Harkness_666
Son cuatro
Crumbs, de Miguel Llansó
He visto esta cosa en el festival “Alcine” de Alcalá de Henares. Es una película de un director español que se ha ido a rodarla a Etiopía, con dos cojones, y que va sobre un futuro post-apocalíptico donde un enano deforme que vive en una bolera emprende un viaje en busca de Papá Noel, para que le permita volver a su planeta natal en una enorme nave espacial que orbita sobre las cabezas de los personajes, algunos de ellos nazis y brujas. Con semejante carta de presentación no hace falta decir que estamos ante una marcianada de enorme calibre, perpetrada por un loco con dos pesetas y un puñado de freaks en el culo del mundo. Ha salido a presentarla el Velasco Broca, un personaje bastante repelente; es decir, amigos con barba, boina y foulard, tenéis vuestra nueva peli favorita de moda, no importa que no hayáis entendido un carajo (no hay nada que entender).
Según nos dijeron, un cruce entre Werner Herzog y “Hora de aventuras”. No va desencaminada la comparación. También sale Superman (pero no Christopher Reeve, sino el turco), y son mencionadas las tortugas ninja y el Carrefour. Más allá de algunos momentos simpáticos, me ha parecido un corto estirado y un rollete cargante y “moderno” en el peor sentido de la palabra, un cúmulo de referencias pop tronadas que podrían haber funcionado mejor al servicio de un contexto y un “algo” que contar... no es el caso. tiene partes de cine contemplativo y onírico, partes de post-comedia absurda, una premisa sci-fi, es decir, de todo menos algo tan simple como un tono y una coherencia narrativa. Ni siquiera los impresionantes parajes desérticos y alienígenas donde transcurre parte del “argumento” son especialmente aprovechados.
Puede servir como ejemplo de cine de guerrilla y de agarrarse a un clavo ardiendo para hacer lo que te gusta, no lo niego. Pero para hacer una buena película hace falta algo más que irse a Etiopía y rodar lo que salga.
He visto esta cosa en el festival “Alcine” de Alcalá de Henares. Es una película de un director español que se ha ido a rodarla a Etiopía, con dos cojones, y que va sobre un futuro post-apocalíptico donde un enano deforme que vive en una bolera emprende un viaje en busca de Papá Noel, para que le permita volver a su planeta natal en una enorme nave espacial que orbita sobre las cabezas de los personajes, algunos de ellos nazis y brujas. Con semejante carta de presentación no hace falta decir que estamos ante una marcianada de enorme calibre, perpetrada por un loco con dos pesetas y un puñado de freaks en el culo del mundo. Ha salido a presentarla el Velasco Broca, un personaje bastante repelente; es decir, amigos con barba, boina y foulard, tenéis vuestra nueva peli favorita de moda, no importa que no hayáis entendido un carajo (no hay nada que entender).
Según nos dijeron, un cruce entre Werner Herzog y “Hora de aventuras”. No va desencaminada la comparación. También sale Superman (pero no Christopher Reeve, sino el turco), y son mencionadas las tortugas ninja y el Carrefour. Más allá de algunos momentos simpáticos, me ha parecido un corto estirado y un rollete cargante y “moderno” en el peor sentido de la palabra, un cúmulo de referencias pop tronadas que podrían haber funcionado mejor al servicio de un contexto y un “algo” que contar... no es el caso. tiene partes de cine contemplativo y onírico, partes de post-comedia absurda, una premisa sci-fi, es decir, de todo menos algo tan simple como un tono y una coherencia narrativa. Ni siquiera los impresionantes parajes desérticos y alienígenas donde transcurre parte del “argumento” son especialmente aprovechados.
Puede servir como ejemplo de cine de guerrilla y de agarrarse a un clavo ardiendo para hacer lo que te gusta, no lo niego. Pero para hacer una buena película hace falta algo más que irse a Etiopía y rodar lo que salga.