Películas que vais viendo en casita

LOS TEMERARIOS DEL AIRE (The Gypsy Moths, 1969 -John Frankenheimer)


A pesar de un título algo engañoso que puede predisponer al espectador para ver un film de acción y aventuras al uso, nos encontramos con un excelente drama -agridulce y de atmósfera tristona- en torno a tres hombres de diferentes edades que hacen un arriesgado show de paracaidismo en localidades pequeñas del EEUU más profundo (el maduro Burt Lancaster, un soñador Gene Hackman y un joven sin las ideas claras que encarna Scott Wilson). La película, magnífica, sobria, con una gran bso de Elmer Bernstein y rodada con la solidez habitual de Frankenheimer es un relato desencantado, crudo y certero sobre la vida (y las últimas oportunidades) de estos tres personajes y el matrimonio que los acoje durante un fin de semana en su casa.
 
El planeta azul, de Franco Piavoli

Sinfonía cósmica, poema monumental dedicado a la naturaleza y al ciclo de la vida, con el cual el desconcido cineasta italiano Piavoli se propone nada menos que filmar la vida, sin más ni menos. Y lo hace, en toda su grandiosidad, y al tiempo, en toda su insignificancia y pequeñez... esa que pasa inadvertida ante nuestros ojos, despertando así un dormido sentido de la maravilla en el espectador, descubriendo el lenguaje secreto de las cosas. Una especie de Koyaanisqatsi humilde y campestre, sin efectismos visuales ni musicales, donde el pesimismo ante el mundo moderno es relevado por una sabiduría atemporal; la vida humana (mostrada en forma de anécdotas y pequeños actos) no es sino una parte más de un gran todo, de una totalidad armónica donde el hombre y la tierra están en perfecta comunión.

Animales, plantas, fenómenos atmosféricos. El hombre. Jorge Guillén, Cántico, esa misma impresión de un mundo sin mácula... la única comparación que me viene a la mente. Y muy consecuentemente, el montaje visual y sonoro, la herramienta más básica del cine, es lo único útil para representar esa unidad elemental. Un encadenamiento de planos semejantes a cuadros abstractos, que sólo cobran pleno sentido conjuntamente, como la música; Piavoli filma, literalmente, el hielo fundiéndose... y es como asistir a un nuevo nacimiento del cine, la más pura sintaxis de imágenes y sonidos. Los límites entre ficción y documental, entre realidad y representación, dejan de tener sentido, quedan abolidos. Lo estrictamente físico, material, deja paso a una revelación de índole espiritual, a una verdad eterna.

No hay nada en esta película que no veas (y de primera mano) en una excursión al campo, en un viaje al pueblo. Pero el cine debería ser más como ésto.


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Michael Collins (Neil Jordan, 1996)

'Biopic' acerca del legendario líder independentista irlandés, en el que su compatriota Neil Jordan nos muestra de manera implacable la espiral de violencia que supuso la lucha por la independencia en la Irlanda de hace un siglo. El retrato de Collins está en sintonía con el ritmo y estilo de la película: un incansable hombre de acción, sin apenas descanso para otra cosa que no sea tirotear al enemigo. Sin embargo, una vez logrado el tratado de paz con Inglaterra y la virtual independencia, el film cambia de registro ,y la furia guerrillera se transforma en dolorosa tragedia para un movimiento nacionalista incapaz de aceptar la paz.

Lamentablemente, a partir de aquí, Jordan aquí se ve obligado a proseguir con el ritmo de la primera parte del film para no languidecerlo (y no superar las dos horas estándar de metraje), y como resultado tenemos una trama demasiado condensada, en la que no da tiempo a desarrollar personajes más allá de cierto esquematismo. Por tanto, el film pierde mucho en emoción en su tramo final. Eso, y el impostado romance con Julia Roberts, que hace aquí de florero en un film que no l@ necesita para nada.

