En algún lugar de la memoria. Contiene algún spoiler.
Película afable, que no hace ningún daño pero que tampoco provoca mucho interés. Posiblemente sea una de las tragedias del cine, pasar desapercibido sin que tú película pase de un más que merecido ¡pues vale!
No digo con ello que sea una película mala, no lo es. Es correcta a la hora de seguir analizando las consecuencias del 11 de Septiembre en los Estados Unidos, agradable a la hora de ser vista, medio interesante… Pero al final incurre en esa tragedia, no produce ni frio ni calor, no es una cinta para recordar, sin interés para recomendar…
No usaría la palabra fría precisamente a la hora de catalogarla, no es que sea fría, pero no se, el director no logra hacer que su cinta sea algo tuyo, algo que te hable o te diga cosas dentro de su categoría como drama.
Es de suponer que deberiamos valorar muy positivamente las interpretaciones, sobretodo la de Adam Sandler que es el que se supone que tiene un personaje más rico, o más académico a la hora de ser valorado. Ya sabéis, haz de enfermo mental o de loco y serás automáticamente reconocido como actor (menos en el caso del personaje de Ben Stiller en Tropic Thunder ya que no se puede hacer de tonto total). La diferencia bajo mi punto de vista en Adam Sandler esta en que esta película es un drama, pero no es que actue de una forma demasiado distinta a como lo haría en una de sus peores comedias (las tiene de todo tipo, tiene cosas más potables y menos), pero vamos, la diferencia radica en que aquí no se peina y lleva barba de tres días. No es que haga un alarde interpretativo porque no lo hace.
Podría decir que la cinta no es muy distinta a un culebrón. Te muestra los problemas de los dos personajes protagonistas, el guión construye la personalidad de alguno de ellos mediante obsesiones en el caso del personaje de Adam Sandler como su frikismo musical o su huida del mundo en los videojuegos, dónde sería el heroe, o nos meuestra en el personaje de Don Cheadle sus problemas de aburrimiento familiar con algunos apuntes al principio de la película.
Al final es una película que juega con los contrastes, del espejo que cada personaje en el fondo busca en el otro, en los problemas familiares que uno ostenta en contraste con el otro, que se ha encerrado en su mente para vivir solo en el mundo, muchas veces con la mejor compañía que uno podría tener aparte de una compañera, uno mismo.
Poco a poco, la amistad, el nuevo mundo que se abre en Charlie (Adam Sandler) con la entrada en su ridículo circulo vital de su amigo universitario, hace que el propio Charlie intente abrir su vida, trate de crecer desde el mundo infantil en el que alguna vez se refugió.
Algunas veces intenta ser una comedia sin gracia. No es que pretenda reir, pero si buscar situaciones típicas de la comedia en la que dos personajes se muestran complices frente a un desafio común (un psiquiatra/una tía que te pone).
La verdad es que esos juegos resultan más o menos sutiles e interesantes dentro del contexto de la historia que tratan de contarnos. Si escarvaramos un poco en esta película aunque no merece mucha profundiad de análisis veríamos que los dos personajes principales nos están narrando una misma historia de perdida. Uno perdió a su familia y quedó tocado, el otro quizá perdió su juventud, su libertad. Quizá la sociedad estadounidense en si misma haya perdido eso tras los atentados del 11-S, su juventud, su ingenuidad de pensar que son los mejores y que nadie les vencerá. Quizá también han perdido junto a nosotros algo de su libertad en el camino. Pero… ¿Merece una película así un estúpido análisis de la misma forma por mi parte? ¿No estoy divagando un poco quizás aquí reflexionando ayudado por una agradable neblina en el cielo de Levante mientras escribo en un portátil una ingenua crítica a públicar dentro de tres días?
Es curioso, escribo esta crítica por la noche, en la terracita de una casa, en plena noche mientras aún sigo viendo la película, sacando conclusiones prematuras a falta de un poco menos de la mitad, escribiendo a oscuras, escuchando a los grillos de fondo, dejando que la crítica divague en un blog de una película que no me producía ni frío ni calor hasta convertirla en una cuestión estupidamente importante dentro del panorama que he podido vivir hoy escribiendo un trabajo que he tenido que hacer sobre la Unión Europea, los Estados Unidos de Europa.
Y aquí veo a Don Cheadle en el momento que sale de la consulta de su amiga, la psiquiatra que le pone (yo también me pondría igual) con Liv Tyler. Mientras su paciente macizá de la consulta de odontología llega ya que esta tan enferma ¿o quizá tan lucida? como él.
