La Diada 2012, ¿un antes y un después?

http://www.hoycinema.com/actualidad...cine-catalan-generalitat-20130702-666897.html

Cataluña estudia implantar un impuesto de hasta 10 € por familia para financiar su cine
Lo ha anunciado la presidenta de la Academia del Cine Catalán, aunque Cultura no lo ha confirmado.
Respecto a la noticia, este es el comentario que más me ha gustado :yes

Que haga lo mismo y lo meta en Sanitat. Fill de puta

Si no resolvemos primero los problemas "de verdad"...
 
Última edición:
Estoy de acuerdo de que primero va Sanidad y Educación.
Pero tampoco veo mal, más a medio plazo, ese tipo de impuestos: siempre estamos hablando del modelo de cine en Francia o de la BBC inglesa y es porque funcionan así.
 
¿Un impuesto para financiar el cine? ¿Un medio que, por definición, debería autofinanciarse, y muy bien por cierto? Que no cuenten conmigo.

Y no te confundas, la gente envidia a la BBC, pero por sus contenidos, no por la rastrera forma que tienen los gobiernos ingleses de que les pagues "su" televisión.
 
El cine, es una actividad empresarial como otra cualquiera que no puede ni debe financiarse a costa del heradio público, enarbolando la bandera de la cultura y el arte como justificación para que unos cuantos se llenen los bolsillos mientras el hueco que les queda les sirva para tocarse las pelotas.

Hay muchas actividades empresariales que cubren necesidades más importantes para la vida, y no son subvencionadas, así que no veo yo el motivo por el cual este gremio deba recibir ni un solo euro de nuestros impuestos.

Ni estos ni la iglesia, como es preceptivo.

Que abran cuentas para la recepción de donativos. O que la gente mueva el culo y se meta en los cines, que cada vez que estrenan alguna peli española que no sea de dibujos, te encuentras al señor grillo tejiendo los rotos de las butacas roídas.
 
El cine, en el 99% de su uso, es una actividad enteramente industrial...al igual que la música, la literatura, la pintura y un largo etcétera.

Que dentro de dicha actividad deba preservarse unos mínimos como bien de interés cultural general, me parece correcto. Pero ha de ser algo de mínimos.

Por mucho que nos apasiones, muchos aspectos de la vida culturales son negocio puro y duro, y como tal deberían tratarse. El futuro de una sociedad no depende en absoluto de hacer buen cine o buena prosa...
 
Oye, que sí, que muy bonitos los discursos... pero el cine de Hollywood no se autofinancia, el francés tampoco, el inglés tampoco... de hecho, dedican muchísimo más dinero que nosotros.

¿Que hay que endurecer criterios? Es lo que siempre he defendido. Ahora, el que crea que puede competir contra "Man of Steel" autofinanciándose (¿quien tiene 200 millones de su bolsillo para financiar una película así y una promoción tan agresiva?) es que no entiende ni jota de esta industria.

Que abran cuentas para la recepción de donativos. O que la gente mueva el culo y se meta en los cines, que cada vez que estrenan alguna peli española que no sea de dibujos, te encuentras al señor grillo tejiendo los rotos de las butacas roídas.

¿Lo Imposible era de dibujos? ¿Los Otros? ¿3 metros bajo el cielo? ¿Torrente?

Por mucho que nos apasiones, muchos aspectos de la vida culturales son negocio puro y duro, y como tal deberían tratarse.

Habláis como si el cine fuese la única industria comercial que se subvenciona... lo bueno es que el cine no es "solo" comercial, pero aunque lo fuese: imagen exterior, puestos de trabajo, promoción turística... ya me diréis que tiene de malo fomentar todo eso.
 
Lerink
Las películas que has dicho son una entre un millón. ¿Eres consciente de la cantidad de películas españolas que se estrenan?

Y no te engañes, ni "Lo imposible" ni "Los otros", son españolas al cien por cien. Están respaldadas por multinacionales.