Una lástima, porque por lo demás Jordan cuenta con un equipo técnico-artístico soberbio. El reparto lo encabeza Liam Neeson en la cúspide de su carisma cinematográfico, haciéndonos olvidar el cabrón sanguinario que debió de ser Collins en la vida real, méritos diplomáticos aparte. Alan Rickman, Aidan Quinn, Stephen Rea, Ian Hart, Brendan Gleeson y Charles Dance completan un reparto magnífico, que junto a la poderosa (aunque a veces excesiva) BSO de Elliot Goldenthal, la impresionante foto de Chris Menges y el perfecto diseño de producción de Anthony Pratt, dan un enorme empaque al film, al mismo tiempo que nos hace lamentarnos por la falta de un tratamiento más épico y menos convencional con semejante historia y despliegue de talentos artísticos encima de la mesa.

Un saludete.
 
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MEMORIA LETAL (THE LONG KISS GODNIGHT) Renny Harlin 1996

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Curiosa y muy tipica peli de accion de los 90 made in Harlin con todos sus topicos y ticks de camara... a veces parece que estes viendo la accion de La Jungla 2. El guion de Shane Black se adelanta en el tiempo con toques de pelis posteriores que si lograrian el exito.

El tema del espia desmemoriado... Bourne... o femina protagonista que busca recuperar/salvar a su hija... La Novia de Kill Bill.

Profetico tambien que la propia CIA planee un auto atentado que culpabilice a terroristas islamicos para que les den mas presupuesto.
En su día y aunque parezca increíble fue el guión mejor pagado de la historia

Salu2

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LA CONDESA DRACULA (Countess Dracula, 1971 -Peter Sasdy)


Uno de los films más sobrevalorados de la última etapa de Hammer, demasiado mitificado por la presencia de la sensual y admirable Ingrid Pitt...Basado en el personaje real de la Condesa Eliabeth Bathory pero para mi gusto muy flojo en su guión (que desaprovecha muchos elementos de género en favor de un casi vodevil aveces ridículo) y en una puesta en escena poco inspirada (fea incluso) de Peter Sasdy
 
Dioses y monstruos, de Bill Condon

Película sobre los últimos días de James Whale (Ian McKellen), creador del mito cinematográfico de Frankenstein, encerrado en su mansión y olvidado por todos; un artista decadente y genial, excéntrico y de vida agitada, que entabla una curiosa amistad con su jardinero (Brendan Fraser), un joven humilde, convencional y sin grandes objetivos. Biopic oscarizable, con actor prestigioso al frente y tocando temas de mucho lustre (homenaje cinéfilo, guerra, enfermedad, homosexualidad...), al menos esquiva el rollo laudatorio y la exposición encorsetada y pormenorizada de la trayectoria de un individuo, con la excusa del anciano inmerso en sus cada vez más caóticos recuerdos. Buena receta, sin pasarse, con gran presencia de McKellen llevando el cotarro y Fraser dándole la réplica; los típicos caracteres diametralmente opuestos que entablan una mutua dependencia.

El trabajo tras las cámaras de Condon es de lo más académico, destacan eso sí la buena ambientación de la época y el empaque musical burwelliano. Hay un cierto tremendismo final que a lo mejor chirría un poco, está el periodista bujarra que por momentos parece Pee-Wee Herman, pero también está la chacha, ese entrañable pragmatismo y simpleza suyos en contraste con la personalidad del señor. En el fondo, una historia sobre demonios interiores, sobre los monstruos de la ficción y los auténticos, con las penurias del siglo XX como trasfondo y en diálogo directo con la mitología del Hollywood clásico; como “La novia de Frankenstein”, una tragicomedia sobre la vida y la muerte, sobre un hombre que supo encontrarle el lado gozoso, festivo, descaradamente frívolo, a los asuntos más tenebrosos... cuyo fallecimiento viene a ser una celebración vital.
 
