Respuesta: John Mctiernan
"Comando", la ochentera película de acción interpretada por Schwarzenegger tuvo un éxito considerable, cuando los años ochenta fueron caldo de cultivo de los action hero hiper musculados y metralletas a mil por hora. De ahí que se tuviese en mente hacer una secuela consecuente. El guión no era otro que lo que acontece en "La jungla de cristal" pero entre pitos y flautas, Arnold declinó la oferta. Se le pasó el guión a varios actores del género como Stallone, Gibson o Ford pero todos se decantaron por otros títulos hasta acabar en la figura semi desconocida en el mundo del cine (no así de la televisión) Bruce Willis pues sus trabajos anteriores procedían de la mano de Blake Edwards.
Con guión de Steven E. de Souza, uno de los cerebros de gran parte del cine de acción de los 80 y 90 y basándose en la novela de Roderick Thorp "Nada dura para siempre" la película acabó convirtiéndose de la noche a la mañana y para el resto de la historia en todo un referente de como hacer y conseguir un magistral filme de acción y suspense sin caer en la parodia o pasar de moda en pocos años consiguientes. Fue tal el calibre de esta pieza clave de los 80 que se convirtió en un filme imitado hasta la saciedad.
"Jungla de cristal" surgió en el punto necesario de la historia del género de acción pues éste estaba en un punto de casi no retorno. McTiernan logró ofrecer un héroe que sufría, sangraba, lloraba, soltaba chascarrillos que funcionaban (y lo siguen haciendo convirtiéndose en frases recitadas y grabadas a fuego en la memoria colectiva del momento) y sobre todo daba la talla como ese héroe anónimo ante circunstancias adversas y lograba reducir a los malos de una forma más inteligente pero sin dejar a un lado la acción pura y dura que tan bien funciona en las manos adecuadas. Su figura del hombre descalzo, camiseta de tirantes y pies sangrantes se convirtió en todo un icono que le haría famoso por ello.
Empezando por un guión milimetrado, paulatino pero sobre todo sin dejar ni un segundo de respiro pero sin caer en el exceso. Y el que hay es consecuente con la propuesta del momento y la escena. Concatenación de set pieces perfectas es imposible seleccionar una. Centrando toda la acción y el suspense en el interior de un edificio el montaje resulta perfecto, matizando la sensación de soledad por parte de McLane pero a su vez un laberíntico lugar de escapismo y claustrofobia sin degenerar absurdas situaciones. Todo lo que acontece es verosímil aún envolviéndolo en una espectacular fuga constante.
Con un guión eficaz y una exposición milimétrica, McTiernan consiguió labrarse el reputado sobrenombre de ser uno de los mejores directores del género. Lo que más sorprende a día de hoy es su montaje, que no escatima en darle un empaque potente, conseguido y a pesar de contener algunas cosas que a día de hoy chirrían como puede ser la aparición forzada del secundario rubio al final del metraje a modo de redención para el personaje Reginald VelJohnson (un personaje entrañable a fin de cuentas y colocado como personaje liviano y amistoso para la soledad de McLane) o un exceso de idiotizar en demasía a toda la autoridad para ensalzar las dotes deductivas e intuitivas del personaje principal pero esto tampoco es nuevo en el género.
McTiernan demuestra unas dotes perfectas en el uso de la cámara como ya consiguió en su obra anterior "Depredador" consiguiendo darle a un ascensor, una sala de máquinas, una azotea o un despacho la dosis necesaria de epicidad urbana convirtiendo cada escenario en un lugar magnífico para una set piece perfecta. Escenas como las que acorralan a McLane debajo de la mesa, la fuga por el hueco del ascensor, la escapada por los cristales descubriendo que el personaje está malherido o la escena final en lo alto del edificio con Gruber saltando al vacío son proezas de alguien que sabe manejar la exposición, el encuadre y la cámara sin caer en un artificio que pueda sonar impostado, dejando que todo fluya como es debido.
Pero lo que más me llama la atención, aparte de como está realizada, es la química que hay entre héroe y villano. Es pura simetría. Desde luego no podía haber caído en mejor intérprete que Alan Rickman. Procedente del teatro, Rickman consiguió darle a su Hans Gruber la sofisticación, elegancia, culto / refinado pero letalmente eficaz. Los diálogos que se procesan y la calidad de los mismos, a pesar de ser los típicos de este tipo de películas, demuestran que siempre hay distinciones. Y a pesar de contar con los clásicos villanos de gatillo fácil y pose impaciente es interesante que la propuesta fuese hacerse pasar por terroristas para acabar siendo meros ladrones.
El resto es ya historia. Consiguiendo 4 nominaciones de la Academia (Efectos de sonido, sonido, efectos visuales, montaje) "Die Hard" se convirtió en todo un referente, un filme de culto por derecho propio y desde luego demuestra ser uno de los mejores títulos del género a día de hoy haciendo historia para la posteridad y consiguiendo uno de los héroes de acción más interesantes y conseguidos del 7º arte porque no hay nada como ver sufrir a Bruce Willis y salir airoso en el intento.