Durante los primeros años del proceso uno de los temas de debate era si había suflé o era burbuja.
Creo que ha quedado demostrado con creces que han creado una burbuja mediática.
Aquello que Gabriel Rufián definió un día, en un ataque de lucidez, como el “independentismo mágico”.
La interpelación que tuvo lugar el martes en el Parlament sobre la huelga en las universidades reafirma mi impresión.
A un lado del cuadrilátero había el diputado de Ciudadanos Jorge Soler. Médico de profesión y exvicedelegado de la Facultad de Medicina.
En el otro, el titular de Polítiques Digitals, Jordi Puigneró, en sustitución de su colega Àngels Chacon, de visita oficial a Japón.
Tras seguir el
toma y daca, he vuelto a releer la transcripción antes de redactar esta columna para que vean hasta donde alcanza la burbuja.
Porque el consejero tuvo que emplearse a fondo.
Primero reprochó al diputado de Ciudadanos -que se quejó de los actos violentos de las últimas semanas- de no “empatizar con una ciudadanía de Catalunya que está sufriendo la represión por parte de un estado”.
“¿Ustedes han hecho algún gesto, han hecho algo para entender qué piensa la otra mitad del país?”, le preguntó.
Bueno, ¿y ellos?
Porque, con los números en la mano, el independentismo alcanzó el 47,5% en las elecciones al Parlament del 2017, más de dos millones de votos.
Y el 47,8% en las del 2015. Casi dos millones en esta ocasión.
Pero el censo electoral es de 5,5 millones de personas. Hay, aproximadamente, un 53% que no está por la independencia.
“El camino que están siguiendo, el de la confrontación, quizá no los lleva a ningún lado”, añadió Puigneró.
Repito: ¿Y ellos? ¿No optaron por la confrontación?
No sólo con el Estado sino con más de la mitad de los catalanes.
¿No proclamaron unilateralmente la República?
Y lo que es peor: ¿no han vuelto a empezar?
Pero si ayer mismo votaron el derecho a la autodeterminación. Incluso a pesar de las advertencias del TC. Eso sí, luego no lo publicaron. No vaya a haber consecuencias judiciales.
“Lo primero que tienen que hacer es entender en qué contexto vivimos”, continuó Puigneró.
De nuevo: ¿Y ellos? ¿No ven que España no es Turquía? El propio consejero habló hace unos meses de "
estado de putrefacción". O de que los españoles eran unos "
golfos". Incluso unos "
chulos".
España, nos guste o no, es un estado democrático homologable a otros países occidentales.
Forma parte de la Unión Europea, de las Naciones Unidas, de la OTAN, del Consejo de Europa e incluso de la Federación Internacional de Petanca.
“Pero, ¿dónde viven ustedes? No se han dado cuenta de que este país está en un proceso desde hace más de diez años, de forma democrática, utilizando el Parlament, de intentar conseguir objetivos que hay un estado que impide sistemáticamente?”.
Bueno, ya puestos, una pregunta,
conseller: ¿Y qué hemos conseguido? ¿Estamos mejor o peor que cuando empezó ?
Sin duda, peor.
Y en cuanto a resultados tangibles -que es cómo debe valorarse a los políticos- nada de nada. Ahora van pidiendo la amnistía. Para este viaje no se precisaban alforjas.
No se confunda, consejero: el problema no es el Estado -que también- el problema es que más de la mitad de los catalanes no quiere la independencia.
Por las razones que sean: sentimentales, económicas, históricas e incluso personales. Hasta que no lo entiendan no hay nada que hacer.
Dejen de hablar en nombre de toda Catalunya -a pesar de que estén en el Govern- porque no es cierto.
Luego soltó alguna de las
posverdades del proceso: “hay unos representantes políticos de este Parlament que han puesto las urnas y hoy están condenados a cien años de prisión”.
En esto parecía TV3. Sabe perfectamente que no ha sido por poner las urnas sino por unos delitos concretos.
Proclamaron la República, abolieron la monarquía, se pasaron por el forro la Constitución e incluso derogaron el Estatut. ¡Todo de una tajada!
Consejero, ¿se acuerda de las notificaciones del Tribunal Constitucional? ¿Aquellas que exhibían satisfechos como trofeos de caza?
Además, para aumentar la sensación de agravio, redondean la cifra: como si cada uno de los procesados hubiera sido condenado a cien años de prisión.
Y no es verdad, algunos hasta han salido sin penas de cárcel. Si España fuera una dictadura todavía estarían en prisión. Recuerde el líder kurdo Abdullah Öcallan. Cadena perpetua.
Luego se preguntaba “por qué hay tanta gente hoy movilizándose, protestando, incluso algunos de ellos cortando vías de comunicación”.
¿Cómo un consejero puede justificar que 500 personas corten una autopista?
Porque, a su juicio, lo excepcional no son los cortes de carreteras sino “la situación que vive este país”.
Esto es como la dictadura de Pinochet. Acaban de bombardear el Palacio de la Moneda y los tanques andan por las calles. Hay controles militares en cada esquina.
Lo más divertido es lo que vino a continuación: “si no sufrieramos el déficit fiscal que sufre nuestro país seguramente iríamos mejor”.
