Tú eres el siguiente, de Adam Wingard
Unos desconocidos enmascarados irrumpen en una casa apartada donde tiene lugar una reunión familiar, organizando una masacre.
La estética oscura creo que engaña bastante, como de una variante de “Funny games” o una más de asaltos domésticos. En realidad, no deja de ser un slasher con los típicos sustos y clichés, que comienza como un Bergman de tercera regional y que termina convirtiéndose en Hostal Royal Manzanares, con abracadabrantes giros de guión y ultraviolencia de baratillo. Más una comedia negra sobre las relaciones y disputas familiares, creo yo, que un thriller medianamente serio o tenso (la idea que tiene el director es de chillar mucho y mover bruscamente la cámara)... al menos dentro de estos términos se disfruta, con el extremo patetismo de los personajes y el salto de perseguidores a perseguidos (a cargo de una imposible superwoman a quien los “malos” no le duran ni dos telediarios).
Difícil de pillar en cuanto a tono (esas cámaras lentas no sé si van en serio o no, por ejemplo), con más desvergüenza que verdadero talento y una simpática deriva hacia el disparate (ese poli del final, la puñetera canción en modo repeat...), no es una propuesta memorable pero puede caerte bien.
La última llamada (911. Llamada mortal), de Brad Anderson
Una operadora del servicio de emergencias de Nueva York (Halle Berry) se enfrenta a un peligroso psicópata que mantiene secuestrada a una joven (Abigail Breslin).
Nueva película del director de “El maquinista”, con una valoración bastante positiva, pero muy decepcionante. Con un guión y una estética de telefilme, son como varias películas en una sola. La primera parte es un thriller sobre secuestros, angustioso y tenso a más no poder (un poco al estilo de Tony Scott) y ahí la clava como cine de género y como entretenimiento bien realizado y sin pretensiones. Cuando la idea se agota (traicionando la propia premisa de la llamada), pasamos al psico-thriller y a las venganzas cafres. El asunto funciona bien un rato, pero la suspensión de incredulidad se va a hacer gárgaras en cuanto comienza el desfile de muertes absurdas.
El balance es de media película con sobresaliente, y la otra media hundida en el fango (o sea, mediocridad en conjunto). Por mucho que tengamos a Halle Berry en plan intensa y esforzada, la cosa no da para tanto, con ese edulcoramiento en torno al 911, que son muy buenos y políticamente correctos, así como la sempiterna historia americana de culpa y redención. Meh.