Re: La chuminada de CIMINO
Como comentaba en otro foro...
...estoy que exploto de emociones:
Aún no la he acabado, llevo la mitad y, madre mía, por qué la cinefilia de la época no puso esto al nivel del padrino? o de tantas otras? La cinefilia va muy de Vicente, donde va la gente. Es algo triste.
Me cuesta entenderlo, ya sólo cómo empieza en la universidad, con ese discurso transgresor de Hurt y ese juego de miradas con Kris y sus novietas, me parece mejor que todo el cine de lo que llevamos de siglo.
Lo que más me ha escamado es el trabajo de figuración. Estamos hablando de cientos de personas en encuadres rodados durante muchas horas. Me imagino ese tortuoso rodaje y me traslada de la película. Me puede.
Estoy borracho de tanto cine.
La presentación de Christopher Walken está entre las mejores que he visto, lo digo sin arquear la ceja..., con esa silueta en la sábana.
Y la llegada de tito Kris en el tren, con mil figurantes actuando tan bien como los protas, me deja loco. Por no hablar de la desfiguración a ostias al pobre inmigrante (qué visión) y la intervención natural y fuera de efectismo del señor Kris.
Vaya obra. Vaya conjunto de monumentos.
Bien, he avanzado hasta, precisamente, la mejor secuencia de la historia del cine (varios en youtube comparten, el baile con el violín).
De verdad, es como sentir que descubres algo muy grande tarde y que a todo el mundo le queda por descubrirlo. Esa pelea de gallos metafórica con toda la prole. El cada vez más acusado estilo de Kris. La increíble relación que se han sacado ahora de la manga entre Walken, Kris y su interesantísima puta.
Porque Cimino se calza giros de guión como Shyamalan pero sin golpes de música. De una secuencia a otra la mujer de Kris pasa a ser regente de una casa de putas y puta practicante..., cuando Cimino nos había hecho llorar con la relación pura entre los dos . Que no deja de serlo, pero con una naturalidad que supera a nuestros tiempos.
Porque Cimino hace una película que parece visionaria y a mí se me antoja verista. Gente en pelotas por la calle, ¿por qué no? En el oeste también podía haber locuras, ya está bien de aguantarnos el corsé.
Y ése Jeff Bridges con esa mirada en la pelea de gallos, sabiendo que la gente va a matarse sí o sí (y eso que no he visto lo que viene, pero vamos...). Esos capitalistas terratenientes que con un susurro son los más hijos de puta de la nación.
Y, por supuesto, esa secuencia. Ese baile de violín, con ese tonteo inocente de Bridges y, sobre todo, ese baile donde LA GENTE DESAPARECE. LA GENTE DESAPARECE, JODER.
Y cada vez que suena la partitura por detrás a mí se me ponen los pelos de punta.
Y luego tiene la virtud, que no vamos a explicar el por qué para no estropearlo con tecnicismos, de llevarnos en cada plano a una especie de ente cinematográfico donde la ficción desaparece.
Porque una nube de Cimino es más nube que una nube del norte de España, que ya son.
Una película gloriosa y uno de los templos cinematográficos más grandes que me he echado en cara, al nivel de Lawrence de Arabia y tantas otras. Es como si Cimino hubiera querido reinventar la cinematografía en cada movimiento.
Y me quedan dos horas. Y no quiero que se acabe.