Ostias, Lucifer. Esa la vi yo en su época, y ya entonces era un desmadre absurdo de proporciones épicas malo como él solo. Una explotación vulgar de éxitos de época. Eso si, recomiendo, de su director, la mucho más sugestiva y contenida El misterio de la dama blanca.
En su día vi casi todas las secuelas de Amityville. Todas eran malas con avaricia, desde la segunda parte "La posesión" que era en realidad precuela de la primera, a la última, que ya no sé ni cual es. Hay como diez películas de la saga. Pero curiosamente, no había visto la original hasta ahora. Terror en Amityville me ha sorprendido mucho. Tiene un guión impresionante, infinitamente más rico y complejo que el de cualquiera de sus chorra-secuelas. Aunque el director es el bastante soso Stuart Rosenberg, probablemente inadecuado, porque de alguna manera la película pierde fuerza, y no es por el guión, ni por los actores, sino por una realización casi televisiva.
Para empezar, estamos ante la historia de una casa encantada... o no. Es decir, el tratamiento de las casas encantadas tiene dos variantes, el mal puro habitando un hogar cualquiera, o las paranoias y neuras de sus habitantes, que son los que imaginan o crean los "sucesos sobrenaturales". Aquí, en la casa de Amityville, un muchacho mata a tiros a toda su familia. Posteriormente se muda una familia a la casa, una familia bastante conflictiva. Él acaba de llegar a esa familia, y se encuentra con dos niños que no le aceptan, y pasan de él. No se siente precisamente integrado. Ella es una auténtica fanática religiosa que se desespera ante la idea de que su nuevo matrimonio naufrague. Por los alrededores pulula un sacerdote (el sólido Rod Steiger de siempre) que parece temer que algo malo le ocurra a la nueva familia.
Así, por un lado todos los sucesos parecen tener explicación sobrenatural, porque la casa está construida sobre un pozo que levantó un antiguo satanista y que se supone, conecta la casa con el infierno.
Pero probablemente, la mayoría de los hechos se deban a alucinaciones puras de los personajes. De ese padrastro que parece que va perdiendo progresivamente el control de su voluntad, volviéndose violento y muy irritable, a esa madre histérica que usa la religión como vía de escape, como escondite de una vida de la que tiene miedo. Y todo lo que va pasando (especialmente acojonantes las escenas de la niña en el armario o los ojos en la ventana) no son más que producto de su mente.
Aunque estamos ante una película comercial de casas encantadas, donde al final tiene que ser innegable que han actuado fuerzas malignas, el trasfondo de la película nos cuenta algo muy diferente.
En resumen, muy interesante, algo fallida por la rutina de la dirección, pero solo por el guión, la banda sonora de Lalo Schifrin y los actores (James Brolin, Margot Kidder y el gran Steiger) merece la pena verla. Huid de las secuelas, a no ser que seáis consumidores de psicotrópicos.