Ahora me ves

Película muy entretenida con trucos de magia a lo grande, con Mélanie Laurent enamorando con su sonrisa y Morgan Freeman derrochando carisma. En contra, un guión que hace aguas si te pones a pensarlo demasiado y unos protagonistas tan poco esbozados (me refiero a Los cuatro jinetes no a los policias) que su destino importa más bien poco. Espero que arreglen eso en la segunda parte.
 
THE RAILRODDER (1965, -Gerald Potterton & Buster Keaton)


Un encargo del National Film Borad de Canada que trataba de mostrar la visión el país a través de un viaje en tren y que le permite a Keaton confirmar un cortometraje lleno de gracia (y movilidad) en el que el ya anciano actor demostraba ser todavía un rey lleno de recursos cómicos inagotables. Rodado siempre con el protagonista sentado en un carrito sobre vías y desplegando algún que otro gag visual muy memorable. Pieza de visionado indispensable

EL DON HA MUERTO (The Don Is Dead, 1973 -Richard Fleischer)


Rodado en una de sus etapas más notables ("El Estrangulador de Rillington Place", "Los Nuevos Centuriones", "Soylent Green"), todo un correcto thriller firmado por un Richard Fleischer en su faceta más artesanal, tal vez no demasiado cómodo con el material que tenía que dirigir, en un producto algo híbrido...Que entretiene pero que promete más de lo que acaba dando. Película repleta de violencia pero que no acaba de funcionar del todo en su retrato de la Mafia y la corrupción (eran los años del triunfo de El Padrino y similares). Creo que el principal problema de producto -notable en ocasiones pero también irregular- es su guión, ya que los acabados técnicos son de primera y el plantel de actores (encabezado por Anthony Quinn y secundado por Robert Forster, Frederic Forrest o Al Letieri entre otros) es sin duda de puro lujo. Película algo fallida
 
AHORA LOS PADRES SON ELLOS (Littlke Fockers, 2010 -Paul Weitz)


Tercera y ya definitivamente mediocre entrega
tras 'Los padres de ella' y 'Los padres de él', en la que la fórmula de enfrentamiento cómico entre Ben Stiller (aun no entiendo el tirón que tiene) y un Robert De Niro muy agotado de recursos no da más de si. tampoco ayudan un Dustin Hoffman y una Barbra Sterisand a piñón fijo o un guión lleno de situaciones muy manidas...El film discurre entre una realización de manual y alguna sorpresa escondida como la aparición de Harvey Keitel o un Owen Wilson especializado en robar escenas con su probado talento en el género
 
Alicia o la última fuga (Alice ou la dernière fugue, 1977) de Claude Chabrol

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Inusual propuesta de Chabrol, enmarcada en su menos conocida etapa de finales de los setenta. Lo que a primera vista puede parecer extraño y excepcional en su carrera se nos antoja como un filme genuinamente suyo, pues los motivos visuales y los mecanismos del suspense utilizados les serán muy familiares a cualquiera que se haya adentrado en su obra. Una película que comienza como una revisitación de Psicosis en una de esas relecturas del maestro que tanto le gustan a Chabrol, gustoso de volver a las mismas claves una y otra vez para darles un nuevo significado, no muy lejos del trabajo de un Brian De Palma.

Sin embargo, la película dará un desvío y se introducirá por un agujero carrolliano donde el argumento se difumina, las palabras comienzan a desaparecer y lo esencial se reduce a Chabrol, su cámara y el rostro de la actriz. Parece que en esta eterna caída por la madriguera del conejo en la que se adentra el filme la única preocupación de Chabrol es repetir esos fascinantes motivos visuales que maneja a la perfección, creando un filme altamente sugestivo y atmosférico. Es un triunfo de las formas por encima de cualquier otra cosa, una película libre que viene a ratificar, en cierto modo, la modernidad. Decía Jean-Pierre Gorin que con la llegada de Godard se estableció de manera radical una división entre dos tipos de cine, aquel al que solo le preocupaban la literatura y los eternos datos biográficos y novelescos (una mujer con una herencia, divorciada, con miles de ramificaciones en su pasado....) y aquel que comprendía que el cine se desarrollaba en las propias imágenes y sonidos. El cinematógrafo no es más que una mujer caminando del punto A al B, vestida de una determinada manera, con un gesto concreto y definitorio en su cara, mientras el fondo está pintado de rojo.

