Respuesta: Fotografía Cinematográfica
“
Un Dios Salvaje” (
Carnage, Roman Polanski, 2011, fot: Pawel Edelman):
Adaptación de una obra teatral de Yasmina Reza, acerca de dos matrimonios que se reunen en la casa de uno de ellos para llegar a un acuerdo para solucionar una disputa entre sus hijos, que terminó con uno de ellos con dos dientes rotos. Lo que en un principio es una reunión cordial y amistosa, poco a poco se va convirtiendo en una encerrona en la que cada uno de los cuatro personajes dará a conocer lo peor de sí mismo.
Ubicada en Nueva York, pero rodada en estudio en París, por circunstancias obvias tratándose de una película de Roman Polanski, “Carnage” es una película que dentro de la filmografía del realizador franco-polaco, temática y estilísticamente, enlazaría directamente con “Cul-de-Sac” (1966), incluyendo el escenario único, diseñado por el veterano Dean Tavoularis (“The Godfather”), en su regreso al diseño de producción una década después de su último trabajo.
El director de fotografía, como ya viene siendo habitual en Polanski, después de “The Pianist”, “Oliver Twist” y “The Ghost Writer”, es el polaco Pawel Edelman, quien de esta forma se ha convertido en el operador que más trabajos ha rodado para el director, superando los tres del británico Gilbert Taylor [BSC] (“Repulsion”, “MacBeth” y la citada “Cul-de-Sac”). A pesar de los orígenes teatrales de la obra, que permanecen claramente perceptibles en su traslación al guión cinematográfico, tanto el director como el operador se han esforzado en llevar a cabo una puesta en escena que dista mucho de ser un simple teatro filmado.
Como es costumbre en el realizador, el trabajo de cámara favorece focales tendentes al gran angular (en torno al 27 y 32mm), incluso también para los primeros planos, así como formato panorámico, que es aprovechado en su integridad en numerosas ocasiones, no a través de grandes movimientos de cámara ni nada por el estilo, sino dejando que los personajes se repartan por el encuadre o bien que fluyan a través del mismo. Son numerosas las composiciones que incluyen a los cuatro personajes, pero también destaca cómo Polanski, cuando dos personajes discuten entre sí o uno de ellos tiene uno de sus dementes ataques, los aisla del resto, permitiendo así espléndidos momentos actorales y que el público se centre en los mismos, al contrario de lo que sucedería en el escenario teatral. También destacan la elevada profundidad de campo, incluso en ocasiones demasiado elevada (ver al respecto una toma con Jodie Foster en primer plano, a la derecha del encuadre, con John C. Reilly en el otro extremo del encuadre y la ventana tras ellos, con todo tan enfocado que queda extraño), o algunos movimientos de Steadicam cuando los personajes se dirigen al baño de la vivienda.
El trabajo de iluminación de Pawel Edelman es correcto pero, si bien es cierto que el espacio limita la ocasión de mostrar florituras, tampoco parece demasiado interesado en explotar esas escasas posibilidades; además de en unas cuantas luces integradas de escasa intensidad, basa su iluminación en una suave luz lateral que entra por las ventanas, a modo de una única fuente, pero que en todo momento está modelada sobre los rostros de los actores para que incida en ángulos que no resulten demasiado incómodos en cuanto a los niveles de (sub)exposición, cuando los personajes se encuentran a contraluz total. Hacia la mitad de la película, realiza un cambio de iluminación, minorando la intensidad de la luz exterior, que se vuelve algo más azulada, así como potenciando los efectos de la luz de tungsteno del interior, pero no explota el efecto realizando una nueva transición a un efecto completamente nocturno (lo cual es una lástima, puesto que el escenario daba juego para realizar algo similar a lo que hizo Vittorio Storaro [ASC, AIC] en la escena de la plantación francesa de “Apocalypse Now Redux”, lógicamente, salvando las distancias).
En definitiva, se trata de un trabajo que a nivel visual, destaca bastante más por su competente trabajo de cámara, aunque éste tampoco sea un prodigio de inspiración, que por la labor de Edelman con la luz, que es correcta sin más, un poco en la línea de su trabajo anterior en “The Ghost Writer”. Como en aquélla, además, en “Carnage” existen un buen número de tomas en las que el exterior de las ventanas está resuelto con efectos digitales y pantallas verdes, aunque parece que con resultados algo más invisibles. El visionado del máster a 2K ofrece una apropiada calidad, pero nada espectacular. Super 35.