El día que tuve un millón de euros
MADRID.- Un día tuve un millón de euros. Con una cuenta bancaria acostumbrada al mileurismo habría que preguntar quién se sorprendió más ante tan abultada cifra. Y digo sorprender porque no lo gané; ni con el sudor de mi frente ni con la ayuda de Loterías y Apuestas Generales del Estado, sino que lo pedí y me fue concedido. Me sentí un poco Aladino.
La historia comienza con una conversación, como muchas, entre caña y caña. Obviando el fútbol ante un interlocutor que detesta el deporte rey, nos quedó para charlar el tema laboral. El genio de mi lámpara, llamémosle, Francisco (no es su nombre real) no es un empleado de banca común. Su interés en uno de los motores de la economía es puramente instrumental. Él quiere ser feliz y hacer feliz a los demás.
Entonces, me contó que, en uno de esos ejercicios suyos de altruismo, decidió gastar una pequeña broma a una ex novia suya. Primero, una llamada:
Jasmín (nombre ficticio): ¿Sí?
Francisco: Soy Fran, tengo una sorpresa.
J: Hey, ¿qué tal? Ah sí, ¿cuál?
F: Mira tu cuenta en Caja Madrid
J: Joder, pero ¿qué coño pasa?
F: Soooorpresa
J: Tío estás loco y ahora qué
F: Tranquila, te lo retiro ya.
Después, el hecho. La tal Jasmín vio cómo durante un minuto su cuenta vivió con seis ceros. En un click desde su ordenador de Caja Madrid, Francisco alteró el saldo de Jasmín a su antojo. La hizo rica, que no feliz, aunque le arrancó una sonrisa.
Asombrado, le pregunté si le había resultado difícil. Pero su respuesta, me dejó más atónito todavía: "Si tienes cuenta en Caja Madrid, lo hago contigo cuando quieras".
Dicho y hecho. Fue un instante mágico. Deseé que fuera para siempre. Deseé un coche, un viaje, perderme, abandonar muchas cosas.
Pero como vino se fue. No sólo el millón, también la operación bancaria. Como si no hubiera existido el movimiento. Desde la dirección del Banco Santander aseguran que "es más fácil atracar un banco apunta de pistola que cometer un fraude de este tipo, que el banco reaccionaría a tiempo". Sólo Jerome Kerviel, el broker de Societé Generale, podría poner esa afirmación en duda.
Ni las cajas ni los bancos españoles han querido hacerlo. Desde la propia Caja Madrid, la responsable de prensa, Isabel Moreno, dice "que la seguridad es una política interna que no les interesa comentar". En la homóloga catalana, la Caixa, aseguran algo parecido, "que es un tema muy delicado del que prefieren no hablar", aunque se jactan de haber desarrollado "una de las mejores protecciones contra el 'phishing'".
En tiempos de economía titubeante, de recesión, de desaceleración económica progresiva, de crisis o de lo que cada cual quiera llamar a la situación financiera de nuestro país, es bueno disponer de un genio. Quizás no te permita ser rico, pero, por unos segundos, te permite soñar con ello.