Harkness_666
Son cuatro
The loved ones, de Sean Byrne
Terror australiano que supone un batiburillo grimoso y disparatado de secuestros, humor negro, torturas gore y tópicos adolescentes, con un protagonista siendo raptado por la estudiante más perturbada de la clase para organizar con él su propio y demencial baile de graduación. La cosa se inclina más hacia lo grotesco y lo desagradable que hacia el humor, siendo una película sencilla y directa, sin mucho que rascar, donde lo más interesante es la actriz que hace de loca (lo hace muy bien) y la ambientación cutre y morbosa (incestos y lobotomías de por medio).
Tiene su gracia como maneja el universo-cliché de institutos, aquí el guaperas es el bueno y la víctima de todos los horrores, mientras que por la marginada es imposible sentir empatía alguna, entre el asco, el patetismo y el puro mal rollo.
Ni fú ni fá. La subtrama del amigo tonto ligándose a la siniestra (que parece de “Supersalidos” o una cosa parecida) no podría estar más metida con calzar, rompiendo el tono, el ritmo y todo, y eso es lo peor que le encuentro.
Offspring, de Andrew van den Houten
Adaptación de una novela del escritor de terror Jack Ketchum, sobre una familia de caníbales que siembran el terror en una pequeña población fronteriza. Sorprendente porque de aquí es de donde sale “The woman”, de Lucky McKee (que sería una secuela/spin-off), con la misma actriz que hace de mujer salvaje. Por lo demás, cualquier parecido entre ambas es pura coincidencia... porque ésta es un truño como un piano de grande, telefilme puro y carente de gracia, realizada en 2009 y parece una década anterior. Los cuatro duros de presupuesto evidencian una apariencia que no podría ser más cutre y desganada, pese a un atisbo de potencial gore y malrollero que no llega nunca.
Por lo demás, las explicaciones sobre la tribu caníbal ésta son nulas, cayendo bastante en el ridículo con toda la peña yendo por ahí cual salidos del África profunda (les falta el hueso atravesándoles la nariz). No hay historia ni ritmo, aunque sí un personaje cabrón y machista que parece ser el sello de identidad del escritor éste (como en “The woman”).
Un mal chiste que se quedó en una mala película. Muy tristón todo.
Terror australiano que supone un batiburillo grimoso y disparatado de secuestros, humor negro, torturas gore y tópicos adolescentes, con un protagonista siendo raptado por la estudiante más perturbada de la clase para organizar con él su propio y demencial baile de graduación. La cosa se inclina más hacia lo grotesco y lo desagradable que hacia el humor, siendo una película sencilla y directa, sin mucho que rascar, donde lo más interesante es la actriz que hace de loca (lo hace muy bien) y la ambientación cutre y morbosa (incestos y lobotomías de por medio).
Tiene su gracia como maneja el universo-cliché de institutos, aquí el guaperas es el bueno y la víctima de todos los horrores, mientras que por la marginada es imposible sentir empatía alguna, entre el asco, el patetismo y el puro mal rollo.
Ni fú ni fá. La subtrama del amigo tonto ligándose a la siniestra (que parece de “Supersalidos” o una cosa parecida) no podría estar más metida con calzar, rompiendo el tono, el ritmo y todo, y eso es lo peor que le encuentro.
Offspring, de Andrew van den Houten
Adaptación de una novela del escritor de terror Jack Ketchum, sobre una familia de caníbales que siembran el terror en una pequeña población fronteriza. Sorprendente porque de aquí es de donde sale “The woman”, de Lucky McKee (que sería una secuela/spin-off), con la misma actriz que hace de mujer salvaje. Por lo demás, cualquier parecido entre ambas es pura coincidencia... porque ésta es un truño como un piano de grande, telefilme puro y carente de gracia, realizada en 2009 y parece una década anterior. Los cuatro duros de presupuesto evidencian una apariencia que no podría ser más cutre y desganada, pese a un atisbo de potencial gore y malrollero que no llega nunca.
Por lo demás, las explicaciones sobre la tribu caníbal ésta son nulas, cayendo bastante en el ridículo con toda la peña yendo por ahí cual salidos del África profunda (les falta el hueso atravesándoles la nariz). No hay historia ni ritmo, aunque sí un personaje cabrón y machista que parece ser el sello de identidad del escritor éste (como en “The woman”).
Un mal chiste que se quedó en una mala película. Muy tristón todo.