El milagro obra en poder de "Torrente", muy a mi pesar, porque la peli es basura.
 
¿Que YO no diga tonterías?

Lerink dijo:
el cine de Hollywood no se autofinancia, el inglés tampoco... de hecho, dedican muchísimo más dinero que nosotros.

En Hollywood el cine es un negocio más, por lo que los productores buscan financiación privada y esperan un retorno de la inversión. En estados como el de California, de hecho, la financiación pública es ilegal.

Gran Bretaña, por su parte dispone de un fondo de ayudas al cine que gestiona el British Film Institute. Los fondos proceden del sistema de lotería nacional y ronda los 100 millones de presupuesto.

http://kinofilmsmagazine.wordpress....n-cinematografica-como-hacen-las-cosas-fuera/
 
Lo dicho, Manu: no hables de lo que no sabes.

“EEUU otorgó a su cinematografía 1.200 millones de euros de ayudas públicas el año pasado. Es el país del mundo que más dinero aportó, pese a que se suele poner como ejemplo de modelo liberal e iniciativa privada”

Programas de incentivo en EEUU: Solo New York destina 420 millones al año. En TODA España, las subvenciones de cine de 2012 fueron 49 millones, poco más del diez por ciento.


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Este libro tiene un capítulo dedicado solo exclusivamente a hablar de incentivos fiscales y ayudas públicas en EEUU. Man of Steel, sin ir más lejos, financiada con dinero de la secretaría de Estado por la participación del ejército (que desplegó operativos como extras y dejó algunos de sus vehículos) en la propia película.

https://twitter.com/carlosreviriego/status/187220148472655873
https://twitter.com/carlosreviriego/status/187221362551693312
 
A mi me parece correcto que la Gene -o el Estado, me da igual- ayude a la industria del cine.
Otra cosa es el "como", "cuánto" y "a quien" se ayuda.

El argumento de que "deben ser autosuficientes" es muy pobre, y simplista a más no poder. "que se lo paguen ellos". :facepalm Podria aplicarse el mismo razonamiento a muchas otras industrias o al sector agrario entero.
Acaso alguien se opone a las subvenviones que nos llegan de la UE para el aceite de oliva, por ejemplo?

El cine es una industria como otra cualquiera. Y obviamente no puede competir con Hollywood, de la misma forma que nuestras lechugas no pueden competir con las de Marruecos.
 
Otra cosa es el "como", "cuánto" y "a quien" se ayuda.

Sí, esto es lo que hay que recalcar: es necesario que los modelos sean más transparentes y rigurosos, además de tener una orientación clara (no meter en el mismo saco una cinta experimental que va por festivales de medio mundo con una tv movie sobre Mario Conde, por ejemplo) y fijar unos criterios de proporcionalidad.

Por ejemplo: un seguimiento de productoras que reciban subvenciones más grandes, según el cual se fomente su propia independencia a través de ayudas anuales que se van reduciendo hasta que puedan mantenerse ellas mismas. Las subvenciones tienen que servir para proteger, sí, pero también para crecer y no tener que volver a depender de esa protección.
 
Jaume, las subvenciones de la Unión al sector agrario sirven para compensar desfases arancelarios con países terceros a los que por, cojones hay que importar a èsar de sus precios, como por ejemplo Marruecos.

Entre otros motivos.
 
El cine, en el 99% de su uso, es una actividad enteramente industrial...al igual que la música, la literatura, la pintura y un largo etcétera.

Que dentro de dicha actividad deba preservarse unos mínimos como bien de interés cultural general, me parece correcto. Pero ha de ser algo de mínimos.

Por mucho que nos apasiones, muchos aspectos de la vida culturales son negocio puro y duro, y como tal deberían tratarse. El futuro de una sociedad no depende en absoluto de hacer buen cine o buena prosa...

La literatura, el cine, la pintura, etc son actividades enteramente artisticas.

Su financiación, distribución y promoción son aspectos que comparten vocación y comercio.

En otras palabras, el aspecto industrial y comercial del arte es mínimo.

