Notre Dame está siendo destruida por un incendio.

Mayores y peores agresiones se han acometido en nuestro Patrimonio Histórico sin necesidad de ir de la mano de ningún "artistucho" y, qué curioso, al amparo de la opinión popular sólo porque para muchos así queda "más respetuoso" y "fiel" o porque "así no se nota lo nuevo" o "lo deja tal cual era en la época", etc.

Es un tema que bascula en infinidad de aspectos, y muchas veces el "que quede como si aquí no ha pasado nada" es uno de los argumentos con menos peso. En este caso no estamos hablando sólo de restauración sino también de adaptabilidad.
 
Esto es obra de los Illuminati.

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Por favot, una de las mayores barbaridades de nuestra época es la ley que dice que lo restaurado debe distinguirse de lo antiguo. Hemos dado pie a numerosos esperpentos mientras que nadie diría, por poner un ejemplo, que el castillo de Manzanares El Real es prácticamente mitad reconstrucción.
 
Por favot, una de las mayores barbaridades de nuestra época es la ley que dice que lo restaurado debe distinguirse de lo antiguo.

Aquí lo aplicaron al pie de la letra. :garrulo

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Y lo cierto es que ahora está más visitado que antes. :cuniao
 
Por favot, una de las mayores barbaridades de nuestra época es la ley que dice que lo restaurado debe distinguirse de lo antiguo.

¡Para nada! La aberración es precisamente lo contrario: el intento de integración total e indistinguible. Y esta es una de las leyes más importantes de la profesión de conservación & restauración y con mayor amparo y consenso internacional desde hace décadas. La reintegración / reconstrucción siempre debe poder distinguirse del objeto en sí y jamás debe conducir al engaño del público. Y menos aún en los casos en que las "lagunas" (sea en objetos arqueológicos, o en cuadros como el que ha puesto Jaume) haga que uno tenga que INVENTARSE qué había ahí. Hay muchas técnicas para evitar y sortear esto.

Pero claro, todo debe llevar una coherencia y armonía estética que evite justo lo contrario de la confusión: el choque visual. Por eso ahí es donde entran los criterios artísticos, que son muy variados según quién, y la desgracia de que en innumerables casos la falta de criterio (y especialmente de control patrimonial) hayan tirado para un extremo o para el otro.
 
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