Pues después de 2 años en stand by esta noche he cazado Thor y desde luego mejora bastante el revisionado. No es la panacea pero sí funciona más que la primera vez. Allá voy...
Puede resultar extraño una vez acaba la película que fuese Brannagh el director escogido para esta tarea a la hora de trasladar a la gran pantalla al personaje de Thor. Pero bien mirado, analizando fríamente lo expuesto, esto no dista de un entramado que Shakespeare hubiese contemplado con cierto interés e incluso, creo, podría haber llegado a satisfacerle. No hay nada que no hayamos contemplado previamente en su currículum y como todos sabemos, el director todo lo que huela o recuerde a la obra del dramaturgo meterá la mano y moverá la cámara. Thor podría pasar por una película al uso (y lo es). No dista de todas las piezas Marvel que conjugan un puzzle que termina en Los vengadores. Y aún así sigue con todas las secuelas que han de venir.
Lo que en principio pareció una tomadura de pelo, una broma de mal gusto, una fatídica puesta al día de todas esas películas donde el héroe de la función, perteneciente a un mundo fantástico, es trasladado a la tierra, como ya acontecía en casos como "Hércules en Nueva York", "Masters del Universo" o incluso "El señor de las bestias 2" entre otras muchas ahora uno comprende que en parte, como elemento clave para la trama, era necesario. La pena es que no fueron las maneras correctas ni mucho menos. Vayamos por partes. Para empezar "Thor", como película, es un clásico ejemplo de tragedia griega. El dios del trueno, Thor, un ser vanidoso, egocéntrico, egoísta y ensimismado es enviado a la tierra como castigo y lección. Un despojo de todos sus poderes y pasando de ser un dios a convertirse en un simple mortal. Una forma drástica para ejemplificar que desprovisto de su dominio y control acabará por convertirse en un ser marginado, un ser despreciado y a su vez un hombre. Mortal. Pasando del Olimpo elitista a la América profunda de paletos en un pueblo de mala muerte.
La primera parte es un prodigio narrativo y argumental que conjuga y resume perfectamente lo que a Shakespeare siempre le atrajo: traiciones, engaños, tramas palaciegas, amores paterno filiales y a su vez falsedades y complejos de superioridad entre hermanos con villanía intrínseca que Branagh narra con soltura y sin desfallecer en el intento. Con un diseño de producción kitch que el Dino de Laurentiis de "Flash Gordon" o el David Lynch de "Dune" aplaudirían sin pensarlo dos veces, "Thor" conjuga la poesía visual junto con la espectacularidad de la fantasía épica (casi medieval) donde mundos chocan y luchan por el poder establecido. La batalla contra los gigantes del hielo, briosa y cargada de acción bien expuesta, funciona como efectivo juego y punto liviano dentro del entramado en lo que a Loki concierne confiriendo uno de los personajes más interesantes que cualquier psicólogo desearía tratar en su consulta.
El fallo viene, precisamente, cuando todo lo que concierne a la vida en el mundo de los dioses inmortales pasa a un segundo plano y Thor, como simple mortal, entabla relación con una humana, científica para más inri (por eso de choque de creencias) y convertir la historia en un romance de quinceañeros sin sustancia, humor para dummies (la amiga de ella es quien rompe el tono en todo momento) y la subtrama Shield, aunque necesaria, está encajada de forma forzada. Es como contemplar dos historias completamente distintas en un mismo filme que a base de esfuerzo uno intenta aceptarlas aunque pesen en el conjunto. El mayor fallo es dejar abandonado algo tan interesante y eficaz como la primera parte y querer conjugarlo con todo lo referente a la segunda parte, menos interesante, menos llamativa y por tanto menos eficaz.
Pero aún así "Thor" es una película que funciona mejor por partes que en su conjunto. Pues aunque momentos acertados los tiene como la irrupción de los gigantes de hielo en la coronación de Thor, éste intentando hacerse con su martillo en el campamento militar, la humanización del protagonista al servir el desayuno a sus nuevos amigos, el intento de Thor de sacar el martillo de la tierra como si de un rey Arturo se tratase, la batalla final entre los dos hermanos donde los egos y la imposibilidad de una vuelta atrás o la destrucción del puente - el plano del martillo en el pecho de Loki es el mejor de todos - como conjunto resulta un tanto irregular y no tan eficaz como Branagh creyó o podía parecerle. Lo más interesante de la propuesta es como el dorado refleja el esplendor de una época y un momento frente al negro que asola el lugar cuando Loki domina Asgard. Interesante contraste de colores y que resume perfectamente la propuesta/idea de la película.
Chris Hemsworth intenta ser convincente como protagonista y resulta bastante acertado en su rol de hombre engreído y endiosado al igual que Tom Hiddleston funciona a la perfección como ese traidor, estratega, falso y conspiranoico hijo adoptivo que no duda en traicionar todo lo que le rodea con tal de tener el poder absoluto demostrando que la sangre de su pueblo corre por sus venas (heladas). Hopkins correcto como siempre y Idris Elba resulta ser un personaje eficaz en todas y cada una de sus apariciones. El resto del elenco es completamente innecesario aunque no moleste del todo (Portman no da la talla como amante del héroe por más que Hollywood lo intente). Pero desde luego reconozco que el tiempo deja que la película se aposente como algo más que aceptable y sin resultar tan monstruosa como se le pudo tildar en un principio.