Esto es Alicia o la última fuga, el cine reducido a su más básica esencia. La dedicatoria a Fritz Lang un año después de su muerte le viene de perlas ya que el cine de Chabrol remite altamente al del alemán y en esta obra en concreto podemos encontrar esa construcción sólida de espacios y atmósferas tan característica del primero. No es una película perfecta, y su intento de relacionar todo con una cierta y vaga mitología en su tramo final podrá agradar más o menos, pero sí es una propuesta excitante y recomendable de un gran cineasta permitiéndose un pequeño ejercicio.
 
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Fantástico texto, como siempre.

La duda que me surge con respecto a esa frase es que Bresson es anterior a Godard y Bresson se ajusta bastante a ese segundo tipo de cine.
 
Por supuesto, quería dar a entender que Godard puso de manifiesto de manera clara esa división, no que la creara. El mismo Godard consideraba a Mizoguchi (por poner un ejemplo) un cineasta totalmente moderno. Bresson también sería otro, claro.

Digamos que Godard y compañía despojaron al cine de todos esos elementos que consideraban accesorios, pero lo esencial ya se encontraba ahí. El cine de John Ford muchas veces no era nada más que esto. Toma por ejemplo La legión invencible, una película de una rabiosa modernidad (como casi todo Ford) a la que se le añade una mínima trama más convencional (por exigencias del sistema en el que se creó, supongo).
 
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Ricardo III, de Richard Loncraine

Adaptación noventera de una de las obras históricas más interpretadas y relevantes de Shakespeare, sobre el odioso y jorobado rey que consigue alzarse con el poder gracias a la manipulación, el engaño y las falsas apariencias. Ian McKellen brilla como maestro de ceremonias, rompiendo incluso la cuarta pared para dirigirse al espectador, y es la suya una caracterización física tan grotesca, tan de caricatura, como lo pasado de rosca de su interpretación. Acomplejado y patético, Ricardo desprecia a sus semejantes, no tiene amigos permanentes, los que se le oponen terminan muertos, ni siquiera quienes le apoyan incondicionalmente (Buckingham) pueden seguirle el ritmo. Y no sé, muchos sabrán sacarle punta a Shakespeare mejor que yo, pero lo que más me llama la atención es esa maldad carente de objeto, ni siquiera el poder parece ser lo que busca en realidad.

Apuntándose al carro de las versiones modernas y estrafalarias del dramaturgo inglés, la película está ambientada en una época indeterminada, con reminiscencias de los años 30 y el momento de auge de los fascismos europeos. Es evidente, por lo tanto, el paralelismo que intenta hacerse entre la locura del protagonista y la locura a la que condujeron unas ideologías irracionales y que aparentaban ser la solución. Y Ricardo III es un Hitler de la vida, por supuesto (buen detalle el del símbolo del jabalí a modo de esvástica). A McKellen le secunda un reparto de lujo (Benning, Downey Jr, Smith...), y del tal Loncraine nunca más se supo, el típico cineasta con una rareza destacable (la que nos ocupa) entre un mar de naderías. Sabe, cuanto menos, darle empaque a una propuesta que bien lo merece, más aún con unas escenas bélicas finales recreadas con cuatro duros.

Un festín para los amantes de Shakespeare y de McKellen... por mucho que, ya desde lo estrictamente cinematográfico, tenga ese punto excesivo y cargante.


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Con la de Olivier no pude, se me hizo encorsetadísima, aunque le debo otra oportunidad. La más reciente es de este mismo año, con el omnipresente Cucumberbatch de Ricardo y look a lo Juego de tronos; a ver si le doy un tiento.

del tal Loncraine nunca más se supo, el típico cineasta con una rareza destacable (la que nos ocupa) entre un mar de naderías.

