Respuesta: Howard Winchester Hawks.
Para todos aquellos que la disfrutaron la primera vez como yo.
Segundas oportunidades siempre vienen bien.
Después del fracaso económico que supuso "Tierra de faraones" Hawks tardó unos cuatro años en ponerse tras la cámara. Y mirando bien la trama de "Río bravo" uno incluso puede ver cierta simbología con su persona: "no necesito a nadie para superar un bache, puedo levantarme y puedo seguir siendo el que era". Más allá de teorías, el filme (según los historiadores y críticos) puede verse como la otra cara de la moneda del clásico por antonomasia "Sólo ante el peligro" de Fred Zinnemann. Así como en aquella el sheriff interpretado por Gary Cooper reclamaba ayuda a las gentes del pueblo y nadie se la ofrecía aquí sucede al revés: la gente del pueblo se ofrece al sheriff, un irascible, duro y confiado John Wayne en uno de sus clásicos roles pero él no la acepta pues cree poseer la capacidad de hacer frente a cualquier problema que surja o se presente. Pero claro, estamos hablando de Hawks, el rey de la amistad, el compadreo, el sacrificio, la entrega y la hombría entre iguales a pesar de contar con una serie de problemas físicos, psíquicos y emocionales.
Para empezar "Río Bravo" cuenta con un guión conciso. Los primeros minutos, sin un sólo diálogo, todo exposición, logra poner sobre la mesa todos y cada uno de los elementos que darán forma a la historia y su cómputo de subtramas. Por un lado contamos con Dean Martin, un borracho caído en desgracia, un hombre que se rebaja a ser humillado por una moneda (el gesto de lanzarla al interior de una escupidera y que Martin no le importe recogerla por tal de pagarse un trago es toda una declaración de intenciones). En el momento justo aparecerá Wayne, sinónimo de confianza en sí mismo, el hombre que no duda, el hombre que no teme, el héroe implacable y el amigo de sus amigos como suele suceder en la filmografía de Hawks, donde la amistad está por encima de todo, y que aparecerá para demostrar que estará ahí siempre.
Pero el giro argumental no se queda sólo en ese hombre que no le importa ser humillado. Que Wayne aparezca demuestra, una vez más, como Hawks confía en las segundas (y terceras) oportunidades. Martin es ayudante del Sheriff. Algo que en principio no tiene mayor importancia pero es una de las mini historias que da mayor valor y profundidad a la ecuación. El tercer elemento que demuestra las desgracias humanas es el tercer ayudante del Sheriff: Walter Brennan, un viejo tullido al cual nadie emplearía por ser precisamente un viejo tullido pero que Wayne decide darle trabajo, dándole el respeto y la validez que tanto necesita. Un personaje entrañable, amigable, cascarrabias y gruñón pero símbolo perfecto de cómo convertirse en un imprescindible cuando menos se lo espera uno. Porque no hay mejor momento que resuma la amistad, el cariño y el respecto profesado que cuando Wayne besa la calva de Brennan en un arranque de sinceridad afectuosa. Creo que esa escena lo resume todo.
Claro está, esto no sería un western sino hubiesen esbirros que tirotear, villanos que custodiar y pueblos que defender. Hawks, como comentaba antes, recurre a la clásica historia donde el malo de la película es encarcelado por matar a traición (previo paso de recibir un golpe de escopeta que acaba convirtiéndose en icónico junto con un giro de Wayne que se convierte en un broche de oro genial). Y como siempre suele suceder los matones a sueldo y los secuaces que cobran en oro comandados por el auténtico villano de la función (el hermano del preso) irán sitiando y cercando la cárcel, lugar perenne sinónimo de desventaja, para deparar un duelo final digno de aplauso por su espectacularidad, su realización y ejecución del cual hablaré más adelante.
Pero también hay lugar al amor. Si "Mejor... imposible" necesitaba un punto de partida o un eco en la cinematografía se encuentra aquí. Wayne como ese hombre rudo enamorándose de la joven Angie Dickinson creando así la clásica guerra de sexos y a su vez marcando las pautas para un romance que irá creciendo paso a paso (aunque el momento donde Dickinson acaba borracha resulta un poco infantil y un tanto chirriante, siendo la cara amable o divertida en contraposición a la cara oscura y amarga del alcoholismo de Dean Martin), siendo también un claro ejemplo que no todo es blanco o negro al ser la historia de Angie muy similar al romance frustrado y causante del alcoholismo de Martin causando cierto recelo y resquemor. Desde luego Hawks era único para convertir pequeñas historias en todo un mundo, logrando altas cotas de calidad y precisión para hacer funcionar sin apenas aristas o puntos flacos.
Como recalcaba, el contrapunto a "Sólo ante el peligro" es que Hawks consigue que el héroe de la función, a pesar de no querer contar con ayuda alguna, sean los acontecimientos los que fuercen y consigan que el grupo de desafortunados tomen rumbo hacia un lugar común, demostrando una vez más el poder de la amistad y el contar con la ayuda del compañero. Y eso se demuestra en el duelo final, donde la aparición por sorpresa del menos indicado es otro de los juegos de dirección perfectos de Howard, consiguiendo que sea uno de los momentos más logrados (aparte de redondearlo todo con explosiones, tiroteos, duelos, frases ingeniosas y ante todo camaradería en estado de gracia: nunca lanzar barrenos para inmolarlo todo había sido tan divertido y agradecido).
Hawks rueda con soltura todos y cada uno de los géneros que aquí se reúnen como el western, el drama, la comedia, la aventura y dirige con acierto momentos de lucidez incandescente como el momento donde Martin confía en sí mismo resarciéndose de su pozo de autodestrucción al dar caza a uno de los forajidos en el bar (con una realización perfecta de tensión y drama al mismo tiempo) o los momentos íntimos en la cárcel donde el tono claustrofóbico y a su vez desgarrador ante la desgracia de Martin con la botella consiguen fortalecer un guión férreo y conseguido o el acertado ritmo para la emboscada ante el bar. Si a eso le añadimos el empleo de Ricky Nelson, un cantante pop de la época, que acabaría atrayendo a las masas jóvenes y reencontrándose tanto con Hawks como con el género del western en particular lograron un ejercicio redondo. Claro está si juntamos a dos cantantes es imposible que la canción melódica a dos voces (con armónica de fondo) no tarde en aparecer.