No estoy de acuerdo. A mí me enseñan que nuestra obligación es perseguir la verdad. Claro, que alguien en un momento dado, y no solo el periodismo pensó: ¿para qué perseguir la verdad si puedes inventarla? A mí me hablan de honestidad, de rigor... Pero ves que Marhuenda es profesor universitario y además dirige un periódico.
Pero estoy sacando las patitas del tiesto. Estamos de acuerdo en que nuestro sistema de garantías judiciales tiene uno de sus pilares en la presunción de inocencia ¿no? Bajo ese prisma, la idea es que se me demuestre que ese hombre es culpable. No tengo que presentar pruebas por las que ese hombre es inocente, sino que la idea es al contrario. Yo creo que es culpable. No se de qué exactamente pero culpable. Me quedaría de momento con la desaparición de sus hijos.
Bien, presentáis pruebas de culpabilidad surgidas del gallinero de Espejo Público (con todos mis respetos). Barbacoas, huesos, que no fue acompañado, y que miente. En algunos círculos, y me parece razonable, se duda de la capacidad para hacer un horno crematorio al aire libre. No obstante esperaré ver lo que dicen los distintos peritos que tengan un conocimiento más experto que el mío en la capacidad de generar esas temperaturas en un descampado. Otra prueba como decís de culpabilidad es las mentiras y las contradicciones. Hasta donde yo se, mentir o contradecirse no significa culpable. Y no se si el siendo acusado, tendrán sus declaraciones algún tipo de sanción punitiva. Pero también, comprenderéis que el mentir, o generar confusión también puede ser una interesante estrategia de defensa. En primer lugar porque siembra confusión sobre cual es la verdad. Tener cada día una historia que contar al respecto dificulta el esclarecimiento, desvía recursos policiales a otras posibles pistas... Después, veremos en el juicio si se rompió o no la cadena de custodia de los huesos. No obstante, el primer y último informe me parecen un tanto delirantes.