Pues he cumplido con mis deberes, porque he ido también a ver "El Curioso Caso de Benjamin Button". En esta ocasión, por circunstancias ajenas a mi voluntad, no se me ha permitido ir a verla en VOS, pero he tenido la suerte de ser obsequiado con una magnífica copia en 35mm.
He de decir, ante todo, que Claudio Miranda me parece un justo candidato al Oscar. Es muy dificil saber o separar qué es aportación suya (se trata de un operador casi debutante en cine) o qué viene directamente de la mente de David Fincher, pero en cualquier caso, como firmante de la fotografía, pienso que merece la candidatura.
Es cierto que David Fincher siempre ha estado muy influenciado por el estilo de Gordon Willis ("Todos los Hombres del Presidente") o incluso sus derivados (Harris Savides cita, a propósito de la preparación de "The Game", a "Bienvenido Mr. Chance" de Caleb Deschanel como modelo), pero su influencia es más pura estética que intención narrativa. Willis empleó el amarillo, o más bien ámbar, en "El Padrino II", porque le pareció que emocionalmente era un color que respondía muy bien para retratar el pasado. Después, Willis se quejaba que todos los operadores que hacían películas de época, automáticamente empleaban colores cálidos y tonos amarillentos, sin tener claro, en realidad, por qué lo había hecho Willis y qué técnicas, presentes en "El Padrino II", se complementaban junto a ese color para lograr el aspecto final. Fincher, normalmente, emplea el amarillo simplemente porque sí y "Benjamin Button" no es una excepción. Encuentra su justificación en la primera parte del relato en que casi todas las secuencias y estancias estaban iluminadas con lámparas de aceite, pero más adelante no varía apenas las temperaturas de color, porque no le importa tanto su justificación como sus efectos estéticos. Claudio Miranda emplea durante toda la película multitud de fuentes de luz integradas en el decorado (lámparas, bombillas, faroles, etc) pero, a diferencia de Willis, la técnica de hoy en día le permite que dichas luces hagan realmente el trabajo de iluminación, cuando el operador de "El Padrino" debía suplementarlas con una fuente cenital de luz suave, que hacía realmente el trabajo aunque se simulase que partía de las lámparas y demás luces integradas. Como Miranda no ilumina tanto desde arriba, aquí vemos los ojos de los personajes y apreciamos más sus rasgos en muchas escenas. En otras no, porque en lo que parece que Miranda y/o Fincher sí copian a Willis es en su clara tendencia a exponer para los fondos, dejando que los personajes queden oscuros en primer plano con fuertes subexposiciones. Gran parte de la película es así. También, en el estilo del otro ídolo de David Fincher, el fallecido Jordan Cronenweth ("Blade Runner"), todas las escenas diurnas tienen un estilo muy naturalista, siempre con justificación en las ventanas y fuentes naturales, aunque de forma sutil y evitando siempre los haces de luz, haciendo que la luz sea generalmente suave y lateral. El conjunto, suma de imitar en parte a Willis y en parte a Cronenweth, me parece muy bueno, aunque sin chispazos de inspiración que lo eleven aún más alto. Mi momento predilecto sería el plano lateral de Pitt y Blanchett en su encuentro en el hotel. Huelga decir que tienen una luz detrás y no se los ve.
Técnicamente, es cierto que "Benjamin Button" ha pasado intensamente por el quirófano y ha recibido una severa operación a base de CGI, pero ello no resta demasiados puntos, al menos en mi opinión. Muchos fondos son digitales, pero yo únicamente he percibido algunos, o al menos, sólo me he sentido distraído por unos pocos. Han eliminado algo de textura de los rostros de Pitt y Blanchett en determinados momentos para ayudar al maquillaje en su tarea rejuvenecedora y ello se nota, así como se notan las pantallas azules y el estudio en todas las secuencias naúticas o en las puestas de sol, pero también aprecio que gran parte de la fotografía está ahí mismo, delante de la cámara, y que la precisión de los encuadres, o lo acertado de muchos instantes de subexposición, están logrados en el set. El conjunto se acerca a la perfección técnica de "The Reader", aunque ésta sea casi totalmente artesanal y "Benjamin Button" tenga meses de trabajo de post-producción. Me resulta mucho más estimulante lo primero, pero los resultados de la película de Fincher, si bien no son óptimos, son realmente buenos.
Con respecto al rodaje digital, absolutamente nada que objetar. La Thomson Viper Filmstream y la Sony F23 (con Zeiss DigiZooms y DigiPrimes) rinden fenomenal. La copia tenía bastante más detalle y nitidez que el Super 35 habitual y el grano de una emulsión de 100 ASA, a pesar de los bajos niveles de luz de muchas secuencias. Los negros no son tan densos, pero son adecuados. Tampoco he percibido problemas de edge-enhacement, a pesar del sharpening efectuado por Lowry Digital, excepto en alguna secuencia en alta mar. Curiosamente, el material 35mm rodado por Tarsem Singh en la India está degradado de forma que luce peor que el resto del film. Estoy seguro que ningún espectador habrá notado diferencia alguna entre la adquisición digital de esta película y la analógica bien proyectada de cualquier otra, puesto que algunos de los problemas asociados normalemente al vídeo de alta definición (altas luces quemadas, movimiento irreal, falta de textura) desaparecen en un rodaje con iluminación siempre bajo control y una post-producción tan trabajada.
Así que nada, o bien me vuelvo blando, o me ha salido un fin de semana cinematográficamente notable, pues me han gustado tres de las cuatro películas que he visto y ni siquiera sufrí con la cuarta, la de Ronny, aunque su DP sea de lo más mediocre.