Revisada
POZOS DE AMBICIÓN (There will be blood).
Ha mejorado bastante el recuerdo que tenía de ella; siendo la peor película que he visto hasta ahora de PTA (tras las monumentales Magnolia y Boogie nights) y teniendo en cuenta que es un exceso constante, es inútil negarle sus valores. Respecto a ambientación, es una película de sobresaliente absoluto. La dirección artística, el maquillaje, el vestuario, todo está destinado a meterte de lleno en los ambientes que presenta. Ayudan también una soberbia fotografía y una acertada música. Luego tenemos, claro, a PTA, que es un tío que dirige como los ángeles, que siempre coloca la cámara en el mejor lugar, que rueda unas elipsis y transiciones geniales (la que termina con el niño casándose) y se monta unas set pieces memorables (la explosión de gas, el bautizo de Plainview, el descubrimiento de petróleo del principio). Day Lewis, bueno, Day Lewis está enorme, DEMASIADO enorme, en general está excelente pero a veces se le va la perola y le dan unos ramalazos histriónicos a la altura de los de Pacino en
Heat ("porque su culo es fenomenal y tú has metido la cabeza hasta el fondo", ya sabéis). Paul Dano parece simplemente un tremendo error de casting. Luego salen por ahí gente como Ciaran Hinds o Kevin O'Connor (clavado a Mister Lennon, por cierto
) que cumple y poco más.
Pero ay, llegas a un punto en el que PTA parece que no sabe cómo terminar y se dedica a meter una escena y otra y otra... y el resultado es una película a la que le sobran perfectamente como tres cuartos de hora, hasta que llegamos al final. Ese final tan polémico. Vale, veamos: a mí me encanta lo del batido. Me encanta, es tan grotesco, divertido y coherente con el personaje que me encanta. Incluso soporto los grititos del predicador gritando lo de la religión y la superstición y todo eso. Pero joder, la cosa se desmorona del todo cuando ves a Daniel Day Lewis, trotando y saltimbanqueando por la bolera, guiñando los ojos, retorciendo los brazos y aullando como un loco, mientras persigue a Dano con un puñetero bolo por toda la pista. La cosa se salva gracias al último plano y a ese paso con música clásica (recurso manido pero aquí efectivo).
En fin. Pudo ser más. Pudo ser más corta, menos excesiva, menos pesada. Pero eh, sus valores tiene, y son mayores que sus defectos. Merece verse una o dos veces y alegrarse con su espléndida puesta en escena, su dirección y su foto. Algo es algo.