La Diada 2012, ¿un antes y un después?

Vaya, un artículo opinando desde el pedestal de la superioridad intelectual del "moviment".

Nada que decir, entonces.
 
Vaya, un artículo opinando desde el pedestal de la superioridad intelectual del "moviment".

Nada que decir, entonces.

No has dicho lo mismo del artículo de carreras.

Enviat des del meu GT-N7100 usant Tapatalk
Éste es bastante más "guays" que el otro en las formas. Supongo que hasta ahí...lo vemos ¿no?

ahhhh

ok.
:ok

Hasta ahora se pensaba que Cataluña sufría un estado febril que podía curarse con aspirinas, a lo más con antibióticos. Quizás ha llegado el momento de pensar que el alcance de la enfermedad es bastante más grave

Si. FRANCESC DE CARRERAS es menos guay.

Claro. Se queja del establishment actual... Es que el establishment anterior con, por ejemplo, su papaíto president del Barça (suya es la frase Més que un club) y después de La Caixa, era mucho mejor.
 
Muchísima razón.

Y ahora ya podéis saltar a haceros las víctimas y a decir que no estáis manipulados, que da lo mismo. Lo evidente es evidente. Y algunos llevamos AÑOS diciéndolo.

Manu1oo1

Artículo de autor partidario de autodeterminación.
LoManu :nook

Si no fuera por que del "otro lado" lleváis no se sabe cuanto tiempo demonizando todo lo que suene a español, prohibiendo por ley el castellano en las aulas, acusando a los demás de robar lo vuestro, reclamando terminar con el principio de solidaridad, y acusándonos de todos vuestros males sin mirar debajo de vuestras alfombras jamás... hasta puede que me tomara en serio semejante chorrada victimista,


Manu1oo1
Artículo de autor contrario a la autodeterminación.
LoManu :ok

Modo plumero ON
 
el texto de Francesc de Carreras es una colección de falacias.

Artículo de autor contrario a la autodeterminación.
LoJaume :notok


Joder, Insidius, qué gran articulo.
Impecable.

Artículo de autor partidario de autodeterminación.
LoJaume :ok

Modo plumero ON

Vaya una simplificación chorra, perdona que te diga. :facepalm

Pero bueno, puedes seguir con tus chistecitos facilones, que siempre habrán tipos que te los reirán.
 
Última edición:
Creo que aqui en este foro todos estamos claramente posicionados, así que no vamos a descubrir ahora la sopa de ajo.

todas estas aulsiones personales creo que sobran bastante.
 
Nosotros, los enfermos, de Francesc-Marc Álvaro en La Vanguardia (he pillado el enlace en el móvil y no tengo el link)


Hemos pasado de la metáfora del oasis a la de la casa de locos. Catalunya es, según varios políticos, periodistas y opinadores, una sociedad enferma. Eso lo dicen, lo escriben y lo repiten cuando quieren explicar y explicarse lo que está pasando aquí. O somos un grupo de nazis, o nos colocan la plantilla vasca, o somos dignos de tratamiento psiquiátrico, aunque se supone que las tres categorías no son excluyentes.

Ante estos subniveles de argumentación pública se siente vergüenza ajena. Eso no pasa en Escocia, donde los contrarios a la independencia no consideran que sus conciudadanos que piensan votar sí el 18 de septiembre sean chalados o idiotas. Es lamentable que personas responsables y con estudios se dediquen a combatir las ideas que no les gustan con estrategias tan chapuceras e inconsistentes. Cuando los independentistas eran cuatro, se les despreciaba porque no eran posibilistas ni habían entendido qué quería la mayoría. Ahora, cuando el independentismo de nuevo cuño ha sido asumido transversalmente por sectores centrales, se dice que el fenómeno es resultado de una “manipulación sigilosa y astuta”, en palabras de Francesc de Carreras, que recientemente ha publicado un artículo sobre esto en El País. O era una rareza o es fruto del lavado de cerebro; no se quiere admitir que el soberanismo es un proyecto tan respetable como mantener una autonomía cada vez más vacía, predicar un federalismo sin federalistas o pedir una tercera vía que nadie de Madrid plantea.