Yo le tengo tirria por coger un texto tan perverso y chulo como Brimstone & treacle y convertirlo en un videoclip de Sting, cuando pedía a gritos hacer algo a lo Polanski.
 
Dale una oportunidada toda la trilogia, Duss (y Hark). Los tres primeros Enriques están maravillosamente adaptados en dos partes, con una portentosa Okonedo como reina Margaret "la Amazona" en todo el serial y un glorioso Ben Miles en la primera parte, aunque el reparto es maravillosos en general, y Cumberbatch ya aparece en la segunda parte de Enrique VI con cierto peso. Y es cierto: Ricardo III funciona mejor cuando te has visto los Enrique VI y aquí conforma una narrativa continuada bajo la batuta del mismo director y adaptador con los actores repitiendo papeles a veces en las tres partes.

Los tres Enrique VI son relativamente menores en el canon del bardo, pero aquí le han sacado el jugo gloriosamente.
 
LAS MUJERES VIKINGAS Y LA SERPIENTE DE MAR (The Saga Of The Viking Women and The Sea Serpent, 1957 -Roger Corman)


Algo así como la versión feminista de "Los Vikingos" pero rodada por Corman en una playa, con cuatro dólares y un barco chiquito. Ejemplar simpático de las producciones de su autor en los años 50, intrascendente, pero descacharrante...Y que acaba ofreciendo lo que promete: Humor tontorrón, mujeres vikingas, una serpiente de mar bastante inofensiva y al inevitable Dick Miller pegando saltos

EL ESPONTÁNEO (1962, -Jorge Grau)



Debut cinematográfico de Jorge Grau y toda una joya del "Nuevo Cine Español" que narra las vicisitudes de un joven (excelnte Luis Ferrin) para conseguir trabajo en el Madrid de los primeros sesenta...Y acabar probando suerte en el mundo de la tauromaquia. Basculando entre el cosntumbrismo, el drama y el humor los resultados son siempre notables, en una película muy fresca, repleta de secundarios maravillosos y un retrato cercano al Neorrealismo del Madrid más castizo de aquellos años
 
LOS MONSTRUOS INVADEN LA TIERRA (War of the Monsters-Godzilla vs. Monster Zero, 1965 -Ishiro Honda)


La productora Toho en pleno éxito de sus films de mosntruos y todo un simpatiquísimo kaiju eija con el que Ishiro Honda de nuevo hibridaba las típicas películas de monstruos (aquí Gidrah, Rodan y el inevitable Godziilla) con una delirante trama de ciencia ficción que haría las delicias del Tim Burton de "Mars Attacks". Los resultados, son siempre agradables, con un notable diseño de producción, buenos efectos especiales -inevitables maquetones y explosiones- Y ese aire de ciencia ficción sesentera tan típica de estos films japoneses.
 
X: The Man with the X-Ray Eyes (1963) Roger Corman

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Un medico investiga los limites de la vision humana, y con unas gotitas en cada ojo progresivamente ira ampliando sus capacidades oculares. Lo que al principio le supone atravesar cual rayos X la ropa y ver a tias en bolas en los guateques acaba como no podria ser de otra forma... muy mal, como un freak de feria y curandero de 3 al cuarto, para finalizar dando palos en los casinos de Las Vegas.

El final es especialmente interesante cuando Ray Milland llega a ver a "Dios" y un predicador le dice que lo que ve es el demonio y que si sus ojos le ofenden que se los arranque... literalmente.
 
