Como anécdota curiosa. En el software médico que desarrollábamos, un cliente importante, con bastantes clínicas, nos pidió (exigió más bien), una característica que para el era "vital". No podía trabajar sin ella. Le asigné un programador, se tiró un par de meses a full implementándola, y en cuanto estuvo lista, se la mandé cagando leches porque ya se estaba quejando amargamente y amenazando con cambiar de programa.
Al dia siguiente, me llamó, muy agradecido. Esto es otra cosa, ahora si que estoy contento, muchas gracias, ya podemos trabajar.
Vale, me olvidé del asunto.
Al cabo de dos meses, otro cliente me pide algo parecido, así que le mando el ejecutable modificado (aún no lo habíamos lanzado al púiblico general), y al dia siguiente me llama. Oye, que esto no funciona. Le dices que lo haga (era un tema relacionado con imágenes), y no hace nada. Se lo comento al programador, lo revisa... y efectivamente no hace nada. Se le había olvidado desmarcar parte del código como anotación mientras depuraba.
Llamo al cliente original, le digo que como va la modificación, me dice que estupendamente, que nos ha puesto una valoración super positiva en el blog del Colegio, que todo fenomenal... Le digo que si puede entrar y probar una imgen y decirme si el procesado es correcto, lo hace y... ¡Anda, Manuel, pero si no funciona!.
Casi tres meses después de esa modificación "imprescindible para trabajar", que por lo visto no había necesitado hasta entonces.
Así son los usuarios probando código.