La metastasis financiera: camino a la perdicion

No se lo cree nadie ese gráfico. Pero si tenemos un porcentaje de población enorme con acceso a líneas de 100 megas. En Galicia hay R Cable por los pueblos más recónditos (el mío tiene 6000 habitantes de milagro, cuando pusieron R había 5000) y eso significa poder contratar hasta 500 megas en mi caso o 1 giga simétrico en las últimas zonas cableadas.

A mis padres les han puesto fibra de Movistar y para ello han necesitado pasar un cable de 400 metros porque vive donde a Moisés le dieron los diez mandamientos.

Francia y Alemania echaron papas al principio del primer confinamiento porque sus redes no soportaban el streaming. Así que menos lobos y más orgullo de tener una de las redes más avanzadas de Europa.
 
Estoy con Tim. España tiene una red de fibra enorme, sin contar además la cantidad de sitios donde hay cuatro o cinco redes. Yo en mi barrio en Arganda creo que tengo fibra Vodafone (a HFC), Movistar, Orange (Jazztel), y Digi.

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Je, es lo mismo que los PCR. Lo dice en el tweet de respuesta. Son los datos de una de las principales webs de medición. Es decir, no mides tu línea en esa web... no sales. De ahí en realidad podemos sacar en claro que hay ciertos países obsesionados con medir la calidad de su conexión.
 
LibreMercado

La inversión se desploma y la demanda doméstica colapsa: España está ante la mayor crisis de su historia

Daniel Rodríguez Asensio

Ayer viernes los medios mainstream llenaron portadas y telediarios con un crecimiento del PIB del 16,7%, vendiéndolo como una recuperación inédita. Muchos de los lectores se estarán preguntando cómo puede ser que salga un dato muy positivo de evolución económica española, hablando incluso de dejar atrás la recesión, en un contexto de destrucción masiva como el que estamos viviendo. Hay dos razones fundamentales:
  • La primera es que el concepto de recesión económica es teórico, y se emplea cuando el PIB se contrae durante 2 trimestres consecutivos.
  • La segunda es que es relativamente sencillo subir mucho en términos porcentuales cuando la caída anterior ha sido histórica.
O, dicho de otra manera: la campaña de propaganda y tergiversación están siendo tan poco ajustada a la realidad que están acudiendo a la tergiversación de términos especialistas y a argucias matemáticas para esconder el enorme agujero en el que nos estamos metiendo.

La realidad es que, a la luz de los datos de Contabilidad Nacional, la recesión ha quedado atrás temporalmente, pero la crisis económica no ha hecho más que empezar.

La caída del PIB, medidas en términos interanuales, asciende al -8,7%. O, dicho de otra manera, duplica el peor dato de la crisis anterior (-4,0% en el tercer trimestre de 2009) y es la mayor caída en un tercer trimestre de toda la serie histórica.


Esto, sin embargo, no es lo más preocupante. Tienen razón los que afirman que analizando sólo estos datos no podemos afirmar que estemos ante una crisis económica sin precedentes. Lo realmente preocupante es que prácticamente todos los indicadores de coyuntura económica y de contabilidad nacional llevan a la misma conclusión.

El deterioro económico tiene un componente estructural importante, reflejado fundamentalmente en la formación bruta de capital, un indicador que es usado por su cercanía a la inversión y que cae un -12,8%. Llama la atención, además, que cae tanto la inversión propia de las familias (viviendas, un -15,2%) como la de las empresas (maquinaria cae más de un 10%). O, dicho de otra manera, la confianza económica permanece en mínimos históricos, y el ritmo de recuperación es muy bajo.

El segundo mensaje importante que esconden los datos de la contabilidad nacional es un colapso claro en la demanda doméstica, reflejada en un gasto en consumo final de los hogares sigue cayendo un 10,4% y unas importaciones que también caen a doble dígito (-15,7% interanual). Tan sólo tiene signo positivo, y además por encima de la media de los años de crecimiento económico, el gasto público, que crece a un ritmo del 3,7% y concatena 3 trimestres consecutivos por encima del 3%.


Que la crisis va a tener un carácter estructural lo demuestra también la composición de la caída por sectores económicos. Caen los estratégicos para nuestra economía: Construcción, comercio, transporte y hostelería, y actividades profesionales, científicas y técnicas. Todos ellos, por cierto, continúan registrando cifras superiores al doble dígito.

Un país sin demanda privada, sin confianza de hogares ni empresas y con sus sectores estratégicos gripados es muy difícil que salga de la crisis sin atravesar un ajuste estructural notable. Un ajuste que, evidentemente, no se produce de un día para otro, ni tan siquiera en un año, y que conlleva algo de lo que carece a día de hoy España: liderazgo.

