He leído entrevistas, las he visto en vídeo, he leído sus memorias, he visto documentales sobre su persona... pero jamás he visto una película completa de Jesús Franco (Jess, para los amigos, entre otros muchos pseudónimos que tuvo). Hace muchos años intenté ver "Las vampiras" y creo que ni la terminé. Me pareció una cosita cimentada en su mito de erotismo, y sin sentido, aunque procuraré recuperarla.
Por lo tanto, mi primer visionado en condiciones de una película de Jess Franco es...
El conde Dracula. Una película que reúne a tres actores emblemáticos (Christopher Lee, Klaus Kinski, habitual de Franco en varias obras suyas, y Herbert Lom).
Christopher Lee estaba, al parecer, hasta los cojones del conde, y de que la Hammer, en cada película, violase un poquito más el espíritu del personaje para convertirlo en un villano cómic casposo, sin profundidad ni personalidad. Jesús Franco le enganchó en esta película bajo la promesa de fidelidad a la obra literaria y respeto al personaje. Como todas las películas que se han vendido bajo ese prisma... NO. Y sin embargo, esta lo intenta, al menos en su primera mitad.
Y es que el episodio de Jonathan Harker en el castillo Dracula es realmente bueno, así me lo ha parecido. Y bastante fiel, en líneas generales, tenemos cosas que pocas adaptaciones han respetado, como la visión de Dracula reptando por las paredes de su castillo, el asesinato de un niño por parte de las vampiresas del castillo y la posterior muerte de la afligida madre que acude, impotente, a intentar recuperarlo, o el discurso de Dracula sobre sus antepasados y la historia de la región (elemento que Coppola recuperaría en su versión).
Sin embargo, cuando Jonathan escapa del castillo y retornamos a la civilización, la película se vuelve confusa y agarrotada. La gran presencia física de Klaus Kinski (realmente marciano, alienígena 100%) como Renfield no sirve para tapar los profundos agujeros que presenta su personaje. Herbert Lom está bastante chusco (a ratos, espantoso) como el doctor Van Helsing. Además, ocurren cosas que tienen poco o ningún sentido y que no dan continuidad alguna en la trama, como la apoplejía que sufre Van Helsing, que le confina en silla de ruedas (¡¿para qué!?) el resto del filme, o la extraña obsesión del doctor Seward con Renfield, que tampoco tiene solución alguna.
Es posible que haya accedido a un montaje nefasto de la película (durante la época franquista, todos los filmes de Jess fueron mutilados, prácticamente remontados) pero vista como la he visto, carece de sentido y tras ese primer episodio en el castillo Dracula, donde sí hay fascinación y buen hacer, la película baja muchos enteros. Solo se consigue cierta atmósfera en la seducciones de Dracula a Mina y Lucy. Ah, y se hace un uso y abuso de un espantoso recurso muy propio de la época: el zoom indiscriminado.
Un anticlímax. La salvo porque Lee la levanta como puede y Kinski mola, y su primer tercio en el castillo es bueno, incluso muy bueno.