Harkness_666
Son cuatro
Exótica, de Atom Egoyan
Un club de striptease donde trabaja una sensual bailarina, caracterizada por su atuendo de colegiala, es el lugar donde confluyen las vidas de varios individuos, en un principio inconexas y enigmáticas. Drama de historias cruzadas, un título de culto de los 90 y una de las películas más importantes de este enigmático cineasta canadiense de origen armenio. Como elemento vertebrador de la trama e irradiando erotismo tenemos al personaje de Mia Kirshner, con sus múltiples rostros, quien puede ser visto como uno de tantos tributos al misterio de la figura femenina que nos ha brindado el cine. Lentamente se nos desvelan las auténticas circunstancias y motivaciones de los protagonistas, nuestra percepción de ellos cambia y los flashbacks cobran significado, en una original narrativa de rompecabezas emocional, de película-iceberg donde lo más importante permanece oculto bajo una tranquila superficie. Cuando la escena final viene a completar el cuadro, el resultado es devastador.
La obsesión, la soledad, los celos, la incapacidad para superar los males del pasado, parecen ser la nota dominante en estos personajes profundamente desgraciados. Los ambientes en los cuales se mueven tienen una apariencia irreal... el club como lugar común, espacio “sagrado” con sus propias leyes, donde van a expiar sus pecados. Las relaciones personales son inciertas; de ahí, conversaciones en los servicios, percepciones a través de espejos dobles, de un micrófono. Además, la mediación del dinero, de tratos y de pactos, que nunca parecen posibilitar una relación directa. En último lugar, pese a la dureza del contenido, lo dramático surge de manera espontánea y nunca viene acompañado de morbosidad o efectismo forzado, sencillamente no son necesarios ante el viaje de descubrimiento que se le propone al espectador.
Fascinante película.
Un club de striptease donde trabaja una sensual bailarina, caracterizada por su atuendo de colegiala, es el lugar donde confluyen las vidas de varios individuos, en un principio inconexas y enigmáticas. Drama de historias cruzadas, un título de culto de los 90 y una de las películas más importantes de este enigmático cineasta canadiense de origen armenio. Como elemento vertebrador de la trama e irradiando erotismo tenemos al personaje de Mia Kirshner, con sus múltiples rostros, quien puede ser visto como uno de tantos tributos al misterio de la figura femenina que nos ha brindado el cine. Lentamente se nos desvelan las auténticas circunstancias y motivaciones de los protagonistas, nuestra percepción de ellos cambia y los flashbacks cobran significado, en una original narrativa de rompecabezas emocional, de película-iceberg donde lo más importante permanece oculto bajo una tranquila superficie. Cuando la escena final viene a completar el cuadro, el resultado es devastador.
La obsesión, la soledad, los celos, la incapacidad para superar los males del pasado, parecen ser la nota dominante en estos personajes profundamente desgraciados. Los ambientes en los cuales se mueven tienen una apariencia irreal... el club como lugar común, espacio “sagrado” con sus propias leyes, donde van a expiar sus pecados. Las relaciones personales son inciertas; de ahí, conversaciones en los servicios, percepciones a través de espejos dobles, de un micrófono. Además, la mediación del dinero, de tratos y de pactos, que nunca parecen posibilitar una relación directa. En último lugar, pese a la dureza del contenido, lo dramático surge de manera espontánea y nunca viene acompañado de morbosidad o efectismo forzado, sencillamente no son necesarios ante el viaje de descubrimiento que se le propone al espectador.
Fascinante película.