También me gustaría añadir, aunque no estaréis de acuerdo conmigo, que yo no considero que Cataluña y los catalanes tengan una puerta cerrada en el resto de España. Creo que gran parte del problema aquí viene de contaminación propagandística, interesada e infame.
Voy a poner un ejemplo: Yo no he toreado ni a mi perro y el flamenco me importa lo mismo que la música tradicional de Ghana. Pero sin embargo en países lejanos piensan que aquí vamos vestidos de toreros y las mujeres de flamencas y que vamos dando palmas por las calles. ¿Es así? No, pero para ellos lo exótico es lo vistoso que nos diferencia. Llevado a las tertulias fachas, es más fácil señalar el sentimiento negativo que declaraciones llamando al diálogo, la unidad y el entendimiento mutuo. Lo primero genera rapidamente sentimientos encontrados y buenos para la propaganda que necesitas impulsar, lo segundo no es interesante. De hecho es aburrido. Por naturaleza preferimos el morbo del enfrentamiento que lo anodito de tener la fiesta en paz. Preferimos que arda Troya a que firmen la paz con los griegos. Yo el primero. Es así. Si ahora llegan ataques coordinados a la Monarquía, nos parece más interesante que el que haya hecho algo bien en su vida el Borbón.
Bajo ese prisma, siempre es más fácil vender que la conciliación de ideas es imposible. Pero debajo de toda la casta política infame, hay una cosa que olvidamos. Somos personas. A las personas les gusta hablar, discutir... Podemos hasta compartir juegos y juergas y empatizamos, nos unen muchas cosas, y el diálogo. Es más fácil entendernos que ponernos a parir. Eso entre las personas, quitarnos prejuicios que en la mayoría de las ocasiones no se corresponden con la realidad.
Voy a poner un ejemplo: Yo no he toreado ni a mi perro y el flamenco me importa lo mismo que la música tradicional de Ghana. Pero sin embargo en países lejanos piensan que aquí vamos vestidos de toreros y las mujeres de flamencas y que vamos dando palmas por las calles. ¿Es así? No, pero para ellos lo exótico es lo vistoso que nos diferencia. Llevado a las tertulias fachas, es más fácil señalar el sentimiento negativo que declaraciones llamando al diálogo, la unidad y el entendimiento mutuo. Lo primero genera rapidamente sentimientos encontrados y buenos para la propaganda que necesitas impulsar, lo segundo no es interesante. De hecho es aburrido. Por naturaleza preferimos el morbo del enfrentamiento que lo anodito de tener la fiesta en paz. Preferimos que arda Troya a que firmen la paz con los griegos. Yo el primero. Es así. Si ahora llegan ataques coordinados a la Monarquía, nos parece más interesante que el que haya hecho algo bien en su vida el Borbón.
Bajo ese prisma, siempre es más fácil vender que la conciliación de ideas es imposible. Pero debajo de toda la casta política infame, hay una cosa que olvidamos. Somos personas. A las personas les gusta hablar, discutir... Podemos hasta compartir juegos y juergas y empatizamos, nos unen muchas cosas, y el diálogo. Es más fácil entendernos que ponernos a parir. Eso entre las personas, quitarnos prejuicios que en la mayoría de las ocasiones no se corresponden con la realidad.