No se descarta que compitieran entre ellos, en una apuesta para conseguir que sus grafitis fueran los más vistos sobre las vías del tren. Ya fuera en un Trambaix, en un convoy de cercanías o sobre un AVE, los tres soportes de difusión valían: era la forma en que sus pintadas fueran vistas por un mayor número de personas, en movimiento, y de una punta a otra del área metropolitana y de España. Sus ataques incívicos, a los que se lanzaron desde enero, han supuesto ya daños superiores a 55.000 euros, a falta del estudio final.
Los supuestos autores de los grafitis eran diez menores, de entre 14 y 17 años, identificados e imputados por los Mossos d'Esquadra, según informaron ayer fuentes de la policía autonómica. Los diez imputados han llenado supuestamente de pintadas los tres medios de transporte con ataques que se han ido produciendo casi cada semana. Según explicaron ayer fuentes próximas a la investigación, se trata de diferentes grupos de amigos entre los que hay vecinos de l'Hospitalet, Barcelona, Castelldefels, Vilanova i la Geltrú y El Prat, que actuaban principalmente de noche y en festivo. Aunque cada uno iba por su lado, podían haber llegado, incluso, alguna vez a coincidir todos.
Y es que las zonas donde concentraban sus ataques eran prácticamente las mismas: las cocheras del Trambaix en Sant Joan Despí y las estaciones de tren de l'Hospitalet, Martorell, alguna de Barcelona y El Prat. En esta última estación, también era donde realizaban sus pintadas en el AVE, origen de la investigación.
Las pintadas aparecidas sobre los trenes de alta velocidad fueron las que alertaron a la Unidad de Investigación de El Prat por el peligro que las mismas implicaban: el acceso hasta los convoyes suponía atravesar el trayecto habitual del AVE y su paso por el túnel, con el consiguiente peligro de succión que supone para quienes estuvieran a su alrededor.
Los investigadores, con la colaboración de las partes perjudicadas –Renfe y la Autoridad del Transporte Metropolitano– junto con la colaboración de la unidad de policía de proximidad de El Prat, iniciaron la identificación de los supuestos grafiteros y sus pintadas, en base, en más de un caso, a denuncias anteriores por hechos similares y a otras investigaciones ya en curso. Fue un proceso de identificación al que se sumó el estudio de los diferentes grafitis, que ha permitido acabar con la imputación de los diez menores. Aunque no se descarta que haya otras nuevas.