Y si, el futuro de una sociedad depende de una buena prosa o buen cine; es de las pocas cosas de las que depende, de hecho.
 
El cine, en el 99% de su uso, es una actividad enteramente industrial...al igual que la música, la literatura, la pintura y un largo etcétera.

Que dentro de dicha actividad deba preservarse unos mínimos como bien de interés cultural general, me parece correcto. Pero ha de ser algo de mínimos.

Por mucho que nos apasiones, muchos aspectos de la vida culturales son negocio puro y duro, y como tal deberían tratarse. El futuro de una sociedad no depende en absoluto de hacer buen cine o buena prosa...

La literatura, el cine, la pintura, etc son actividades enteramente artisticas.

Su financiación, distribución y promoción son aspectos que comparten vocación y comercio.

En otras palabras, el aspecto industrial y comercial del arte es mínimo.

Y si, el futuro de una sociedad depende de una buena prosa o buen cine; es de las pocas cosas de las que depende, de hecho.
En absoluto estoy de acuerdo.

El concepto arte lo puedes encontrar desde la forma de hacer unos huevos fritos con patatas, a un Picaso...el tema está en que históricamente hay una serie de actividades que se han considerado perse artísticas, o más artísticas que otras.

La cultura o arte, no debería cerrarse a la triada cine, escritura y pintura. Arte hay en todos los aspectos de la vida, y no estoy de acuerdo en que literatura, cine o pintura sean eminentemente artísticas, desde el momento que lo que consume el 90% de la sociedad es Batmans, Ken Follets, Regetton ó fotos del Ikea.

No niego la vertiente artística de estas actividades, niego (es mi opinión) que dado que dichas actividades tienen la consideración cultural histórica de arte, se hayan de sobreproteger.

Antes que subvencionar el cine o la literatura, yo subvencionaría el arte culinario (de la que sí depende la salud/devenir de la sociedad), o el arte de escuchar a nuestros "viejos", o el arte de apreciar 30 minutos de silencio, o el arte de saber que cuando ingresas 2 no puedes gastar 3...
 
La cultura o arte, no debería cerrarse a la triada cine, escritura y pintura.

Es que no lo hace ni nunca lo ha hecho: el cine se llama "el séptimo arte" porque había otros seis por delante, y hoy fácilmente puedes enumerar una docena: el cómic era el noveno, y no se que número se le adjudica a los videojuegos....


no estoy de acuerdo en que literatura, cine o pintura sean eminentemente artísticas, desde el momento que lo que consume el 90% de la sociedad es Batmans, Ken Follets, Regetton ó fotos del Ikea.

Es que el arte lo hay bueno, malo, popular, elitista... pero sigue siendo arte, nos guste o no.

No niego la vertiente artística de estas actividades, niego (es mi opinión) que dado que dichas actividades tienen la consideración cultural histórica de arte, se hayan de sobreproteger.

No se sobreprotegen: se subvencionan muchas actividades no consideradas artísticas. Pero es que incluso si no fuese una actividad artística, también habría que protegerla, por lo ya expuesto: turismo, imagen exterior, puestos de trabajo....

Antes que subvencionar el cine o la literatura, yo subvencionaría el arte culinario

Ya se hace: http://www.boe.es/boe/dias/2009/10/31/pdfs/BOE-A-2009-17246.pdf
 
Merece la pena este artículo:

¿Dinamitando puentes?

Un expresidente del Gobierno de España dado a hacer declaraciones extemporáneas explicó en una universidad americana que nuestro país tiene un problema con el terrorismo islámico desde hace 13 siglos. Desde la batalla de Guadalete en 711, la España cristiana se encuentra en lucha multisecular contra ese fundamentalismo islámico empeñado en doblegarla para convertirla en parte del mundo musulmán. Produjo escándalo esa visión tan epidérmica, tendenciosa e irresponsable de la historia. Ahora, son historiadores los invitados a la llamada del Centre d’Història Contemporània vinculado al Departament de la Presidencia de la Generalitat de Cataluña para ser voces autorizadas en un simposio que con el título España contra Cataluña: una mirada histórica (1714-2014)pretende analizar la acción política “casi siempre de carácter represivo del Estado español en relación con Cataluña” en esos tres siglos, según reza su anuncio.