El profesor y fundador de C’s añade que la situación viene de antiguo, que todo arranca de 1980 y del primer gobierno Pujol, que puso en marcha “una inteligente obra de ingeniería social cuyo objetivo ha sido el de transformar la mentalidad de la sociedad catalana con la finalidad de que sus ciudadanos se convenzan de que forman parte de una nación cultural, con una identidad colectiva muy distinta al resto de España, que solo podrá sobrevivir como tal nación si dispone de un Estado independiente”. De estas afirmaciones se desprende que Pujol siempre habría sido un independentista encubierto y que, desde hace más de treinta años, tendría un plan secreto de secesión que, finalmente, habría podido aplicar mediante su heredero político. Y también se desprende que los catalanes –¡pobrecitos!– serían simples robots que habrían sido programados por un poder maléfico. ¿Se imaginan que yo escribiera lo mismo sobre los que quieren una Catalunya dentro de España?

¡Qué panorama! Los pro-independencia no tienen capacidad de discernimiento, son muñecos en manos de gobernantes conspiradores, que –para rematar– dominan la situación gracias a las subvenciones (¡sobre todo ahora que hay tanto dinero para repartir!); además, como todo el mundo sabe, los gobiernos de Galicia, Andalucía, Madrid, Extremadura o Valencia no han subvencionado nunca nada. Para que la falacia se sostenga hay que olvidar siempre los hechos reales: el final del nuevo Estatut en manos del TC, las políticas recentralizadoras del PSOE y del PP, la asfixia financiera de la Generalitat, las amenazas de Aznar y las mentiras de Zapatero...

El wishful thinking impregna buena parte del discurso de los que quieren combatir el proyecto soberanista. En vez de hablar a partir de la realidad sobre la conveniencia –según ellos– de mantener Catalunya dentro del Reino de España, se dedican a desfigurar un movimiento que ha roto todas sus previsiones. Me lo decía un empresario que se mueve entre los que cortan el bacalao: “Ni durante la transición había tenido la sensación que tengo ahora: lo que está pasando no lo controlan los de arriba, es algo de la gente”. No se engaña, sabe cuál es la gran novedad. He ahí lo que inquieta a ciertos elementos, incapaces de admitir que el mundo no va por donde ellos habían previsto. Madrid ha generado esta oleada. ¿Tanto cuesta de entender?

Algunos creen que caricaturizar al soberanismo lo frenará, pero es todo lo contrario. Cuando Carreras afirma que “en Cataluña ha habido unas redes clientelares y un sutil maccarthysmo que han inspirado miedo para así comprar y vender voluntades” da risa. Sobre todo porque el maccarthismo o caza de brujas en EE.UU. durante los cincuenta fue un caso extremo de persecución policial, judicial y política, a menos que eso haga referencia a la dimisión forzada del fiscal Rodríguez Sol, por haber dicho que es bueno escuchar a la gente. Todavía produce más risa que lo diga alguien que da clases en la universidad pública, escribe en varios periódicos, se mueve entre las élites, y fue miembro del Consell Consultiu de la Generalitat durante diecisiete años. Sobre las redes clientelares, todos los partidos que han gobernado, dentro y fuera de Catalunya, las han tenido, no es este un rasgo diferencial. Y sobre los altavoces, sólo hace falta contar –me basta una mano– cuántos medios defienden el derecho a decidir, por no decir la independencia.

Nosotros, los enfermos, los que queremos votar (y los que, más concretamente, votaremos sí-sí) agradeceríamos que los partidarios de una Catalunya dentro de España dejen de utilizar la propaganda que ellos mismos difunden como diagnóstico. Me recuerdan a un gurú que recomendaba “la propia orina como medicina”. Si lo intentan, el debate será más útil y ellos entenderán muchas cosas.

