ÉVOLUTION (2015) de Lucile Hadzihalilovic
Ríete de “La forma del agua” y “La piel fría”. Hipnótico cine fantástico contemplativo, del centrado en el slow pacing de la nitidez de una fotografía captado los paisajes naturales (rodada en las Islas Canarias), la atmósfera mórbida, los pequeños detalles y alegorías visuales; todo ello sobre la simple historia y narración. Tenemos a niños y mujeres (ni un hombre adulto) habitando la costa, un niño haciendo un macabro descubrimiento en el fondo del mar, y de ahí en adelante el progresivo convencimiento de que algo malo sucede, lo que acabará manifestándose y a la manera Cronenberg. Entre ecos de este, Lovecraft , Peter Weir y “¿Quién puede matar a un niño?”, discurre una, pese a ello, original propuesta a la que, sin duda, debería acercase todo el que desee un fantastique diferente. Inquietante, con hermosa fotografía y magnética y conseguida sensación de pura fisicidad.
HIPÓTESIS DEL CUADRO ROBADO (The Hyphotesis of the stolen painting, 1978) de Raoul Ruiz
Pero para experimento, este. Como si de un documental en blanco y negro, tenemos a un narrador y otro tipo en pantalla, que pretenden hacer labor crítica de la obra artística de un pintor. Antes de los quince minutos, ya vemos la idea ingeniosa del film: el segundo de los citados se va a ir introduciendo en recreaciones en carne y hueso (no sé si llamarlas “vivientes”) de dichos cuadros, para poder analizar mejor todos los detalles. Además, se nos añade un robo, y un misterio y supuesto escándalo que rodeaba al artista, para amenizar la peripecia argumental. El film es un análisis de los límites del lenguaje fílmico y de la propia Crítica (no exento de cierto cinismo irónico por momentos, a mí humilde –igual equivocado-parecer) con resultados interesantísimos, no solo a nivel teórico.
EL UNICORNIO (Black Moon, 1975) de Louis Malle
Mare mía. Amoavé. Delirio total. Especie de fantasía sexual coming of age sobre una muchacha. La cosa empieza con apunte apocalíptico, ya que ha explotado una guerra mundial entre hombres y mujeres (¡), dejando paso a la chica, una casa de campo con personajes excéntricos, niños desnudos y también muchos animales (cerdos, pavos reales, serpientes, ovejas, águilas, ciempiés... sin olvidar un tejón atropellado) la mayoría actuando como metáforas sexuales, especialmente un unicornio (sí, ESO), y consiguiendo algunas imágenes ejem alucinantes (destacable foto de Sven Nykvist). Reconozco que no he visto el famoso “Marienbad”, y aunque no sé si soy espectador ideal para este cine, entre la de Ruiz y esta de Malle, acabaré aficionándome al intelectualizado Surrealismo Europeo de Autor.