Quienes han programado el encuentro pareciera que utilizan el mismo discurso histórico de quienes piensan que seguimos en cruzada contra el islam, porque tratarían de convencer a la ciudadanía catalana de que su enemigo histórico es desde hace siglos el Estado español. Cual si fueran dos bolas de billar compactas, España y Cataluña llevarían enzarzadas en un combate de boxeo desigual, durante 300 años, como si hubiera un plan geoestratégico multisecular diseñado para dominar a la nación catalana.

Suponemos que no quedará en el olvido ni la opresión ejercida por los señores feudales catalanes ni la explotación del proletariado industrial por sus muy catalanes patronos o, incluso, los recientes expolios cometidos por algunos clanes políticos tan patrióticamente catalanistas… Convertida en un baúl repleto de agravios, la historia se convierte así en un fácil recurso para crear identidades antagónicas y para alimentar discursos demagógicos que tanto hacen peligrar la convivencia ciudadana, haya o no haya fronteras. Cabe imaginar la impaciencia con la que la Generalitat aguarda los resultados del simposio, pero cabe que los resultados no sean los previstos y la Generalitat se encuentre con un análisis crítico, opuesto a lo que pretendía cosechar. En todo caso, el mal ya está hecho.

Lo más triste no es este enésimo y burdo abuso de la historia. Siempre ha existido gente manipuladora o convencida de que, por ejemplo, los irreductibles vascones ya combatían a las legiones romanas al modo en que los “heroicos gudaris” atacaban cuarteles de la Guardia Civil. Lo triste reside en que este congreso lance enunciados que ya de por sí son consignas, como hablar de “España contra el País Valenciano” o del “arranque del expolio económico en el siglo XVIII”. Les endosan estos temas a algunos de los mejores historiadores de esta generación: profesionales de extraordinaria solvencia intelectual, que han renovado el conocimiento histórico, rompiendo con los antiguos moldes de la historiografía franquista y escribiendo obras de las que hemos aprendido mucho.

Confiemos en sus análisis. Si, como decía Marc Bloch, la historia es una ciencia de preguntas, seguro que estos prestigiosos colegas no se van a someter a la consigna de poner el enfrentamiento entre nuestras respectivas “comunidades imaginadas” como leit-motiv. Los organizadores del evento puede que pretendan crear una audiencia no de ciudadanos, si no de patriotas, pero están jugando con fuego. La búsqueda de los ultrajes que se remontan a la noche de los tiempos no puede más que excitar las emociones más primarias en un tema tan altamente inflamable. Si se insiste en ahondar estas fallas con propuestas como estas, la ruptura se ampliaría a crecientes sectores sociales. A algunos, esta posibilidad les parece una bendición: todo cuanto sea dinamitar puentes favorece sus aspiraciones políticas. No parece probable que tal sea el deseo de gran parte de los historiadores que participan en este encuentro, porque sabemos que siempre han invocado el compromiso social del historiador como santo y seña de su labor, y no parece razonable pensar que ese compromiso deba detenerse en el valle medio del Ebro.

Naturalmente, nada de esto implica que las reivindicaciones que la sociedad catalana está haciendo de forma cívica y democrática con respecto a su configuración política no deban ser tenidas en cuenta. Existe un serio problema de encaje de Cataluña con España que, lejos de haberse atemperado, en los últimos años ha subido a un nivel de alta tensión. La pésima gestión que el nacionalismo español ha hecho de esta situación nos obliga como ciudadanos e historiadores a buscar respuestas a esas legítimas aspiraciones, explorando todas las posibilidades sin descartar ninguna que tenga un respaldo democrático. Pero en un debate que debería ser riguroso y sosegado, que debería fomentar el respeto recíproco y que debería establecer cuáles son las consecuencias para cada una de las dos partes de las decisiones que democráticamente acaben tomándose en el futuro, no deberían tener ningún lugar los fantasmas del pasado, y menos aún cuando estos fantasmas son agitados como guiñoles que transmiten un mensaje tan sometido a la coyuntura política del momento.