Esto, como todo, ya estaba inventado:

http://es.wikipedia.org/wiki/Astroturfing

Astroturfing es un término referido a campañas de relaciones públicas en el ámbito de la propaganda electoral y los anuncios comerciales que pretenden dar una impresión de espontaneidad, como nacida de una fuerte relación con el entorno social. El nombre proviene de un doble juego de palabras en inglés, partiendo del concepto de grassroots (que puede traducirse, literalmente, por "raíces de hierba"). Este concepto sirve para calificar a los movimientos «con base social», que surgen «de abajo», de la interacción de los miembros de una comunidad. Por otro lado, AstroTurf es una conocida marca estadounidense de césped artificial, cuyos productos están diseñados para parecer hierba natural. Así, astroturfing hace referencia a esa artificialidad, a esa falsa base social de ciertas campañas comerciales.

El objetivo de una campaña de este estilo es disfrazar las acciones de una entidad política o comercial como la reacción pública espontánea e independiente frente a otra entidad, producto, servicio etc.

Los astroturfers (intoxicadores) intentan orquestar para ello acciones protagonizadas por unos pocos individuos aparentemente diversos y geográficamente distribuidos, tanto a través de actuaciones explícitas como más subliminales e incluso ocultas, y que dan la impresión de multitudinarios entusiastas de una causa.

El astroturfing puede ser lanzado por un particular interesado personalmente por un asunto o por grupos profesionales organizados financiados por grandes empresas u organizaciones activistas o sin ánimo de lucro.

Véase también
- Ingeniería social (ciencia política)
 
Para Grubert: los autores son lo de menos, los artículos se valoran porque pensamos que aportan argumentos válidos. Evidentemente cada uno piensa que son válidos los suyos, pero por ejemplo en el que comentamos cita el "wishful thinking" español (o más bien diría yo negación de la realidad) y justo me ha venido a la cabeza el reciente editorial de Financial Times donde criticaba a Rajoy por eso... y ¿sabéis cuál fue una de las reacciones más curiosas al respecto? Pues la portavoz de C's (Francesc de Carreras fue uno de sus impulsores, por cierto) dijo (*) que la Generalitat... ¡¡¡estaba pagando estos artículos!!!! :roto2 Negacionismo + piensa el ladrón...

Elije tu mismo qué argumentos son más creíbles.

(*) Literalmente “la editorial del Financial Times de hoy la hemos pagado con dinero de todos los catalanes."
 
Un independentista catalán acusando de "negación de la realidad". Esto es para troncharse... :mparto Adoro este hilo. :yes
 
Lo del wishful thinking (voluntarismo, o tomar tus deseos por realidades) es rasgo común de todos los políticos,pero con los peninsulares directamente alcanza cotas de delirio patológico.

Desde los que esperan que si cierras los ojos desaparecerán los independentistas hasta los que están convencidos de que llegará el hada madrina y les meterá directamente en la UE.
 
Lo del wishful thinking (voluntarismo, o tomar tus deseos por realidades) es rasgo común de todos los políticos,pero con los peninsulares directamente alcanza cotas de delirio patológico.

Desde los que esperan que si cierras los ojos desaparecerán los independentistas hasta los que están convencidos de que llegará el hada madrina y les meterá directamente en la UE.

Mira en esto te doy la razón, y personalmente creo que los catalanes también adolecemos particularmente de ello. No por lo de la UE (que es un falso problema) pero sí porque se cree que el "proceso" hacia la independencia es coser y cantar. Mi opinión personal, como he manifestado muchas veces, es que es muy difícil de conseguir y exige un nivel de firmeza y compromiso muy fuerte ante lo que se avecina (que ya se vislumbra, por ejemplo, con el intento de criminalizar el independentismo).
 
Genial Punset: destroza con una frase el relato nacionalista.

Eduard Punset, catalán de socarrel, da una cariñosa lección de sentido común a sus amigos nacionalistas.

punset.jpg


Nos lo cuenta alguien que oyó la conversación. Punset escuchaba a uno de sus amigos nacionalistas, que no dejaba de ponderarle las bondades de Cataluña, la terra y las maravillas del suelo que pisa Jordi Pujol. Después de escuchar con paciencia, Punset contestó con una sonrisa cándida e irónica:

“Pues según la velocidad de traslación de la Tierra, hace un minuto estábamos a 1.800 km de donde estamos ahora”.

