El año más duro
El flamante 2019 no invita al optimismo. Enquistado y laberíntico, el pleito catalán no tiene salida. Y Vox, actor inesperado, llega con la intención de incendiarlo. El juicio de los líderes independentistas encarcelados infectará de nuevo las emociones. Como ocurrió con la actuación policial del uno de octubre, inyectará rabia, ofuscación y resentimiento en los catalanes independentistas.
Dejando de lado el contexto mundial (también lóbrego), otros muchos problemas obligan a pensar mal de este flamante 2019: el frenazo del crecimiento, el peso de la deuda y el malestar social acumulado durante la larga crisis económica, enmascarada más que superada. Por consiguiente, prosperidad, igualdad, paz civil o concordia no serán las palabras más afines a los 12 meses que acabamos de iniciar.
Pero en este contexto dominado por el pesimismo de la razón, un objetivo sagrado reclamará optimismo voluntarista: la democracia. Este año habrá defenderla, si es necesario, con uñas y dientes. Formalmente, la democracia (como expresión de las mayorías) no está en peligro en España. Pero, como ya ocurre en Rusia, Brasil o Turquía, sí estará en peligro el adjetivo que la acompaña. La democracia liberal es la que respeta y protege a las minorías del furor y la prepotencia de las mayorías. Tal concepción de la democracia estará en grave riesgo este año.
De hecho, en Catalunya ya está en riesgo de un tiempo a esta parte. Desde que el independentismo sacrificó los usos democráticos al altar de la patria. La estigmatización e invisibilización de la minoría contraria a la independencia (la mitad del país, en realidad) ha sido el gran error del independentismo. Un error que llegó al clímax en las sesiones parlamentarias del 6 y 7 de septiembre del 2017; y sigue activo, como revelan los discursos del president Torra. El abuso del poder institucional catalán es una burla a la democracia liberal, pero puede ser sólo un pálido esbozo del iliberalismo rampante que favorecen y desean los tres partidos en pugna de la derecha española.
En este 2019, el tripartito que ya cristaliza en Andalucía puede tener en sus manos, en las elecciones de primavera, la posibilidad de vulnerar los 40 años de democracia liberal para introducirnos en una nueva etapa en la que el nacionalismo español esté en condiciones de destruir definitivamente los pactos de la transición y de imponerse sin contemplaciones a todas las minorías discrepantes. En vista de ello, no podemos encarar con fatalismo el año que inauguramos. La batalla nos afecta a todos y obligará al nacionalismo catalán a rectificar, si no quiere convertirse en quintacolumna del tripartito de derechas.
“Los más peligrosos de nuestros cálculos son aquellos que se fundamentan en la ilusión”, sostiene el olvidado Bernanos en Diálogos de Carmelitas (Ed. Encuentro). El mal menor exige mayor coraje que los ideales euforizantes. Estamos obligados a fundamentar nuestros cálculos en la cruda realidad y en el análisis de la correlación de fuerzas: ha llegado el año más duro.
Pd Curioso como el autor empieza a cambiar la chaqueta , antes hace unos meses atrás era un indepe sutil , ahora acaba de despertar de matrix made in anc ..
Al final salen todos corriendo para la frontera ..con permiso del mosso escolta de más jejeje
El año más duro, por Antoni Puigverd
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