El Gobierno de
Mariano Rajoy nacionalizará
este viernes Bankia y también su matriz BFA, en la que será la operación de rescate bancario más importante de la historia de España, según han confirmado al sector fuentes financieras conocedoras del plan gubernamental. La razón es
el desfase patrimonial que acumula de manera conjunta Bankia y BFA, que ronda los 20.000 millones, por la que el auditor Deloitte se negó a firmar las cuentas de BFA, lo que ha sido el desencadenante de la marcha del hasta ayer presidente de Bankia, el ex ministro de Economía,
Rodrigo Rato.
Según las fuentes consultadas, está previsto que al mismo tiempo que el viernes se anuncie la inyección de fondos públicos a Bankia y su nacionalización junto con la de su matriz BFA se
haga pública también el contenido del informe de auditoría de Deloitte,
que no fue presentado junto a las cuentas remitidas el viernes día 4 de mayo a la CNMV, fuera del plazo que expiraba al término del mes de abril. Con su presentación, Economía pretende reconocer el problema y al mismo tiempo comunicar a los mercados que se afronta de manera inmediata la solución.
Los 7.000 millones en ayudas a través de una emisión de bonos convertibles contingentes, los denominados “cocos”, sería sólo una parte del plan, ya que hay que tener en cuenta que la nacionalización incluye a Bankia y también a BFA. En el caso de la matriz, su
cartera de créditos inmobiliarios en mora supera los 31.000 millones, sobre los que hay provisiones por valor de 8.300 millones. A pesar de este balance, BFA presentó la semana pasada unos beneficios de 40,9 millones, pero se espera que en base a
la auditoría de Deloitte tenga que reconocer fuertes pérdidas.
Por otro lado, el Ministerio de Economía lleva días trabajando con el que será nuevo presidente ejecutivo de BFA-Bankia,
el financiero José Ignacio Goirigolzarri (exconsejero delegado de BBVA), y con diversas firmas de auditoría y consultoría para
tener definido un plan de actuación. Todo tiene que estar perfilado para el viernes, de manera que a partir de la aprobación en el consejo de ministros del nuevo decreto para sanear el sistema financiero ya se pueda trabajar en la estabilización de la entidad, que iniciará nueva etapa bajo la tutela y la participación del Estado.
En principio, el apoyo público ha de servir para
maximizar la recuperación de activos y, en la medida de lo posible, recuperar los fondos aportados. Así, desde el Ministerio de Economía siempre se ha tenido claro que el problema de Bankia no era sólo la dimensión de la falta de fondos para cubrir la pérdida de valor de los inmuebles que habían entrado en balance en los últimos años sino, sobre todo, la
incapacidad para generar fondos a través del negocio ordinario de manera que se pudiese pensar que a medio plazo se podía cubrir este desfase contable.
El Estado, accionista mayoritario
Tras la nacionalización, por
la que el Gobierno tendrá la mayoría del capital del grupo, el plan del Ejecutivo de
Mariano Rajoy es que BFA-Bankia pueda tener un período largo de estabilización, tanto del negocio bancario como de su balance. Posteriormente, tras esta fase, el
sector financiero privado podría invertir de manera total o parcial, una opción que podría interesar a BBVA, Santander o La Caixa, contrarios a la tesis de banco malo defendido por Rato y el Banco de España, lo que permitiría a las arcas públicas recuperar parte de los fondos dedicados al rescate.
Este desembarco de capital público ha sido el detonante de que los cambios producidos ayer lunes no pasaran por los consejos de administración de BFA ni de Bankia, convocados para la semana que viene. De hecho,
la mayoría de los consejeros de ambas sociedades fueron enterándose de lo ocurrido en tiempo real a través de los medios de comunicación. Una situación extraordinaria, que no se ajusta a las prácticas de buen gobierno, si no fuera porque el anuncio de Rajoy para el viernes daba ya a entender que habrá un nuevo accionista mayoritario en la matriz y en su banco cotizado.
La opción de emplear dinero público para completar el saneamiento del sistema financiero se ha producido justo después de que
Luis de Guindos mantuviera un encuentro el jueves pasado con Olli Rehn, comisario europeo de Asuntos Económicos. Según publicó este diario,
el ministro español negoció en esa cita cómo obtendría los recursos para financiar el segundo plan de medidas para el sector financiero, ante la presión existente en el mercado para que España acudiera al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, extremo que se ha descartado en favor de la emisión de más deuda.