Pur i genial seny català.

Para gente acostumbrada a pensar como Punset es fácil....
 
España ya está rota (Suso de Toro) Diario.es

España ya está rota, nadie se engañe. A estas alturas, quien desee realmente que exista debe aceptar que ya no es momento de amenazar, sino de idear y construir puentes; no es tiempo para guerreros, sino para ingenieros. Esa fractura es tan evidente que la escriben con titulares los observadores desde otros países, pero aquí simplemente se niega su existencia: "Aún no pasó nada y no va a pasar". Pero ya pasó.

Cuando la mayor parte de una sociedad que se define a sí misma como un país propio no acepta la situación vigente dentro del Estado y quiere decidir su futuro, y cuando el Estado, la mayoría del Parlamento y el Gobierno le niegan ese ejercicio democrático, sólo quien no crea en la democracia puede decir que no hay una división profunda. Sólo puede negar esa evidencia quien cree que un Estado se puede construir por el sometimiento de los ciudadanos a la fuerza. Y eso no es posible dentro de la Unión Europea.

Como esa evidencia no es aceptada por los poderes que ocupan el Estado, continúa cada día la misma dialéctica en la política y los medios de comunicación, que son la misma cosa. Hay que tomar muy en consideración la afirmación de Rajoy de que unos y otros "somos los mismos". Probablemente tiene razón refiriéndose a las actuales políticas económicas europeas y a la alianza entre la democracia cristiana y la socialdemocracia alemana. Y probablemente también se refiere al entendimiento político entre las grandes empresas, PP y PSOE, un acuerdo tanto sobre la monarquía como sobre los límites de la soberanía de Catalunya. Conjurados alrededor de la Constitución vigente, para negar un nuevo proceso constituyente, y con toda la artillería pesada del sistema de medios de comunicación español, parte fundamental de ese entendimiento. En las facultades de periodismo alguien estudiará algún día, si no es ahora, cómo la prensa española comenzó a llamar "banda" por indicación del Ministerio del Interior, como si fuese una cuadrilla, a una organización terrorista como ETA; con lo mismo, estudiarán la serie de calificativos al proceso político catalán: "órdago separatista", "desafío independentista"...

Naturalmente en ello juegan un papel importante los intelectuales ofreciendo sus puntos de vista. Hay que partir de que los intelectuales existen pues, sin remontarse a Atenas y a Platón con sus reflexiones ni a los análisis de Marx sobre la división social del trabajo, en una sociedad compleja como la nuestra es evidente que hay personas que por su profesión se dedican por diversos caminos al análisis social. Y, aunque podamos discutir si sus juicios son más juiciosos y útiles a la sociedad, como existen es lógico plantearse cómo ejercen su función. Porque ya que, a través de los medios, se les facilita ejercer cierto poder también tienen cierto peligro.

Las cabeceras de prensa madrileña ofrecen de forma unánime cada día una dieta rigurosa de denuestos a los catalanes que tiene sus matices de un periódico a otro. El País, y es el que admite más matices, está ofreciendo cada día una tribuna muy crítica con el deseo de independencia de una parte de los catalanes y con el deseo de votar para decidir su futuro de la gran mayoría. Una de hace unos días de un profesor de Derecho Constitucional, Francesc de Carreras, daba el tono en que se pueden escribir acerca de esas cosas. A lo largo del texto se hacen juicios de valor sobre las intenciones de "las fuerzas nacionalistas" (se refiere únicamente a las catalanas, no a las españolas) y la Generalitat. No hay por qué dudar de la sinceridad de De Carreras, imaginamos que sus sospechas nacen de sus propias experiencias personales, pero si aceptásemos su visión de la sociedad catalana nos hallaríamos frente a un pueblo de idiotas manipulado por taimados canallas. Desde luego, a un país tan mezquino y estúpido lo mejor sería decirle "es verdad, no os queremos. Largaos de una vez".

