Apocalipsis caníbal, de Bruno Mattei y Claudio Fragasso
En un aislado país africano, una planta química ultramoderna sufre un escape de gas accidental. Los afectados no tardan en volver a la vida en forma de muertos vivientes que siembran el caos mientras los países occidentales ignoran el asunto.
También conocida como "Virus" o "Hell of the living dead", detritus fílmico en estado puro y subproducto muy característico del cine exploitation italiano. En este caso, una co-producción hispano-italiana en busca de sacar tajada de la moda instaurada por George A. Romero, pero también del género mondo en torno a las horripilantes costumbres y rituales de las tribus perdidas. Y ya de paso, metemos un poco de acción costrosa con comandos militares enfrentándose a malvados terroristas de la época. Decir que ésto es muy malo es como decir que el agua moja, aunque siempre es curioso asistir a tales cotas de cutrismo sin la menor pretensión; los implicados (el infame Mattei junto con el gañán de Troll 2, que rodó media peli sin acreditar) no se olvidan de saquear ni la denuncia social romeriana, un pesimismo apocalíptico sobre la destrucción de la tierra y la muerte del hombre a manos del hombre, por culpa de unos países ricos que buscan el exterminio los más desfavorecidos con la excusa del progreso (ese plano de unas decadentes Naciones Unidas, lo único medio inspirado y que les debió de salir por causalidad).
Muy mal hecho todo, con el aderezo del musicote eletrónico de Goblin (creo que no compuesto expresamente sino sacado de otro lado), con imágenes documentales de fauna salvaje insertadas zarrapastrosamente y desentonando con el puto parque de Badalona donde rodaron este pestiño, fingiendo estar en África. Los zombies no sabemos si tienen movimientos espasmódicos de zombie o es que se están descojonando vivos (maquillaje y efectos digamos que no son muy convincentes).
Casquería de vez en cuando, un poco más de metraje robado, esta vez de un enterramiento indígena… y caramba, no tenemos guión (es todo inconexo de la hostia) ¡pero tenemos algo parecido a una película! Y eso que los personajes no llegan ni al nivel de tópico más simplón, ni nos importan un comino, salvo quizá el que hace de soldado loco y gracioso, una especie de José Mota completamente entregado a la causa, cual Klaus Kinski de tercera regional. No me olvidaré de uno de los desnudos femeninos más gratuitos de la historia (con inesperado planazo tetil), con la excusa más chorra posible.
Lo mejor, este glorioso poster:
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