La follasobrinos se tenía que haber quedado en los reinos aquellos del sur, los reinos libres de los esclavos.
Habría sido lo único inteligente y lo único que le hubiera dado posibilidades de sobrevivir a largo plazo. Algo que hasta ahora muchos pasaron por alto: Danenerys es una extranjera. Ella no es de los Siete reinos, no conoce sus costumbres, no tiene ni idea de reinar, gestionar, dirigir, no sabe cómo funciona la política. Su carisma está basado en un misticismo cuasi religioso, el peor, el más inestable de todos, el más proclive a la corrupción. De hecho en los primeros libros y en las primeras temporadas, ella desconocía el motivo de la rebelión de Robert. Creía que los Targaryen eran gobernantes justos despojados de su reino por traición y sin motivo. Vamos, que no tenía ni bendita idea de cómo era el mundo, una niña a la que le han contado solo lo que que debe saber, quitándole de delante todo lo desagradable.
Esa ignorancia, junto a un exceso de confianza en sí misma totalmente injustificado, la ha conducido inexorablemente al camino de la locura.
En los reinos aquellos tenía una posibilidad. Fijaos, que tenía a su favor:
-Tres dragones. Única persona en el mundo que los tenía.
-Los soldados esos de los caballos, los ejércitos de su marido muerto
-Los inmaculados, un ejército, intacto
-Varios aliados firmes que estaban con ella por ella y hasta el final, como Jorah o la Missandrei, como se escriba.
De todo eso, solo le queda una sombra. Todo menguado y mutilado. Si con todo ese poderío se hubiera quedado en el sur... si se hubiera afianzado allí, su fama de liberar a los esclavos y su estatus de la madre de dragones, le habrían permitido crear un culto a su personalidad y a su linaje. Podría haber ido conquistando esos reinos libres, liberando a los esclavos, creando un ejército, adiestrándolo, armándolo y mejorándolo. Habría podido crear su propio reino, de hecho. Y en un futuro, quizás, un heredero suyo habría podido poner los ojos, y hasta las manos, en los Siete reinos.
Dany nunca tuvo ninguna posibilidad real, en un mundo mínimamente coherente. Por supuesto, esto es fantasía. Campesinos iletrados, valiéndose tan solo de su sentido del deber, destruyen anillos mágicos en las narices de ejércitos y semidioses. Un puñado de críos en edad escolar sobreviven a encuentros con grupos de asesinos entrenados que les doblan en experiencia y poder. Las novelas de Dragonlace y Reinos olvidados están llenas de licencias de todo tipo, de villanos intocables vencidos en el último minuto, cómo y por quien menos se espera; de planes imposibles que triunfan por una combinación de factores que pueden resumirse en uno: que al autor le sale de las mismísimas narices, Y PUNTO EN BOCA.
Si Dany se hubiera quedado en los reinos del sur, le habría ido mejor. Debió aprender de la experiencia con Viserys, su hermano, que solo tenía ojos para el trono de hierro y acabó perdiendo toda perspectiva del mundo que le rodeaba, y pagando por ello. Si Dany hubiera sido inteligente, no habría caído en el mismo error.