Comienza calificando lo que vive la sociedad catalana de "enfermedad", "se suponía que Cataluña sufría un simple estado febril (...), el alcance de la enfermedad es bastante más grave porque su causa no está en una estratagema táctica de los dirigentes nacionalistas, sino en el resultado de una labor callada, desarrollada desde hace muchos años en el seno de la misma sociedad catalana". Entiendo que atribuye la causa de esa "enfermedad" social a una conspiración y en adelante la tribuna se dedica a dibujar ese plan: "Digo que este proceso ha sido inteligente porque, a pesar de haberse llevado a cabo de forma premeditada y perseverante, una buena parte de los catalanes no se han dado cuenta de la manipulación, sigilosa y astuta a la que han estado sometidos. En efecto, desde el primer momento, las fuerzas nacionalistas han ido presionando para conseguir la hegemonía política, social y cultural dentro de la sociedad catalana las fuerzas nacionalistas han conseguido el apoyo activo y pasivo de los partidos de izquierda, tanto el PSC como ICV-IU, así como de los sindicatos CCOO y UGT, las patronales y otros muchos sectores de la llamada sociedad civil, desde las asociaciones de maestros y de padres en las escuelas hasta los clubes y federaciones deportivas".

Somos libres de creer una interpretación así, pero de lo que afirma se deduce que caso de existir una conspiración de ella participa casi toda la sociedad catalana. El mismo relato niega la trama de unos pocos taimados, y confirma lo que dicen todas las encuestas, que la sociedad catalana está muy decidida a decidir. El autor da a continuación una explicación a esa "inapreciable colaboración" de todas esas organizaciones y personas, está "generosamente subvencionada por la Generalitat".

A continuación detalla las líneas estratégicas del proceso y detalla los instrumentos de los conspiradores: "Desde la Generalitat, a través de sus instrumentos de agitación y propaganda. La Generalitat ha ejercido un estrecho control sobre la sociedad civil a través, primero, de su influencia en las asociaciones y fundaciones, colegios profesionales y centros de enseñanza; y, segundo, por la supeditación de los medios de comunicación públicos y el predominio sobre muchos privados". Para el autor todo ello fue el "caldo de cultivo" de "la enfermedad".

Creo que se le pueden hacer muchas objeciones a una tesis así, la primera es que aceptarla implica subestimar casi hasta el racismo a la población catalana. La segunda, que lo que él atribuye a "las fuerzas nacionalistas" es lo que pretende cualquier fuerza política con ideología, sea de derechas o de izquierdas, españolista o catalanista: que su ideología sea hegemónica en la sociedad y conservar el Estado existente tal como está o bien crear uno nuevo. Y es legítimo siempre que sus objetivos sean democráticos y se efectúe por medios democráticos, por la libre voluntad de la población. Lo contrario, creer que las fuerzas nacionalistas catalanas son malas y las nacionalistas españolas son las buenas es simplemente una estigmatización a priori que beneficia a una de las partes. Y, tercera, acerca de las relaciones entre el poder político y los medios de comunicación: no dudo de que existan esas coyundas reprobables y nefastas para la libertad de opinión, pero a mí me parece que describe con más precisión lo que ocurre en Madrid que lo que ocurre en Catalunya, donde la gente se mueve y escoge entre los medios de comunicación de aquí y los de allí.

La ideología de De Carreras y su interpretación de las cosas son tan legítimas como muchas otras, pero me parece evidente una implicación personal tal que produce visiones completamente deformadas de un debate democrático y de una sociedad. Y visiones tan subjetivas y subjetivizadas sobre Catalunya son comunicadas asiduamente en los medios que nos llegan.

Creo que los intelectuales deberían ofrecer mucho más que eso a la sociedad, pero no acabo de ver que en un momento tan delicado se oigan o se lean voces que enfríen, analicen con objetividad, serenen y ofrezcan puntos de encuentro. Supongo que en el futuro alguien se preguntará dónde estaban los intelectuales españoles.
 
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