LA CIMA DE LOS HÉROES (Pork Chop Hill, 1959 -Lewis Milestone)


Una de las cumbres del género bélico dirigida además por un gran director siempre entonado en este tipo de películas. El film, rodado en un maravilloso blanco y negro, con inspirada música de Leonard Rosenman es un relato bélico progresivamente angustioso, de ritmo implacable y con una planificación de cámara que recuerda las mejores serie B (aun siendo una serie A) en su economía de medios y clasicismo narrativo, todo ello narrando el acoso amarillo (estamos en plena Guerra de Corea) de una colina protegida por un grupo de soldados americanos (entre ellos Harry Guardino, Rip Torn y George Peppard) que lidera un capitán muy bien encarnado por Gregory Peck
 
Dale una oportunidada toda la trilogia, Duss (y Hark). Los tres primeros Enriques están maravillosamente adaptados en dos partes, con una portentosa Okonedo como reina Margaret "la Amazona" en todo el serial y un glorioso Ben Miles en la primera parte, aunque el reparto es maravillosos en general, y Cumberbatch ya aparece en la segunda parte de Enrique VI con cierto peso. Y es cierto: Ricardo III funciona mejor cuando te has visto los Enrique VI y aquí conforma una narrativa continuada bajo la batuta del mismo director y adaptador con los actores repitiendo papeles a veces en las tres partes.

Los tres Enrique VI son relativamente menores en el canon del bardo, pero aquí le han sacado el jugo gloriosamente.

¿Viste el SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO de RTD? Salió el mes pasado... A mí me dejó un poco asá. Me gustan los "añadidos" que no son precisamente sutiles pero por descaro tienen gracia (la imaginería nazi, la "agenda gay") y bueno, en general la obra original tampoco es que me entusiasme. Veo más o menos lo que intenta hacer con ella Davies y a ratos funciona, como con las dos parejas de enamorados (lo mejor de largo), pero otras cosas no las lleva más allá del pitch (la Titania punk se queda en el look). Y RTD, quel dommage Davros!, con los finales va a ser un HORTERA toda su vida.

Del reparto caso que me acabaron gustando más los desconocidos; Matt Lucas está bien un rato, luego puede hacerse pesadísimo.


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LA CRIATURA (1977, -Eloy De La Iglesia)


Bizarra historia que narra un extraño triángulo formado por un matrimonio imposible:: Ella (Ana Belén) una mujer de ideas progresistas que acaba de perder un hijo, él (Juan Diego) un famoso presentador de TV arribista, Franquista y reprimido...Y nada menos que un perro que se convierte en el objeto de deseo (o casi) de la fémina...Y lo curioso es que tal concepto acaba funcionando bastante bien, formulando todo un curioso drama -no exento de sensacionalismo y un poco de truculencia- que de nuevo demuestra que Eloy De la Iglesia era un cineasta honesto, que siempre aplicaba un discurso a su cine, además de ser el mejor retratista de la convulsa España de los setenta y ochenta.

LA CÓLERA DEL VIENTO (1971, -Mario Camus)



Curiosisimo y a ratos muy notable ejemplar de Western situado en tierras Andaluzas (Al estilo de "El Hombre, El Orgullo Y La Venganza")... Con alto contenido político y social (no logro entender como milagrosamente pasó la censura de aquellos años) Con mezcolanza de actores Italianos (Terence Hill en un muy buen papel dramático) y españoles (Mario Pardo, Manuel Alexandre o Fernando Rey entre otros).Y rodado con destreza por un Mario Camus que aquí firma uno de sus mejores films, con una puesta en escena bastante elegante, sumando modos muy cercanos al típico spaghetty, así como estética y la músicas muy elaboradas.
 
Eloy de la Iglesia, mi director español favorito. Solo por joyas como El diputado, La criatura y Juego de amor prohibido le perdono bodrios tipo Los novios búlgaros.
 
Dale una oportunidada toda la trilogia, Duss (y Hark). Los tres primeros Enriques están maravillosamente adaptados en dos partes, con una portentosa Okonedo como reina Margaret "la Amazona" en todo el serial y un glorioso Ben Miles en la primera parte, aunque el reparto es maravillosos en general, y Cumberbatch ya aparece en la segunda parte de Enrique VI con cierto peso. Y es cierto: Ricardo III funciona mejor cuando te has visto los Enrique VI y aquí conforma una narrativa continuada bajo la batuta del mismo director y adaptador con los actores repitiendo papeles a veces en las tres partes.

