Recordando Perejil y la primera visita de Zapatero a Marruecos
El 11 de julio de 2002, un pequeño grupo de soldados marroquíes se instalan en el Islote de Perejil, de soberanía española, situado a unos 200 metros de la costa de Marruecos y de unos de quinientos metros de largo.
Las relaciones entre España y Marruecos no estaban en su mejor momento y el gobierno interpreto esto, no como una invasión pero si como una prueba de fuerza de cara a otras futuras pruebas. De todos es sabido que Mohamed VI está empeñado en “reconquistar” Ceuta, Melilla y si lo dejan también Canarias.
El moro se envalentonó cuando Zapatero, recién elegido Secretario General del PSOE, decidió, “dejarse caer por allí” sin que nadie se lo pidiera; es más el gobierno le dijo que no era el momento más oportuno, el Embajador había sido llamado a consultas porque las relaciones entre ambos países estaban tirantes.
Zapatero sabía que era así, pero su objetivo era dejar al gobierno en ridículo ante el mundo. Pero también pudiera ser que su interés en ir fuera debido a que él desde pequeño se ha considerado un hombre de paz, por aquellas fechas ya hablaba con ETA. “Si España tiene problemas con Marruecos por culpa del intolerante Aznar aquí estoy yo para dialogar y resolver lo que el gobierno ha enredado”.
Dicho y hecho, llegó y fue recibido por representante del gobierno marroquí y consiguió que lo recibiera el mismísimo Rey, un dictador absolutista que impone su propia ley que maltrata a su pueblo donde abunda el hambre y la miseria.
Pero le interesaba concederle audiencia a un personaje como Zapatero que se dejó fotografiar delante de un tapiz con un mapa donde aparecían Ceuta, Melilla y Las Islas Canarias como territorio de Marruecos. La foto, publicada el 19 de diciembre de 2001, fue portada de diversos periódicos. Eso aumentó la crisis.
Marruecos vio como el posible presidente del Gobierno de España aceptaba posar ante semejante mapa, eso significaba que podía dar un golpe de efecto para ver las posibilidades que tenía de ir, primero por Perejil y después por Ceuta así hasta recuperar los demás territorios. Y así lo hizo.
El inicial desconocimiento de las intenciones reales de Marruecos hizo que el gobierno se tomara muy en serio el problema creado, por lo que retiró el Embajador de Rabat y envió al buque de asalto “Castilla” y a las fragatas “Navarra” y “Numancia” a las inmediaciones de la isla del Perejil. No sabían las pretensiones de Marruecos ni con que fuerza contaba para mantener ese desafío.
El territorio no era valioso pero la acción tenía un incalculable valor político. El ministerio de Defensa se puso manos a la obra y prepararon un plan de intervención, por si fracasaban las conversaciones que se mantuvieron a nivel internacional, porque “moro” decía que no se iba.