Protector Universal de Todos los Indios
En septiembre de 1515 Bartolomé de Las Casas embarcó rumbo a Sevilla junto con fray Antonio de Montesinos. Los frailes llegaron a Sevilla el
6 de octubre. Allí visitaron el Convento dominico de San Pablo y Montesinos le presentó a sus superiores, que se mostraron encantados de ayudarle y le recomendaron al
arzobispo de Sevilla, fray
Diego de Deza, hombre que había ayudado a Colón a descubrir Las Indias. Diego de Deza, cercano al monarca, recibió la visita de Las Casas que le contó la situación de los indios, y Deza decidió ayudarlo. Le aconsejó que se entreviste con el rey Fernando el Católico y le entregó una carta de recomendación. Las Casas se encaminó a
Plasencia, donde en ese momento se encontraba la Corte. Gracias a las gestiones del dominico y confesor del monarca,
Tomás Matienzo, logró entrevistarse con el rey. Sin embargo el rey estaba muy enfermo, tumbado en la cama, y le dijo que deberá aplazar la decisión para más adelante.
Posteriormente se entrevistó con
Juan Rodríguez de Fonseca, que, cuando escuchó su alegato, le dijo que a él no le importaba en absoluto y que él era un necio por preocuparse por eso. El rey Fernando tenía previsto viajar a Sevilla y Deza arregló otro encuentro entre el monarca y Las Casas, sin embargo, el monarca falleció por el camino en el pueblo extremeño de
Madrigalejo. Antes de morir entregó la
regencia al
cardenal fray Francisco Jiménez Cisneros,
Arzobispo de Toledo. Las Casas preparó un texto para Cisneros y otro para
Adriano de Utrecht, que era el tutor del príncipe Carlos, el futuro
emperador Carlos V.
Cisneros le prestó toda su atención a Las Casas, escuchándole varias veces. Y Adriano también dio buena cuenta de sus escritos remitiéndoselos al regente. En presencia de Cisneros, los partidarios de Conchillos se pusieron en evidencia porque, durante la lectura en voz alta de las leyes proclamadas tras la junta de Burgos, omitieron decir que todos los indios que trabajan en las granjas merecían una libra de carne cada ocho días y en las fiestas.
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En
1516 Las Casas escribió su
Memorial de los Agravios, de los Remedios y de las Denuncias, que provocó la sustitución de Fonseca por el Obispo de Ávila,
Francisco Ruiz, y de Conchillos por el secretario
Jorge de Baracaldo. El acceso al trono de Carlos V permitió a Las Casas ser escuchado en la corte, de manera que la Corona le encargó un plan de colonización en Tierra Firme según sus propuestas.
En abril, Cisneros determinó enviar a tres
frailes jerónimos para ejercer la gobernación de La Española. Las Casas fue comisionado consejero de los frailes y se le nombró
Procurador o protector universal de todos los indios de las Indias,
8 26 cargo similar al de
Ombudsman de
Suecia que fue instituido a principios del
siglo XIX.
Bartolomé de Las Casas fue, desde ese momento, protector de los indios en las islas La Española, Cuba,
San Juan y Jamaica, así como en
tierra firme, en referencia al
continente americano. Su misión era informar a los padres jerónimos o al resto de personas que entendiesen de ello de la salud e integridad de los indios. El Almirante y jueces de apelación mandados debían guardar ese poder de Bartolomé, y las desobediencias a él se castigarían con el pago de 10 000 maravedíes.
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