Hablan los compañeros del Mayor Trapero: “Está hundido”
Hay días que no acude al despacho, cada vez se relaciona menos con el resto de mossos y sus abogados le han advertido del difícil futuro procesal que le espera
Josep Lluis Trapero eludió de nuevo, el pasado viernes, su ingreso en la cárcel. La juez de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela, descartó aplicarle la prisión provisional pese a los documentos que le vinculan directamente con la organización del 1-O. Pese a ello, el Mayor de los Mossos no está pasando, precisamente, por su mejor momento: sus compañeros le ven “hundido”.
Ya nada es igual para el que fue el comisario con más prestigio dentro de los Mossos d’ Esquadra. Desde su cese tras la aplicación del 155, el Mayor Trapero se ha visto relegado a tareas administrativas dentro del Cuerpo. Una nueva realidad a la que pareció adaptarse en un primer momento pero que en los últimos meses le está pasando factura.
En las primeras semanas después de su cese, “se hacía notar”, tanto cuando acudía a su despacho en Egara, la sede central de la policía autonómica en Sabadell, como cuando decidía trabajar en la comisaría de Les Corts en Barcelona: “Saludaba a todo el mundo y hablaba mucho por teléfono”. Se mostraba muy activo y extrovertido. Su comportamiento ahora es totalmente diferente.
Se ausenta varios días y no se relaciona con el resto
Según explican a El Confidencial Digital agentes que trabajan en las dos dependencias del Cuerpo en las que Trapero conserva despacho, el todavía Mayor de los Mossos “está muy mal anímicamente”. Se le ve ‘tocado’ y como ausente. De un tiempo a esta parte, ha adoptado un perfil bajo para no llamar la atención entre sus propios compañeros.
Las mismas fuentes señalan que “todo el trabajo que le pasan es administrativo, con la idea de que lo haga desde casa y ni se pase por su despacho”. Un objetivo, este último, que la actual cúpula de los Mossos está consiguiendo poco a poco: “Cada vez se ausenta más veces. No le gusta lo que hace, no quiere estar aquí en estas condiciones. Y se le nota”.
En este sentido, sus propios compañeros explican que Trapero es consciente de que, en estos momentos, no tiene ningún puesto de mando a pesar de conservar el rango de Mayor –que es vitalicio- y eso le tiene martirizado: “La gente le sigue saludando, pero él es consciente de que ha perdido todo el poder que tenía hace tan solo unos meses”.
Los mossos que han tratado personalmente a Trapero explican que, antes de ser cesado, “era una persona carismática, todos le seguían y le valoraban”. Esa percepción no ha cambiado. De hecho varios despachos del Departamento de Interior tienen pegadas en las paredes fotos con su rostro. Pero “a él no le llegan esos apoyos, y lo está notando”.
Siente que su carrera ha acabado
Por si esto fuera poco, el que fuera máximo responsable de la policía autonómica considera que la aplicación del 155 le ha convertido en un “agente inútil”, que no puede aplicar sus conocimientos para garantizar la seguridad en Cataluña. Esa sensación va a más, teniendo en cuenta su situación actual dentro del Cuerpo.
Las fuentes consultadas por ECD explican que Trapero empieza a asumir que “su carrera está acabada”. Es consciente de que su vuelta a la Jefatura es, a día de hoy, una quimera, incluso si hay nuevo Govern en Cataluña: “Nadie se la va a jugar por él después de todo lo que ha pasado en los últimos meses y habiendo gente aún en prisión”.
Así las cosas, Trapero empieza a marcar distancias con el que ha sido su trabajo durante los últimos 30 años, aunque tampoco quiere renunciar: “No sabe qué va a ser de él a corto plazo y tampoco se plantea nuevos objetivos”.
Un difícil futuro procesal
Las incógnitas profesionales se agravan cuando se alude al difícil futuro procesal que le espera. La Fiscalía lleva meses pidiendo su ingreso en prisión provisional por un delito de sedición y, aunque la juez Llanera de momento no ha escuchado esas solicitudes, ha dado muestras, en los últimos autos, de lo que puede esperarle al ex comisario jefe cuando se abra juicio oral.
En las conclusiones de la semana pasada, la magistrada aseguró que Trapero actuó como “correa de transmisión” con el Govern en los preparativos del 1-O. Unas conclusiones que han preocupado a sus abogados.
Los asesores legales de Trapero le han asegurado que la posición de la jueza, y las últimas revelaciones publicadas a raíz de los documentos que los Mossos querían quemar, no vaticinan nada halagüeño para el de Santa Coloma: “Tiene un futuro procesal difícil y teme, cada vez más, una dura sentencia contra él”.