Por último, debemos reseñar la importancia que ha tenido flexibilizar el mercado de trabajo a la hora de abordar esta crisis. Los datos del tercer trimestre arrojan un nuevo descenso en las horas trabajadas y de los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo del -6,2% y -5,5%, respectivamente. Esto contrasta con la caída del -2,3% que reflejó la estadística de afiliados a la Seguridad Social del mes de septiembre. La diferencia entre estas magnitudes es, sencillamente, el empleo que se ha salvado (al menos por el momento) gracias a la reforma laboral de 2012 y a la introducción de formas de conservación del empleo como son los ERTEs. España podría estar expuesta a una destrucción de trabajo que duplicaría la actual sin ellos, lo cual demuestra la necesidad de seguir flexibilizando el mercado laboral para construir un futuro próspero para el país.

Algo lejos de lo que está en la mesa de nuestros responsables políticos, que incluso están negociando ir en la dirección equivocada. No importa que la productividad por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo lleve 7 trimestres consecutivos en negativo, o que la productividad por hora vuelva al terreno negativo a pesar de la notable caída de la riqueza. Para ellos la palabra competitividad es un invento neoliberal que les aleja de sus aspiraciones totalitarias consistentes en convertir al pueblo en rebaño dependiente de subsidios.


Con las empresas inmersas en la peor crisis de su historia, y sin tan siquiera expectativas de mejorar su situación por la reconocida incapacidad de gran parte de nuestros políticos de controlar esta pandemia sin acudir a la destrucción inmisericorde de la economía, será difícil que el empleo se recupere en un horizonte de medio plazo y, con él, la actividad económica.

Preocupa la situación española, y preocupan las perspectivas. Es difícil encontrar voces autorizadas, tanto fuera como dentro del país, que confíen en el Plan de Vuelta a 2011 enviado a Bruselas y en los Presupuestos de 2021. No hay nadie al volante, y el plan se parece más a un programa electoral o de cambio de régimen que a un documento serio para recuperar uno de los países más ricos de Europa.

Quienes vamos a pagar somos usted y yo. Con nuestros impuestos y con nuestros empleos. Al tiempo.
 
Pero todos tranquilos, "expertos" economistas amantes del gasto sin control han dado con la solucion, deuda perpetua. O sea que a gastar como si no hubiese mañana que esto ya lo iran pagando otros en el futuro y hasta el fin de los tiempos.
Economistas que piensan que la "solidaridad" €uropea durara para siempre.
 
Están desesperadísimos. En La Voz de Galicia ponen artículos (pagados por los concesionarios, está clarísimo) comentando que es el momento de cambiar de coche por los descuentazos que tienen. Luego vas allí y con suerte hay ofertas en los que tienen en stock, claro.
 
Están desesperadísimos. En La Voz de Galicia ponen artículos (pagados por los concesionarios, está clarísimo) comentando que es el momento de cambiar de coche por los descuentazos que tienen. Luego vas allí y con suerte hay ofertas en los que tienen en stock, claro.
Siguen sin bajar precios.

Yo mañana (si puedo), prueba el Abarth...pero ya me imagino que descuento el justo.

A ver, yo también lo entiendo...como lo de bajar los precios de los hoteles en vacaciones. Que al final todo tiene un límite y también tienen que comer...
 
Yo me espero a diciembre que preveo tormenta perfecta al juntarse varios factores: ser normalmente uno de los mejores meses en cuanto a promociones, la drástica disminución del volumen de ventas debido a la pandemia y la necesidad de reducir por todos los medios posibles el importe de las multas por exceso de emisiones.
 
LibreMercado

El Gobierno crea un sistema subsidiado insostenible: 15,8 millones trabajan frente a los 15,1 que cobran del Estado

La izquierda radical actual apuesta por una economía subsidiada en lugar de por una economía productiva. Es el camino más directo hacia el empobrecimiento de todos los españoles.

José María Rotellar


La izquierda nunca ha sido muy ducha en obtener buenos resultados en economía. Sus logros económicos suelen ser, con honrosas excepciones, inversamente proporcionales a sus éxitos propagandísticos. Es verdad que hay socialdemócratas brillantes, cuyo único problema es que suelen confiar en exceso en el gasto público sin ver del todo los efectos negativos que conlleva la expulsión del sector privado por esa sustitución que se produce por el sector público y en la merma de la actividad derivada del incremento de impuestos.

Ahora bien, esos socialdemócratas brillantes, que los hay, y creo que la vicepresidenta económica es uno de ellos, pueden obtener resultados que no sean eficientes, pero tampoco que generen un descalabro insalvable. Sin embargo, la izquierda actual, una vez que ha anulado a la vicepresidenta Calviño e incluso me atrevo a decir que a la ministra de Hacienda, que, pese a que es muy dogmática, tiene muchos años de experiencia en gestión y sabe que hay ciertas cosas que no se pueden hacer para no poner en peligro la economía, es una izquierda tremendamente irresponsable, y en el ámbito económico se ve claramente.

