El problema es que para que el Estado haga esas concesiones y reformas, haría falta algo que se ha roto completamente: confianza. ¿Cómo sabe el gobierno y esa mayoría parlamentaria que dentro de diez años, tras haber concedido un cupo como el vasco (vade retro), un blindaje de competencias, más poder, más dinero, etc. a los nacionalistas, éstos no volverán a echarse al monte? Lo peor es que la respuesta no es "no lo saben", es "sabemos que lo van a volver a hacer".
Ninguna reforma de calado es posible si no existe una confianza entre las partes y un mínimo de lealtad institucional. Se ha demostrado que lo segundo no existe, así que lo primero es imposible.
No han conseguido la independencia de Cataluña, pero sí romper España; esa ruptura todavía no es evidente, pero está ahí y va a ser muy difícil (yo diría que imposible) de arreglar.