El obreraje de verdad, al que le sale chepa de subirse al andamio, ha detectado la mercancía averiada en el discurso de esta izquierda pandémica. Y ya no digamos de los pucheritos galapagueños de Pablo Iglesias. Andan revirados y les resbala muchísimo que les llamen fascistas desde la SER o nazis desde esas viñetas con esvásticas de Gallego y Rey en El Mundo. Desconfían. Son su propia y auténtica prensa libre. Sus únicos generadores de opinión. Esto lo sabe bien Pablo y de ahí que monte la pantomima. Hasta hará la cabra subido a un taburete en lo que queda de campaña. Apuesten conmigo lo que quieran a que todavía vamos a ver a más de una estrella del establishment mediático patrio sacarse un pechito, o los dos, para intentar consolarlo. Ea, ea, Pablito, duérmete ya o viene el FASCISMO y te comerá.