SERIE NOIRE (Alain Corneau, 1979)
Una extraordinaria adaptación del clásico de Jim Thompson
A Hell of a Woman, aunque difiere en mucho con su material de base. Dirigida por el excelente Alain Corneau y con una interpretación antológica de Patrick Dewaere, aunque todo el casting es extraordinario. Myriam Boyer, Marie Tringtinang y Bernard Blier están todos perfectos. Un noir negro no, negrísimo. Un polar tan frío que hasta congelaría a un pingüino.
Narra la historia de un vendedor puerta a puerta de moralidad y cordura ambigua, un hombre desesperado, encerrado en una vida deprimente, fantasioso e inestable que tras conocer a una jovencita prostituida por su tia y sufrir una serie de golpes que da la vida comienza un descenso cuesta abajo y sin frenos hacia la locura y el asesinato más despiadados. Como un niño con una pistola, entre monstruoso y carismático, la interpretación de Delawaere es el epicentro de la película, pero el resto del film no se queda atrás.
Corneau nos muestra un mundo despiadado, cínico, lleno de gente traicionera e infeliz, ciudades y edificios tan sucios como sus habitantes, parco, directo y realista, la inmoralidad y la tiña casi pueden tocarse. Un mundo tan agobiante y tan deprimente que la caída de Franck Poupart parece tan inevitable como trágica. Elevado todo con los excelentes diálogos de Georges Perec. Un film lleno de sutilezas, de gestos, en el que la cámara dice más que las palabras.
Puede adolecer de algún momento de ritmo algo impreciso, pero en general si no es una obra maestra, poco le falta. Es uno de los retratos de la locura más fascinantes que he visto. Tiene además una de las secuencias de créditos iniciales más memorables de la historia del cine, con Franck fantaseando y bailando en un descampado solitario que lo dice todo sin decir nada, aunque no entendamos todo lo que nos está contando hasta llegar al último plano de la película, un final feliz sin felicidad tan negro y triste como el género es capaz de ofrecernos.