Imaginen un territorio con una de las rentas
más altas de la
Unión Europea. Imaginen que allí hay muchas industrias, sobre todo de automóviles. Imaginen que tienen Parlamento propio. Cuentan con una policía propia. Leyes propias. Además, hablan de forma diferente. Imaginen que está gobernado por una coalición de
centro derecha, alrededor de la cual se ha cimentado el carácter de los ciudadanos de esa comunidad en los clubes, asociaciones empresariales, culturales y deportivas (con uno de los mejores equipos de fútbol del mundo). Y ese gobierno ha fomentado las costumbres, la lengua, las tradiciones, la gastronomía y las fiestas de esa comunidad, conocidas en el mundo entero. Su lengua es tan difícil de entender para el resto del país, que en los telediarios nacionales tienen que subtitular las entrevistas.
Imaginen que en el siglo XX se declaró una república independiente, pero ese movimiento secesionista fue aplastado por el ejército a sangre y fuego.
Y si después de estas razones tan contundentes, les preguntaran a ciudadanos de esa comunidad de qué tierra se sienten, ¿saben qué responderían? ¡Pues
alemanes, por supuesto!
¿Alemanes?
Hablo de
Baviera, donde acaban de realizarse unas elecciones y el partido conservador CSU ha ganado casi el 50%. Y es el mayor aliado del gobierno de
Angela Merkel.
Son más diferentes
Baviera es tan parecida a Cataluña que todo lo que he contado al principio parecía que era la descripción de nuestra comunidad autónoma. La lengua, la riqueza, las costumbres, la fabrica de vehículos, los mossos, el parlament, la declaración del Estado Catalán en 1934, la reacción del ejército, la persecución...
Comparado con Cataluña, este estado alemán tiene más razones para decir que es ‘diferente’. Hay más diferencias entre un bávaro y un habitante del resto de
Alemania, que entre un catalán y un gallego. Por ejemplo, los bávaros son
católicos. La mayoría de Alemania es protestante. Recordemos que esta diferencia religiosa produjo la terrible Guerra de los Treinta años. Y en Europa fue una de las razones en las que se basó la independencia de
Irlanda en 1919.
Los bávaros se sienten orgullosos de ser
diferentes al resto de los alemanes. Ellos dicen incluso que son más alegres gracias a su sangre latina. Pues Roma colonizó esas tierras después de domesticar a los germanos y poner su centro de mando en lo que hoy es
Ratisbona (Regensburg). Es la primera secuencia de
Gladiator, ¿se acuerdan?, cuando el general hispano lanza una lluvia de fuego e ira sobre aquellas tribus de lobos.
¿Más razones para que Baviera fuera la Cataluña de Alemania? El nombre de ese estado federado alemán es
Freistaat Bayern, Estado Libre de Baviera. Vamos, como Puerto Rico, que es estado libre asociado de EEUU.
Impuestos a mansalva
Al vivir en el estado
más grande y el segundo más poblado de esta república federal, a los ciudadanos de Baviera les ha tocado pagar con sus impuestos buena parte de la integración de Alemania del Este, los estados pobres, una de las fusiones económicas y políticas más colosales de la historia. Pero no se han
quejado en manifestaciones masivas.
Histórica, económica, social y políticamente, los bávaros podrían izar la bandera de la independencia como lo haría un catalanista radical. ¿Por qué no lo hacen?
Porque la inmensa mayoría de los bávaros se sienten
tan bávaros como alemanes. ¿Y por qué? Porque la historia de Alemania es la historia de una comunidad que pasó de la desintegración en el siglo XVII, cuando el país quedó dividido en principados peleados entre sí, a una integración lenta que al final culminó
Bismarck en el siglo XIX. Creyeron que juntos eran más fuertes, porque se sentían alemanes. Sobre todo,
alemanes. Y eso les ha convertido en la mayor potencia de Europa.
Las preguntas
¿Qué ha pasado entonces para que cientos de miles de catalanes rechacen sentirse españoles?
El catalanismo actual está azuzado por la mala gestión de los gobiernos catalanes, la crisis económica, los impuestos, la proyección eterna del odio a Madrid y a las comunidades más pobres que, según ellos, menoscaban la riqueza catalana, la anulación de libertades políticas en el siglo XX, y la persecución de sus líderes y de la lengua. Pero casi lo mismo puede decirse de Baviera a lo largo de su historia. Es más, por ser
católicos, los bávaros se enfrentaron en muchas más guerras contra los alemanes protestantes, y la de los Treinta Años fue tan cruel que acabó con la mitad de los hombres en toda Alemania.
¿Qué ha fallado en el gobierno de
Madrid para que esos catalanes no quieran formar parte de
España? ¿Qué ha fallado en los líderes catalanes para querer separar a una comunidad del resto de España, cuando todos los territorios europeos tratan de unirse? ¿Saben las consecuencias económicas de separarse? Como
ha dicho el vicepresidente de la UE, Joaquín Almunia, si
Cataluña se independiza, tendrá que salir de la UE y del euro. El impacto sería brutal.
Lo único cierto es que hasta que un catalán actúe ante España, como un bávaro ante Alemania, esto no se va a solucionar