Here it goes:
Normalmente abogo siempre por un estilo definido que recubra toda la estética de la película de principio a fin, dejando, si acaso, el suficiente margen para que la imagen evolucione o se adapte a las circunstancias del relato. Es decir, en mi mundo ideal, me gustan las fotografías con una técnica consistente, lo más perfectas posible, empleando para ello un reducido número de medios (lentes, formatos, emulsiones, etc). No suelen gustarme las películas cuya estructura de grano va dando saltos, el contraste varía o alternan planos de buena calidad con otros que parecen el Super 8 del abuelo. Y si puedo elegir, me gusta la máxima nitidez junto al menor grano posible.
Pero Anthony Dod Mantle [BSC, DFF] contribuye, en mi opinión, con un estilo variopinto y una técnica irregular, a que "Slumdog Millionaire" resulte ser un fresco sugerente, con muchas imágenes de una gran vistosidad y otras que no lo son tanto, pero que todas ellas, buenas y malas, constituyen un conjunto visual cuyo dinamismo e inmediatez destilan una "alegria" que hace que hasta esté de acuerdo con Janusz Kaminski: parece que la película está viva. Efectivamente, el grano va, el grano viene, ahora celuloide, ahora digital, ahora tiro de rollito esteticista, ahora naturalista, ahora voy de elegante, ahora me meto en el fango, pero, de alguna forma, pienso que funciona muy bien. ¿Qué es la fotografía cinematográfica? ¿Para qué sirve? ¿Para alegrarnos la vista o para contribuir a la historia? Mantle, para mí, no sólo contribuye, sino que es parte esencial.
Ahora bien, ni su iluminación es siempre adecuada, ni yo hubiera optado por soluciones técnicas que hacen que la calidad de imagen sea mediocre en el mejor de los casos e incluso defectuosa en otros (yo también he visto las bandas horizontales en el metraje digital, que por otra parte alterna momentos buenos con otros de contraste muy pobre, como durante el concurso), pero en una película como ésta, en que hay circunstancias que son casualidad, otras consecuencia de la voluntad de los personajes y otras que simplemente son, esa disparidad, esa alternancia, esa (casi diría yo) improvisación, es un acierto. A veces, aunque sean excepciones, mezclar sabores a lo loco puede dar lugar a platos que a lo mejor no son exquisitos o simplemente no valen para todos los días, pero no por ello dejan de ser sugerentes y merecedores de ser tenidos en cuenta.
Después de una carrerita por los pasillos, he entrado a ver "The Reader", rodada a medias entre Chris Menges [ASC, BSC] y Roger Deakins [ASC, BSC]. Deakins la comenzó, pero después de una pausa en el rodaje, fue sustituido por Menges, que rodó todo el material con Kate Winslet. Sospecho que muchas otras cosas son también de él, por lo que pienso que Deakins únicamente rodó el material con David Kross en el que no aparece la Winslet, así como seguramente alguna cosilla suelta. Los primeros veinte ó veinticinco minutos de película (con la Winslet todo el rato), me han parecido asombrosos y Menges tarda tres minutos en demostrar por qué "The Reader" ha sido nominada por la Academia, ASC y BAFTA a la mejor fotografía. Lo primero, entrando al galope en la sala después de ver "Slumdog Millionaire", es que la calidad de imagen es tan grande que parece la de una obra en 65mm, en lugar de un simple 1.85:1 con Zeiss Master Primes,
DI y emulsiones Kodak (5218 ó ¿5219?). Pero después, comienza un ejercicio de buen gusto y elegancia en estilo naturalista que es para que se le caiga la baba casi a cualquiera. A Menges -que siempre ha sido un extraordinario fotógrafo de interiores- no le da miedo el contraste, ni la subexposición de los sujetos en primer plano (a lo Willis) y encima se marca unas mezclas de temperaturas de colores cálidos y fríos (la escena en el tranvía
comes to mind) que son para quitarse el sombrero. En esa primera hora, Menges demuestra que juega en otra liga: la de los grandes. Luego viene la alternancia, con material de Deakins que es mejor que el que le hemos visto en "Revolutionary Road" y que se parece más al de "La Duda", aunque sospecho que lo rodó con un menor contraste de lo que vemos y que en el
DI (supongo que íntegramente supervisado por Menges), éste lo ha aumentado para llevar las imágenes a su terreno. La parte final vuelve a ser de Menges, con un estilo aún más crudo, contrastado y frío, a veces demoledor. A falta de ver "Benjamin Button", no es la más llamativa, pero me parece la fotografía del año: técnica y narrativamente perfecta. Si no gana -y no apuesto por ello- es porque no hay un sólo paisajito con el que alegrarse la vista, únicamente estancias, rostros y dramas internos, todos ellos extraordinariamente reflejados por Menges y Deakins.
P.D. JDUG, aún no tengo el
American Cinematographer de febrero; ¿hay algo acerca de "The Reader"? ¿Dicen por qué en el juicio Menges utilizó Cooke S4? Me he quedado
Así que al final he tenido una tarde movidita, con dos películas radicalmente opuestas en tono y fotografía, pero me ha dejado muy satisfecho en su conjunto.