Respuesta: Fotografía Cinematográfica
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Lost in Translation" (Sofia Coppola, 2003, fot: Lance Acord, ASC):
Notable película, ambientada y rodada en Tokyo, ciudad en la que se encuentran en la ficción un veterano actor (Bill Murray), ahora relegado a realizar anuncios para promocionar un whisky japonés y una joven (Scarlett Johansson), casada con un fotógrafo que no parece comprender los sentimientos y problemas por los que sufre su mujer.
La segunda película de la hija del director de "El Padrino" fue la primera de sus (hasta la fecha) dos colaboraciones con el director de fotografía californiano Lance Acord ("Being John Malkovich", "Adaptation"). "Lost in Translation" fue una producción de relativo bajo presupuesto, rodada en localizaciones reales, para la que en un primer momento, los cineastas barajaron la posibilidad de utilizar cámaras HD, a fin de abaratar costes. Sin embargo, finalmente y de forma muy acertada, optaron por rodarla en celuloide, de tal manera que la película resulta enormemente beneficiada de un aspecto muy orgánico que hubiera sido irrealizable con las cámaras digitales de la época.
La fotografía de Acord es destacabilísima, aunque es importante tener en cuenta que se trata de una obra de un perfil muy bajo, pues a pesar de la gran pericia técnica de la que hace gala el operador, prácticamente en ningún momento intenta crear imágenes de gran vistosidad o meramente basadas en los efectos estéticos. Lo que más llama la atención, de manera inmediata, es su uso de niveles de luz realmente bajos, con las ópticas Zeiss
Superspeed (T/1.3) frecuentemente a máxima apertura y una imagen de textura frecuentemente granulada, fruto del empleo de dos emulsiones Kodak que, precisamente, no destacaban por su grano fino: las antiguas 5277 (320T), de bajo contraste y escasa saturación de color, así como la 5263 (500T), de contraste aún menor, más grano y también escasa saturación. La elección de ambas emulsiones (la segunda de ellas raramente utilizada) era muy lógica, puesto que al emplear niveles de luz bajísimos y multitud de fuentes integradas en los decorados, Acord necesitaba emulsiones de amplísima latitud de exposición, capaces de registrar detalle en las zonas de sombra sin sobreexponer en exceso las altas luces. De esta forma, gran parte de sus interiores, incluyendo escenas completas, con primeros planos de los actores incluidos, muestran un enorme grado de subexposición, con algunas luces correctamente expuestas en cada plano y una suave transición luz-sombra que resulta muy natural y agradable, en la línea de la forma de trabajar de un operador contemporáneo como Harris Savides [ASC].
Acord sí que se luce en un buen número de secuencias, no sólo los exteriores nocturnos, rodados con la luz disponible de los neones (y que en sus propias palabras, fueron las tomas filmadas con niveles de luz más altos, de ahí que durante las mismas haya una mayor profundidad de campo, puesto que el diafragma está algo más cerrado), sino sobre todo en las tomas nocturnas y diurnas de Scarlett Johansson junto a la ventana de su hotel, de gran belleza y naturalidad o, sobre todo, todas aquéllas situadas en el hotel por la noche, en las que gracias a su uso de una intensidad de luz muy escasa en los interiores, consigue captar las luces desefoncadas de la ciudad a través de las ventanas, lo cual además de real, resulta muy efectivo de cara a la narración, ya que el espectador interioriza que esos personajes realmente están atrapados en Tokyo. En ningún momento se molesta en embellecer a los actores, que fluyen por los decorados independientemente de la forma en que incida sobre ellos la luz, aunque en determinados momentos sí es posible apreciar cómo Acord ha utilizado expresamente sobre los mismos una luz cálida muy suave a través de bolas chinas, aunque generalmente el recurso está empleado para potenciar invisiblemente el efecto de las lámparas integradas.
Por consiguiente, Acord realiza un trabajo muy bueno en este film, cuyo mayor problema para el operador es que, como le sucediera a John Alcott, Gordon Willis o actualmente le sucede a Harris Savides, está tan integrado en la narración y recurre a tan pocos efectismos que prácticamente pasa desapercibido para el gran público. No obstante, a nivel técnico y narrativo, se trata de una obra no sólo coherente, sino que aporta gran parte de la atmósfera del film -con un buen número de tomas imborrables- y se convierte en un pilar básico del éxito mismo.