Una reflexión sin entrar al trapo
Todo en la vida tiene dos lecturas. La positiva y la negativa, la optimista y la pesimista, el vaso medio lleno o medio vacío. Es consustancial con el ser humano. Los catalanes de pura cepa, los de generaciones de catalanes tras de sí, los que no se empezaron a mezclar genéticamente con el fenómeno moderno de los inmigrantes, un fenómeno propio del siglo XX, nunca tuvieron, a lo largo de la larga historia, ni el valor, ni el carácter, ni los cojones ni el talento para conseguir con el paso de muchos siglos un estado propio. Otros podrían ver, donde unos verían un pueblo cobarde, que teniendo el valor, el talento y los cojones para hacerlo, simplemente no quisieron. Y otros que simplemente fueron más débiles que los que no les dejaron serlo. Sea como fuere Cataluña nunca fue ni una ni grande ni libre. Fue la suma de muchas cosas pequeñas con intereses propios que cambiaban en función del seny català. El seny era arrimar el ascua a tu sardina, ponerse debajo de la sombra del árbol que mejor cobija, coger la dirección hacia la que sopla el viento. El seny siempre ha sido la mezcla de prudencia, sentido común y defensa de los intereses propios. ¿por qué se pierde ese rasgo propio de los catalenes de pura cepa? Por la inmigración.
La que a la vez que ha hecho grande a cataluña por primera vez en su historia la ha despojado de su intrínseca identidad histórica, que siempre ha sido la de ser simbiótica y camaleónica para sobrevivir de la mejor manera posible. No había mas patria que la defensa de los intereses propios, el espíritu del botiguer, del emprendedor en busca de una vida mejor. Siempre fue el mejor comerciante porque solo se dedicaba a comerciar y a prosperar y para eso sobran la política y la patria, que solo son palos en las ruedas del progreso.
Los catalanes han tenido mil años para tener un estado propio y no han podido o no han querido. Es lo mismo. Y no lo han tenido en épocas épicas, donde las necesidades eran perentorias, donde no habían derechos sociales, ni libertades sociales ni cubiertas las mínimas necesidades para una vida digna. Si en esas circunstancias en las que podría justificarse una lucha por conseguirlo no lo hicieron posible, ¿por qué surge ahora esa necesidad? Porque ya no queda nada de aquellos catalanes, del espíritu comercial o botiguer. Y así nos va. Al catalán de pura cepa, yo no lo soy pero intento parecerlo, todo este circo le habría parecido una atrocidad, una pérdida de tiempo y un absurdo monumental. Pone , o pondría en peligro, todo por lo que los catalanes han luchado a lo largo de su historia, que es la conquista de la prosperidad.
Los catalanes nunca han sido corruptos o perezosos ni tampoco estúpidos. Si la independencia avanza entre ficciones, simulaciones y fantasias no será por los catalanes de pura cepa. Será por los inmigrantes. O a lo mejor el punto de vista ha de ser el contrario. Vete a saber. Pero sin entrar a debatir lo tóxico que puedan haber sido los inmigrantes para el seny català sí que es cierto que ahora cataluña si es grande, ni una ni libre, pero grande. Y gracias a los inmigrantes. Puede que sea casualidad pero nunca antes había sido tan grande, ni tan moderna, ni había tenido tanta calidad de vida, ni tantos derechos ni tantas coberturas ni tanta libertad. Y este modo de vida no es conquista de las piedras que pisas ni del aire que respiras, el mérito es de las personas que pisan y respiran.Y han sido los cada vez menos catalanes de pura cepa y los muchos inmigrantes que han dado sus vidas por esta tierra. Y volvemos a lo triste del asunto. Son esos inmigrantes y sus descendientes los que van a decantar la balanza, en escaños, que no en legitimidad, hacia el si a la independencia. Hicieron grande a cataluña, la gente de toda españa, y son esos los que la quieren fracturar. Las dos caras de una moneda.
Un catalán de pura cepa no permitiría ni las manipulaciones ni los engaños y no aceptaría cualquier cosa que pudiera dañar su prosperidad. Pero quedan pocos y poco de su espíritu. Y los que quedan, que conozco, callan muchos y mucho. Por su espíritu botiguer. Por su instinto de supervivencia. No me mojo , a ver que puedo salvar. Hasta que es demasiado tarde. Y como en el pasado, los trenes fueron pasando sin subirse. A lo mejor la independencia ahora es posible porque ya no quedan catalanes