Respuesta: FRANKENWEENIE, larga y en stop-motion
Dedicado a Scissors...
Que el género de terror es el favorito de Burton no es nada nuevo. Que su admiración por el stop-motion es patente no es nada nuevo. Así que ni corto ni perezoso va y elige como nuevo proyecto su cortometraje de culto y decide estirarlo hasta convertirlo en un largo y en vez de hacerlo en imagen real opta por recurrir a la animación fotograma a fotograma pero sin dejar ni por un segundo a su estilo feista, rudimentario, rústico pero sobre todo volviendo a sus orígenes donde la sociedad yanki (aunque aquí esté emplazado todo en una Holanda supuestamente idílica) la cual vivía en urbanizaciones acomodadas con jardín, vayas de madera y padres trabajadores mientras los niños acuden a la escuela y las madres atienden el hogar.
Pero en esa felicidad supuestamente gloriosa se encuentra el centro del cual parte el universo particular de Burton: niños solitarios que a pesar de contar con todas las comodidades son incomprendidos (aunque en este caso no será tan acuciante como Vincent). Sin ir más lejos Burton ha decidido volver a sus orígenes, a lo que le dio el renombre o el santo y seña de su estilo particular. Sin ir más lejos el conjunto de referencias a sus filmes es realmente patente como el citado Vincent, su cortometraje Frankenweenie pero también teniendo cabida casos como Pesadilla antes de navidad (del cual recurre a muchos diseños), Eduardo manostijeras o incluso La novia cadáver o el mismísimo Ed Wood, sólo que en menor medida. Pero también tenemos referencias mil a un sinnumero de títulos, géneros y personajes famosos del séptimo arte.
Todo lo que funcionó en el corto está aquí. Todo lo que funciona en sus mejores trabajos y lo que tanto gusta / fascina de su estilo, forma y fondo está aquí. Todo lo que puede llegar a molestar también está aquí. Burton al 100% está aquí. Sin ir más lejos tenemos la soledad del individuo, su incomprensión como esencia al igual que la relación con los padres sólo que esta vez con un tono mucho más rebajado / relajado, su ausencia de la realidad, su fascinación por la ciencia y la posibilidad de crear vida a partir de la muerte (la mayor de las fascinaciones del director) o el sentirse desplazado en un mundo que no lo comprende.
Es un trabajo que fascina por la realización que contiene. Para empezar el tono grotesco es patente, como tanto le gusta a Burton. El feismo por antonomasia está puesto al servicio del consumidor - fan más exigente sin dejar ni por un segundo el estilo tan particular (sin ir más lejos los niños son personificaciones de como el director comprende la fealdad). Y sin dejar a un lado su beneración por Vincent Price. Vía libre también para el terror oriental (esa tortuga gigante), los monstruos de la Universal (los padres y la historia versa a través del universo de Mary Shelley, uno de los niños es idéntico al monstruo de Frankenstein, otro es una especie de Igor, el jorobado y una de las cometas contiene referencia al hombre lobo, al igual que la momia aparece en un guiño perfecto o la perrita acabará semejándose a la novia del monstruo) o el terror de los productos de serie B es realmente patente.
No se puede negar que hay algún momento puntual donde las dos historias distintas (quizás debido también a ese estiramiento de guión) no congenian del todo y acaba resultando forzado pero el que exista ese pequeño error o esa falta de cohesion no significa ni por un segundo que las dos partes diferenciadas no fluyan perfectamente. Mientras tenemos por un lado el mito de Frankenstein en la primera mitad la segunda corresponde a las monster movies donde el despliegue de medios y la utilización de todo el potencial está en perfecto estado donde terror y comedia desmadrada funciona muy bien. Aparte de que el empleo del blanco y negro es magistral y sobre todo convincente.
Elfman vuelve, una vez más, a conseguir una partitura que encaja como un guante, adereza los mejores momentos con unas notas pródigas en aciertos y el conjunto general ofrece planos de indudable calidad (ese cementerio donde los niños irán desenterrando sus mascotas, la niña siniestra y las distintas defecaciones del gato a modo de presagio o la escena final del molino) y demuestra que Burton sigue estando en su pleno apogeo en una técnica que a pesar de ser, en cierta medida, poco original en cuanto a inventiva de diseños no deja de ser un acierto en toda su exposición. Y aunque es cierto que la historia ya existía y el original lo contaba todo, sinceramente, no me molesta en absoluto que me vuelvan a contar lo mismo si va a ser de esta forma. Aún y así es comprensible que esta película no pueda congeniar, cuadrar o cuajar a los más infantes de la casa: no es para ellos.