Hemos aprendido de maestros como Pierre Vilar que la historia es la ciencia que estudia los cambios sociales en el tiempo y que, por tanto, nada es estático en nuestras organizaciones. Por eso, como historiadores debemos explicar los continuos cambios de esa realidad que llamamos España y que ya no puede ser encorsetada en ideas decimonónicas de Estado-nación. Los lazos que constituyeron los Estados-nación en el siglo XIX fueron y son cambiantes. Conviene conocer, por tanto, cómo se fabricaron y alentaron unas u otras identidades. Eric Hobsbawm, otro gran maestro, nos ha enseñado mucho sobre el modo de “inventar tradiciones”, sean españolas, catalanas o andaluzas…

Aunque cada historiador es muy libre de seguir una u otra consigna, escribimos esta tribuna porque pensamos que la nación no es un concepto amorfo ni neutro, por encima de diferencias ideológicas o de clase. Al ser un concepto directamente político, nos exige un doble compromiso. Posicionarnos como ciudadanos y, sobre todo, usar los recursos de la historia como ciencia para desentrañar cómo se ha construido esta realidad plurinacional española en la que hoy vivimos. No peligra España por reconocer que somos plurinacionales, pero tampoco es una entelequia maquiavélica que existe solo para producir opresión en Cataluña. A propósito de esa opresión, conviene recordar, como ciudadanos, que no es Cataluña la que tributa, sino que son las personas fiscales y que estas se definen en primer lugar por su clase social, no por ser catalanes. Lo contrario es mitificar la palabra Cataluña para obviar las diferencias de clases, viejo ardid de todo nacionalismo, también del español.



Eduardo Manzano Moreno es profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y Juan Sisinio Pérez Garzón es catedrático en la Universidad de Castilla-La Mancha.

http://elpais.com/elpais/2013/06/28/opinion/1372415435_331064.html
 
Merece la pena este artículo:

¿Dinamitando puentes?

Un expresidente del Gobierno de España ...

A ver, no mezclemos los desvarios del Aznar sobre el Islam, con la agresión constante en los últimos siglos sufrida por Cataluña.

Mírate, por ejemplo, todas las leyes y decretos en contra del catalan en los últimos siglos.

http://www.ccncat.cat/sites/default/files/%20Llenguaperseguida.pdf

Un ejemplo:

fra-4635_0.jpg



Seguramente os viene de nuevo, porque eso no os lo cuentan en El Mundo, ni en los libros de texto de las escuelas.
 
yo ahí veo una simple circular administrativa, vamos, como la de sancionar a quien no etiquete en catalán.

¿no tienes algún documento más específico?
 
yo ahí veo una simple circular administrativa, vamos, como la de sancionar a quien no etiquete en catalán.

¿no tienes algún documento más específico?

En el enlace tienes un montón de referencias a leyes y decretos.

Sobre el etiquetaje que comentas, la UNICA imposición es precisamente la del castellano.:juas
Probablemente has metido la pata sin querer, y en realidad te referías a la ley de rotulaje a la que tanto os encanta recurrir. La cual NO sanciona la existencia del castellano, sino la inexistencia del catalan. Y lo hace solo en casos flagrantes como Correos, Renfe y demás empresas donde el catalán es prácticamente inexistente.
Comparar eso con la persecución franquista debería estar penado.
 
no he metido la pata, es que no entiendo, el franquismo era tan tan malo y represor por imponer sanciones a quien no usase el idioma oficial en 1942.... pero en cambio las sanciones a quien no use el catalán son política lingüística de la Gene y se defienden por aquí en 2013 :pensativo
 
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