southernbitch
Miembro habitual
Un club sin presidente
http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2013/07/19/futbol/1374259985.html
No hacía falta ser un genio para darse cuenta de que Tito no estaba en condiciones de entrenar. Es dulce y digno que se haya empeñado en continuar, y que intentara hallar en su cargo la fuerza para sobreponerse a su enfermedad. Pero el Barça no es un centro de motivación especial sino un club de primer nivel de competición mundial y una empresa de entretenimiento comparable a Disney o a la Warner.
El presidente del Barcelona, Sandro Rosell, tendría que haber impuesto su autoridad en lugar de ceder al voluntarismo de Vilanova y en lugar, también, de encomendarse al facilismo continuista por el pánico de tener que sustituir a Pep.
El problema es de Tito, pero la mayor parte de culpa la tiene Rosell, que no ha actuado como presidente. De hecho, no ha tomado ni una sola decisión como presidente desde que tomó las riendas del club. Ha hablado siempre por boca de terceros, ha maniobrado por detrás sin dar la cara jamás, y ha dejado que los asuntos se pudrieran en lugar de afrontarlos de un modo valiente y adulto.
Desde su primera intervención, y su primera recuperación, Tito ha tenido siempre el aspecto de los que te explican que están plenamente recuperados pero tú ves en su expresión cómo asoma la tragedia. Es normal que alguien en una situación desesperada actúe de una manera irracional, pero el presidente del club tiene que saber dejar sus emociones y sus inseguridades a un lado y actuar defendiendo los intereses del club y de la empresa, que es precisamente lo que Rosell no ha hecho y por ello el Barça no sólo se ha quedado sin entrenador sino que se ha quedado también sin proyecto.
Laporta lloró el día que tuvo que decirles a Rijkaard y a Ronaldinho que su etapa en el Barcelona se había terminado. Se fundieron en un abrazo, se desearon suerte, Laporta superó por los pelos la moción de censura que siempre desde la sombra instigó Sandro Rosell en su contra, eligió a Guardiola como entrenador del primer equipo y así fundó la era más brillante y exitosa de la Historia del Barcelona.
La decisión de confiar en Vilanova fue lo más parecido a no tomar ninguna decisión y Rosell continúa paralizado por su complejo de inferioridad respecto a Laporta; y por el pavor a equivocarse y que se compare su pobre bagaje con la presidencia triunfal de su antecesor en el cargo.
Lo que ahora tiene que hacer Rosell, en el fondo, no es sustituir a Tito sino a Pep, a quien le hizo la vida imposible hasta forzar su marcha del Barça.
http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2013/07/19/futbol/1374259985.html
No hacía falta ser un genio para darse cuenta de que Tito no estaba en condiciones de entrenar. Es dulce y digno que se haya empeñado en continuar, y que intentara hallar en su cargo la fuerza para sobreponerse a su enfermedad. Pero el Barça no es un centro de motivación especial sino un club de primer nivel de competición mundial y una empresa de entretenimiento comparable a Disney o a la Warner.
El presidente del Barcelona, Sandro Rosell, tendría que haber impuesto su autoridad en lugar de ceder al voluntarismo de Vilanova y en lugar, también, de encomendarse al facilismo continuista por el pánico de tener que sustituir a Pep.
El problema es de Tito, pero la mayor parte de culpa la tiene Rosell, que no ha actuado como presidente. De hecho, no ha tomado ni una sola decisión como presidente desde que tomó las riendas del club. Ha hablado siempre por boca de terceros, ha maniobrado por detrás sin dar la cara jamás, y ha dejado que los asuntos se pudrieran en lugar de afrontarlos de un modo valiente y adulto.
Desde su primera intervención, y su primera recuperación, Tito ha tenido siempre el aspecto de los que te explican que están plenamente recuperados pero tú ves en su expresión cómo asoma la tragedia. Es normal que alguien en una situación desesperada actúe de una manera irracional, pero el presidente del club tiene que saber dejar sus emociones y sus inseguridades a un lado y actuar defendiendo los intereses del club y de la empresa, que es precisamente lo que Rosell no ha hecho y por ello el Barça no sólo se ha quedado sin entrenador sino que se ha quedado también sin proyecto.
Laporta lloró el día que tuvo que decirles a Rijkaard y a Ronaldinho que su etapa en el Barcelona se había terminado. Se fundieron en un abrazo, se desearon suerte, Laporta superó por los pelos la moción de censura que siempre desde la sombra instigó Sandro Rosell en su contra, eligió a Guardiola como entrenador del primer equipo y así fundó la era más brillante y exitosa de la Historia del Barcelona.
La decisión de confiar en Vilanova fue lo más parecido a no tomar ninguna decisión y Rosell continúa paralizado por su complejo de inferioridad respecto a Laporta; y por el pavor a equivocarse y que se compare su pobre bagaje con la presidencia triunfal de su antecesor en el cargo.
Lo que ahora tiene que hacer Rosell, en el fondo, no es sustituir a Tito sino a Pep, a quien le hizo la vida imposible hasta forzar su marcha del Barça.