Como el president Torra que, en la sesión de control de este miércoles, también se preguntaba: “¿Dónde está el corredor mediterráneo?”
¡
Coño! ¿Nos vamos o no nos vamos? ¿Si la independencia está “a tocar” para qué pedimos el corredor mediterráneo o un nuevo sistema de financiación?
¿En qué quedamos? Queremos irnos pero luego le pedimos al
Estado opresor que nos construya antes infraestructuras fundamentales.
Además, ¿para qué lo queremos? ¿Para que lo corten los CDR o los del Tsunami? Total, ya cortaron el AVE y ahora la AP-7. Hasta quisieron ocupar el Aeropuerto. La Meridiana lleva treinta días que la cortan cada noche. Se nota que usted vive en Sant Cugat, consejero, y no le pilla ni de paso.
A continuación otra
posverdad: “tenemos gente en la prisión, en el exilio”. Me ahorro, por respeto a los verdaderos exiliados -incluido Josep Tarradellas-, entrar en detalles.
Y se quejó de la “violencia que utiliza la Policía”.
En esto coincide con su cabeza de lista en Madrid, Laura Borràs, para la cual quemar contenedores no es violencia.
Nótese el detalle, además, que citó a la Policía. Supongo que se refería a la
pérfida Policía española pero obvió a los Mossos.
Pero lo mejor estaba por llegar y fue en la contraréplica. Le espetó al diputado de la oposición que “ustedes son los que quieren prohibirlo todo”.
“Si querían incluso prohibr la acampada que se ha hecho en la Plaza Universidad”, se lamentaba.
¡Un consejero de la Generalitat defendiendo acampadas en espacios públicos!
Siguió diciendo que las universidades han de ser “espacios neutros”.
El diputado Jorge Soler tuvo que aclararle entonces que el manifiesto de las universidades contra la sentencia del Supremo fue difiundido a las 10.23 de aquel lunes 14 de octubre. La sentencia se hizo pública a las nueve y media de la mañana.
“No necesitaron, los rectores de las universidades públicas catalanas, ni sesenta minutos para leerse los quinientos hojas de la sentencia, para hacer una valoración individual, consensuarla con el resto de los equipos rectorales y escribir una carta de respuesta. ¿No le chirría, usted, algo?”, se preguntó el representante de Ciudadanos.
Puigneró insistió, tras el batacazo del partido de Albert Rivera, que “no leen bien los resultdos electorales”.
Consejero que, en las elecciones generales, los partidos independentistas (ERC, JxCat y la CUP) han sacado 1,6 millones de votos. Un 42,6%.
Pero los no independentistas (PSC, PP, Vox y Ciudadanos) 1,5. Les separan poco más de 100.000 votos. El país está dividido por la mitad y ustedes no lo quieren ver.
De hecho, el independentismo ha pasado del 47% de las elecciones al Parlament del 2017 al 42% de las del domingo. Es cierto que los resultados no son extrapolables pero todo ello tras una sentencia en la que parecía que tenía que hundirse el mundo.
Y vamos a dejar de lado los 500.000 de los Comunes porque no son carne ni pescado aunque visto el pacto entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias -donde sólo hablan de “convivencia- parecen más pescado que carne.
En fin, terminó Jordi Puigneró reprochando a Ciudadanos que "¿cómo quieren ustedes hablar de diálogo si no han ido ni al Palau de la Generalitat a hablar con el presidente Torra?".
¿Y ustedes que entienden por diálogo? ¿El “referéndum o referéndum”? ¿El “marxem!”?.
En efecto, ahora se lo pregunto yo, consejero: ¿Cómo quieren ustedes hablar de diálogo?
El titular de Polítiques Digitals insistió en “resolver pacíficamente y democráticamente” el lío catalán y que “cada uno pueda poner sus propuestas encima de la mesa”.
¿Ahora? ¿Tras haber quemado todas las naves? ¿Después de haber lanzado por la borda cuarenta años de autogobierno? ¿Cuando ya hay sentencia firme?
¡El diálogo se hace antes de liarla!
Todavía quedaba, sin embargo, una perla final que indica la desconexión de la realidad de la clase dirigente del proceso. El consejero acusó a Ciudadanos de haber provocado “unas nuevas elecciones en el Estado español”.
Es verdad que no se ve la viga en el ojo propio. Otra vez: ¿Y ellos?. ¡Pero si no votaron los Presupuestos Generales del Estado!
Por eso Pedro Sánchez avanzó las elecciones.
Y, por cierto, aquí tampoco hay Presupuestos.
¡No un año sino dos!
Pero no convocan elecciones ante la previsión de que ERC ganaría, de calle, a JxCat.
“Això va de democràcia”, decían.
“No se equivoquen -terminó el consejero-, el futuro de este país pasa por sentarse, dialogar y encontrar una solución entre todos”.
En esto estoy de acuerdo, consejero. Pero ustedes también tienen que bajar del burro, hacer autocrítica y comprometerse -como mínimo- a no volverla a liar. Aterricen de una vez.
XAVIER RIUS
Director de e-notícies
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