Harkness_666
Son cuatro
Guardians, de Sarik Andreasyan
Algo así como la respuesta al cine de la Marvel desde la madre Rusia, una copia descarada del cine de superhéroes actual. Un grupo de individuos con poderes sobrehumanos, procedente cada uno de una república ex-soviética, son reunidos por una “Nicolasa Furia” para hacer frente a un científico malvadísimo... muy original y creativo todo. El resultado es un truño humeante que da bastante risa por la absoluta ausencia de complejos a la hora de fusilar cada lugar común del blockbuster palomitero... eso sí, lo hace con aberrante torpeza, como si el desarrollo del guión consistiera en acumular topicazos sin entender muy bien de que va la cosa, al estilo “une la línea de puntos”...
Lamentables personajes, con sus respectivos traumitas de manual, esclerótica narración sin la menor naturalidad, y un detalle curioso; se habla de “superpoderes”, literalmente, así como si tal cosa, tal es el grado de simplonería, como si un término digno de la teoría literaria, o del cómic, no hubiera abandonado la propia ficción. Clímax final chorra, a lo Capitán Planeta, efectos digitales un poco de vertedero, y ya tenemos cubierta la hora y media que dura semejante memez. Conclusión; un truño, pero no una bazofia indignante de primera línea, sino un ejercicio de picaresca más digno del cine “exploitation” italiano de hace décadas, que buscaba colársela a algún despistado.
Recomiendo echar un ojo a la filmografía del tal Andreasyan, da muchísimo miedo.
Le llamaban Jeeg Robot, de Gabriele Mainetti
Muy estimable intento italiano por subirse al carro de los superhéroes. Lo hace el tal Mainetti en clave realista (mugrienta, más bien) y de bajo presupuesto, un poco por necesidad (imagino), pero también para reflejar mejor la idiosincrasia nacional.
Recuerda inevitablemente al Protegido shyamalanesco, más por el esquema argumental y el carácter reflexivo sobre la génesis del héroe en tiempos oscuros, que por otra cosa, con la imaginería pop del cómic nipón de por medio. Nos muestra un contexto social de crisis, muy de la Europa actual, donde el estado es cada día más gravemente cuestionado (en este caso, por la camorra) y hemos perdido el norte; unos quieren pasar desapercibidos (nuestro héroe), otros quieren la fama fácil a cualquier precio (el villano)... es decir, las dos caras de un individualismo que nos carcome. Sin embargo, siempre habrá un destello de esperanza, por quijotesco y delirante que parezca, de que alguien destinado a grandes cosas salga a la calle y haga por fin justicia.
Lo malo, que la cosa cae en cierta reiteración, me ha parecido a mí. El personaje de la jovenzuela loca y otaku cobra demasiado protagonismo y resulta muy cargante por momentos. El protagonista, un sosainas de campeonato (el chiste de las natillas y el porno lo queman un poco). Sin embargo, tenemos un villano, el tal Zíngaro, que es lo mejor de la película sin lugar a dudas. Un villano memorable de puro cutre, muy humano y creíble además, de un carisma arrollador, capaz de cargar él solito con la película, cual Jared Leto de la Toscana profunda. Toda una lección para Marvel y sus malotes hechos con plantilla. Me ha parecido, en definitiva, una película un poco mejorable en ciertos aspectos, más simpática que de calidad... pero merece un buen aplauso.
Algo así como la respuesta al cine de la Marvel desde la madre Rusia, una copia descarada del cine de superhéroes actual. Un grupo de individuos con poderes sobrehumanos, procedente cada uno de una república ex-soviética, son reunidos por una “Nicolasa Furia” para hacer frente a un científico malvadísimo... muy original y creativo todo. El resultado es un truño humeante que da bastante risa por la absoluta ausencia de complejos a la hora de fusilar cada lugar común del blockbuster palomitero... eso sí, lo hace con aberrante torpeza, como si el desarrollo del guión consistiera en acumular topicazos sin entender muy bien de que va la cosa, al estilo “une la línea de puntos”...
Lamentables personajes, con sus respectivos traumitas de manual, esclerótica narración sin la menor naturalidad, y un detalle curioso; se habla de “superpoderes”, literalmente, así como si tal cosa, tal es el grado de simplonería, como si un término digno de la teoría literaria, o del cómic, no hubiera abandonado la propia ficción. Clímax final chorra, a lo Capitán Planeta, efectos digitales un poco de vertedero, y ya tenemos cubierta la hora y media que dura semejante memez. Conclusión; un truño, pero no una bazofia indignante de primera línea, sino un ejercicio de picaresca más digno del cine “exploitation” italiano de hace décadas, que buscaba colársela a algún despistado.
Recomiendo echar un ojo a la filmografía del tal Andreasyan, da muchísimo miedo.
Le llamaban Jeeg Robot, de Gabriele Mainetti
Muy estimable intento italiano por subirse al carro de los superhéroes. Lo hace el tal Mainetti en clave realista (mugrienta, más bien) y de bajo presupuesto, un poco por necesidad (imagino), pero también para reflejar mejor la idiosincrasia nacional.
Recuerda inevitablemente al Protegido shyamalanesco, más por el esquema argumental y el carácter reflexivo sobre la génesis del héroe en tiempos oscuros, que por otra cosa, con la imaginería pop del cómic nipón de por medio. Nos muestra un contexto social de crisis, muy de la Europa actual, donde el estado es cada día más gravemente cuestionado (en este caso, por la camorra) y hemos perdido el norte; unos quieren pasar desapercibidos (nuestro héroe), otros quieren la fama fácil a cualquier precio (el villano)... es decir, las dos caras de un individualismo que nos carcome. Sin embargo, siempre habrá un destello de esperanza, por quijotesco y delirante que parezca, de que alguien destinado a grandes cosas salga a la calle y haga por fin justicia.
Lo malo, que la cosa cae en cierta reiteración, me ha parecido a mí. El personaje de la jovenzuela loca y otaku cobra demasiado protagonismo y resulta muy cargante por momentos. El protagonista, un sosainas de campeonato (el chiste de las natillas y el porno lo queman un poco). Sin embargo, tenemos un villano, el tal Zíngaro, que es lo mejor de la película sin lugar a dudas. Un villano memorable de puro cutre, muy humano y creíble además, de un carisma arrollador, capaz de cargar él solito con la película, cual Jared Leto de la Toscana profunda. Toda una lección para Marvel y sus malotes hechos con plantilla. Me ha parecido, en definitiva, una película un poco mejorable en ciertos aspectos, más simpática que de calidad... pero merece un buen aplauso.