Lo que ha hecho con el proyecto de PGE es una huida hacia delante, donde suple la falta de crecimiento con promesas de gasto de todo tipo sin pensar en la losa de deuda que genera, porque realmente la interpretan como una deuda perpetua, que, por cierto, era la forma de financiarse que tenía el Gobierno en el régimen de Franco, con lo que aplicando los socialistas y comunistas su propia ley de rencor, deberían desterrar esa práctica, que eso sí que no era positivo.

Gasto, déficit y deuda y, sobre todo, una apuesta decidida por una economía subsidiada. La izquierda siempre ha tratado de trazar una red clientelar de voto, como supuso la instalación del PER en Andalucía en época socialista, pero ahora ya la actual izquierda no tiene medida.

Con el ingreso mínimo vital, el Gobierno de coalición entre el PSOE y los comunistas de Podemos ha decidido avanzar hacia un estado asistencial, ineficiente y que haga dependiente a los ciudadanos del poder público, pero no queda ahí la cosa.

Una economía subsidiada, clientelar e insostenible

En el proyecto de PGE ha decidido subir un 0,9% el salario de los empleados públicos, al tiempo que aumenta el número de oferta de empleo público y, con todo ello, sube un 4% la previsión de gasto de capítulo I (gasto de personal).

Paralelamente, también propone incrementar las pensiones un 0,9%, volviendo a ligarlas a la inflación, alejando la aplicación del factor de sostenibilidad. El conjunto de reformas acordadas en el Pacto de Toledo es insuficiente para lograr la sostenibilidad del sistema, pero esa sostenibilidad caerá antes con subidas ligadas a los precios. Esta subida de las pensiones no beneficia a los pensionistas, sino que los perjudica, porque ante el aumento de la pensión en el corto plazo se contrapone la elevación de riesgo que aparece con la presión sobe la deuda de la Seguridad Social, riesgo que puede terminar desembocando en un recorte de las pensiones.

Adicionalmente, con la coyuntura económica que atravesamos en esta crisis, donde se reduce también la parte estructural, al disminuir el crecimiento potencial de la economía, las prestaciones por desempleo constituyen otra losa sobre el gasto público. Si se malgasta el dinero en otras funciones habrá menos fondos para pensiones, para prestaciones por desempleo e incluso para los empleados públicos, con lo que mal servicio hace el Gobierno con su política expansiva del gasto.

¿Qué es lo que está provocando con ello? Una sociedad subsidiada. De esta manera, por ejemplo, según la última EPA vemos que en el último año ha descendido el empleo en el sector privado en 805.900 empleos y ha aumentado el empleo público en 108.500 puestos de trabajo.

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Ese incremento de empleados públicos, más el que se prevé en el proyecto de PGE, tensa la sostenibilidad de las cuentas públicas, pues con el propio envejecimiento de la población el aumento de gasto en pensiones está garantizado. Si a ello le unimos las prestaciones por desempleo, entonces la presión sobre el gasto público se intensifica. De esa manera, ahora mismo tenemos 3.337.100 empleados públicos, según la EPA; 8.861.002 pensionistas, según el ministerio de la Seguridad Social; y 2.942.301 prestaciones por desempleo, según el ministerio de Trabajo. Si a ello le unimos las prestaciones por ingreso mínimo vital, escasas todavía por la lentitud en el reconocimiento de las mismas y llega a más de 800.000 familias, tal y como prevé el Gobierno, la insostenibilidad se acrecienta.

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El lugar al que nos llevan estos datos es a que la economía avanza inexorablemente hacia la conversión en una economía subsidiada, clientelar e insostenible. Así, frente a los 15.839.800 ocupados que hay en el sector privado, nos encontramos con que esa cifra de trabajadores sostiene a un número similar de personas pagadas con fondos públicos, que son 15.140.403. Eso es, sencillamente, insostenible en el tiempo.
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Esta gestión contraproducente sólo puede conducirnos a acentuar la destrucción del tejido productivo y, con ello, de millones de puestos de trabajo, dejando a trabajadores y empresarios sin cobertura alguna, y a destruir, así, la prosperidad labrada por los españoles, convirtiendo a nuestra sociedad en un ente pobre y subvencionado, incapaz de prosperar. Es el paso de una economía sostenible a una economía sostenida artificialmente. Es la distancia que media entre la prosperidad y la pobreza, respectivamente. Es la apuesta de la izquierda radical actual por una economía subsidiada en lugar de por una economía productiva. Es el camino más directo hacia el empobrecimiento de todos los españoles.






Más claro, agua. Luego que nadie diga No se podía saber.
 
Normal, si cierran los centros comerciales. Mantener el sueldo de toda esa gente sin trabajar...

El problema es que si ya tuvieron que tirar de dinero de la UE para pagar muchos ERTEs, me pregunto de dónde sacará el estado el dinero como empiecen las empresas a hacer segundos y terceros ERTEs 😳
 
Amancio ganó 1000 millones menos que el año pasado en dividendos. Os va a pagar en ropa.
 
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