Vista.
Colosal fresco de la vida de varias personas, sus miserias y grandezas, sus errores y arrepentimientos. Con un prólogo brillante, como pocos se hayan visto, Anderson construye un caleidoscopio de engranaje perfecto, con un montaje y unas interpretaciones de escuela (de Cruise es del que más se ha hablado, no por ser el mejor, sino por ser el qué mas sorprendió con la, posiblemente, mejor actuación de su carrera) y una dirección (qué planificación, qué uso del fuera de campo, qué planos-secuencia, qué panóramicas, qué TODO) indiscutiblemente maestra.
Tres horas de cine casi intimista, con un clímax final en el que PTA tiene el arrojo de, utilizando un símil literario, introducir el realismo mágico. Y lo hace de manera en que el tono del film no se resiente en absoluto. Chapeau.
Una gran película tan sólo lastrada por su escesiva duración (hay algunos cambios de ritmo, intencionados, que no acaban de funcionar del todo), y un tono demasiado pretencioso en momentos puntuales.
Colosal fresco de la vida de varias personas, sus miserias y grandezas, sus errores y arrepentimientos. Con un prólogo brillante, como pocos se hayan visto, Anderson construye un caleidoscopio de engranaje perfecto, con un montaje y unas interpretaciones de escuela (de Cruise es del que más se ha hablado, no por ser el mejor, sino por ser el qué mas sorprendió con la, posiblemente, mejor actuación de su carrera) y una dirección (qué planificación, qué uso del fuera de campo, qué planos-secuencia, qué panóramicas, qué TODO) indiscutiblemente maestra.
Tres horas de cine casi intimista, con un clímax final en el que PTA tiene el arrojo de, utilizando un símil literario, introducir el realismo mágico. Y lo hace de manera en que el tono del film no se resiente en absoluto. Chapeau.
Una gran película tan sólo lastrada por su escesiva duración (hay algunos cambios de ritmo, intencionados, que no acaban de funcionar del todo), y un tono demasiado pretencioso en momentos puntuales.