Los tres Enrique VI son relativamente menores en el canon del bardo, pero aquí le han sacado el jugo gloriosamente.

¿Viste el SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO de RTD? Salió el mes pasado... A mí me dejó un poco asá. Me gustan los "añadidos" que no son precisamente sutiles pero por descaro tienen gracia (la imaginería nazi, la "agenda gay") y bueno, en general la obra original tampoco es que me entusiasme. Veo más o menos lo que intenta hacer con ella Davies y a ratos funciona, como con las dos parejas de enamorados (lo mejor de largo), pero otras cosas no las lleva más allá del pitch (la Titania punk se queda en el look). Y RTD, quel dommage Davros!, con los finales va a ser un HORTERA toda su vida.

Del reparto caso que me acabaron gustando más los desconocidos; Matt Lucas está bien un rato, luego puede hacerse pesadísimo.


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Es RTD en plan aliens que se tiran pedos: un poco chorra, un poco "quiero ser Brannagh (el de la flauta magica) y no sé", un poco porque si, un muchisimo porque yo lo valgo, más sensiblero que sensible y kitch y hortera en la misma página... pero hay una irreverencia y tono ludico y despreocupado que te dibuja una sonrisa y la verdad es que me he reido bastante, que no es poco; y si, las dos parejas estan bestiales... y el final, pues... Eso. A esta altura no lo vamos a cambiar. Es EXACTAMENTE lo que puedes esperar de RTD haciendo Shakespeare...con cambios made u Rusty. Es Verano casando Los Productores con Peter Pan, pero siempre agradezco una nueva interpretacion de Billy.
 
El demonio del desierto, de Richard Stanley

Historia sobre un espíritu del desierto que viene a la tierra para cumplir un oscuro ritual y traer la muerte a aquellos que están solos y han perdido la fe, un título de culto del cine fantástico de principios de los noventa y que transcurre en Sudáfrica. Me digo que debo darle una nueva oportunidad al tal Stanley y me encuentro con la misma memez rimbombante que era Hardware, aunque debo de reconocer que esta vez casi me la cuela porque hay un argumento algo más desarrollado, con más personajes y con un trasfondo mitológico que guarda cierto atractivo... lástima que el resultado sea una empanada mental que no va a ningún lado, alargada al tuntún y con unos personajes y una trama por completo ortopédicos y de telefilme.

Mezcla de western y de thriller sobrenatural, pues, con algún que otro acierto estético, especialmente cuando el protagonista es el imponente desierto sudafricano. Si no estuviera al mando un iluminado hasta las cejas de peyote, tal vez hubiera dado para un divertimento arquetípico de serie B, pero como no es así, estamos ante un ir y venir de ocurrencias inconexas que no hacen sino encubrir la nada; que si ahora me pongo intenso, ahora me pongo macarra, ahora meto un sueño, luego cuelo un rollo socio-político sobre las guerras y el pasado de la nación... Acompañamos con unos coros muy solemnes, una voz en off sin apenas justificación... y tachán; obra maestra para góticos y para fans de Paulo Coelho, dos pájaros de un tiro.

Que a Stanley le encantan las leyendas, la magia y el ocultismo no se le escapa a nadie. Lo que le falta es lo fundamental; una historia digna de ser contada y talento para hacerlo.


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AL BORDE DE LA LOCURA (Edge Of Sanity, 1989 -Gérard Kikoïne)


Curioso y a ratos fascinante híbrido entre Dr Jecklyll & Mr Hyde y Jack el Destripador, rodado con estilo histérico y un barroquismo en la puesta en escena de Gerard Kikoine tan pasado de vueltas que acaba por gustar al espectador más predispuesto.Lo de menos es la historia , pero el film, a mayor gloria de un Anthony Perkins pasado de rosca, es un festival de excesos -con cierto aire de videoclip ochentero y algún toque a lo Ken Rusell- , erotismo y sadismo que se agradecen y claro aroma de serie B sin pretensiones
 
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