FANTASMAS DE GOYA, LOS (GOYA'S GHOSTS, MILOS FORMAN, 2006): Primer trabajo del director de fotografía eibarrés Javier Aguirresarobe [AEC] junto a Milos Forman, en un film acerca de las relaciones del pintor español Francisco de Goya con una de sus modelos y un monje de la Santa Inquisición. Rodada en inglés con localizaciones en Madrid (Boadilla del Monte), Segovia y provincia de Toledo, diseño de producción de Patrizia Von Brandenstein ("Amadeus", "Los Intocables de Eliot Ness") y vestuario de Yvonne Blake ("Nicolás y Alejandra"), el argumento de "Goya's Ghosts" ofrece a todo su equipo una magnífica oportunidad de lucimiento personal con la requerida reconstrucción de época, la masiva presencia de extras y la posibilidad de recrear un período anterior a la existencia de la luz eléctrica.
Si en el caso de Von Brandenstein el hecho de contar con un presupuesto inferior al de alguna de sus producciones anteriores compromete su trabajo (al tener que confiar más en localizaciones reales que en decorados construidos en estudio), para Aguirresarobe ello supone una exagerada limitación de captar tomas amplias en cada una de sus secuencias exteriores, confiando generalmente en planos cortos o primeros planos que resultan mayoría especialmente en la segunda mitad del film, cuando los franceses llegan a España y se producen luchas y escenas de masas que desgraciadamente resultan pobres y revelan que "Goya's Ghosts" no es precisamente una superproducción.
Pese a ello, el director de fotografía español no se ve afectado en sus interiores, en los que adopta un estilo naturalista que destaca por un escrupuloso respeto por la dirección de sus fuentes de iluminación, haciendo que sus escenas diurnas estén caracterizadas por una suave, incesante y cálida luz lateral que penetra desde el exterior de las ventanas para sus planos generales y que es modelada mediante unidades de luz fluorescente a la hora de filmar los primeros planos de los actores. En cuanto a los interiores noche, existe un cierto intento de crear la ilusión de que las escenas están realmente iluminadas mediante las velas presentes en pantalla, aunque éstas nunca resultan lo suficientemente intensas y los niveles luz (en torno a T/4, simulando su temperatura de color) sean demasiado altos para resultar creíbles como única fuente de iluminación.
Por ello, quizá resulta más interesante la segunda mitad del film (que transcurre 15 años después que la primera), en la que el contraste es superior y la luz más unidireccional, produciendo un mayor realismo e imágenes menos planas que en la primera parte de la historia. Quizá la elección de objetivos más nítidos que los empleados (Cooke y Angenieux) y una emulsión de mayor contraste que la Kodak 5218 (500T) hubiera producido un aspecto visual más interesante, ya que el resultado final, aún siendo consistente a lo largo de todo el metraje y sobre todo competente en el retrato de la época, deja entrever que con un mayor riesgo y decisión podría haber sido mucho mejor, ya que no solo queda lejos de “Amadeus” o “Valmont” (las dos grandes películas de Forman a nivel visual, fotografiadas por Miroslav Ondricek, ASC), sino que tampoco alcanza a los trabajos más inspirados de Aguirresarobe.