIBA Alonso.