La música, o Banda Sonora se convierte en ciertos momentos música por defecto de comedia tonta, dentro del contexto de drama quizá hace bien, pero es tan típica y queda tan mal mezclado con los bonitos temas que se entremezclan en la película reflejando la mente del personaje de Adam Sandler…
El miedo a volver atrás, a recordar lo que nos hizo daño o lo que nos ayudo en su momento. El miedo en mi caso a volver a tras y leer esta ristra de estupideces escritas en una noche de catarsis. No se si ha reventado una fabrica química por aquí haciendo del aire algo insano que me hace escribir todo esto.
A veces a esto se le lama escritura libre, esa libertad que veo a veces en Charlie, haciendo lo que le da la gana o viviendo su vida como quiere lejos de la verdad, de su verdad. Sobreprotegiéndose, buscando una estúpida seguridad en torno a él que esconde un mundo destrozado, quizá tan muerto como sus familiares, si lo pensamos, quizá lleno de vida, quizá lleno de él. A lo mejor solo es un artista que representa sus miedos, sus penurias y sus pesadillas. A lo mejor no, lo es.
Y la película al final no es más que eso, una intrascendente reflexión superficial del 11-S, una reflexión que bajo mi puno de vista debería ser mucho más dura, mucho más realista, despedazando la verdadera naturaleza del americano actual, desnudándola y presentándola ahí, sin adornos ni florituras, sin imágenes de una película antigua con dos actores bailando provocando reacciones en los personajes. No.
Y ahí tengo al pobre Sandler jugando con un revolver, buscando ocasión supongo de pegarse un tiro. Va ahí como un pistolero, soñando en vida con su familia o viviendo en un perpetuo sueño mientras la casera le habla. ¿Qué le pasa a Charlie? ¿Por qué se choca contra la gente en la calle?
Policías, Nueva Yorkn post apocalíptico. Charlie se las va a cobrar todas juntas. Lleva una pistola y no dudará en usarla. El taxista que casi le aprovecha no sabe lo que hace. Lleva una pistola, la va a sacar y la policía le ha visto. No pasa nada, todo va bien, hazlo, vamos hazlo, le grita Charlie al policía. Lo esposan y se lo llevan tras el típico momento de tensión. Se le ha pirado la pinza. Ya somos dos.
La policía se presenta a un problema, es un heroe américano, un viudo del 11-S. Tiene derechos. Es un icono publicitario o de la pesadilla que se ha adueñado de América.
El trailer la verdad es que engaña, parece que la película va a tener más momentos de tensión, creí que Charlie iba a ser un loco más puñetero, que la tensión iba a estar más en la familia de Don Cheadle ya que el Charlie serían un “pesao” que no le dejaría en paz. Pero no, Charlie es un “pesao” de psiquiátrico mientras Cheadler intenta sacarlo de allí. Lo mejor que le podría ocurrir es que otro tarado le hiciese lo mismo que a Jack Nicholson en Alguien voló sobre el nido del cuco. Pero no, lo salvan y la película sigue. Le quedan algo más de veinte minutos mientras Charlie mira el Hudson. Frase lapidaria. ¿Vamos a un chino? Van. A Charlie le importa el chino, no ir al psiquiátrico. Su vida es el chino, continuar con su vida infantil dónde no recibe daño, al igual que Mickey Rourke no recibia daño mientras se grapaba la cara. La vida de fuera, la de los recuerdos o la de la vida desperdiciada en el caso del luchador de Lucha libre era la que les hacía daño. ¿Qué problema hay en que vivan su vida como quieran?
Los personajes se liberan, uno recuerda y trata de sacar poco a poco su dolor y Cheadle afronta sus problemas de trabajo. Se hace jefe de su propia consulta durante un día.
El fiscal es un capullo con el pobre Charlie, Donald Sutherland debería haber cortado al imbécil del fiscal antes. Tiene que esperarse a la reunión privada después del juicio para poner cordura en todo esto. Y al final se liará con la otra loca el pobre Charlie, como ya se venía viendo desde la primera vez que se encuentran. La película se encarga de hacerlo previsible. Esta tan loco que termina llevandose bien con los suegros ¡que le quieren ayudar! Final bonito dentro de la tragedia, la tragedia de la propia película y de una película que no se si tendría alguna clase de ánimo de sacar época pero que termina a medio gas. Lo que es lo mismo, resulta fallida, más si tenía alguna clase de pretensión. Charlie esta como una cabra. Vemos el simbolismo con la lámpara rota. Antes han hablado de lámparas pero no me acuerdo. Al menos sigue jungando al Shadow of the Colossus, el hombre tiene buen gusto. Llaman a la puerta, es la psiquiatra potente y la futura novia (no es previsible). Toc toc, “Hola, vengo a por el loco, que estoy loca y me pone. No se si me clavará un cuchillo o si eso me pondrá aún más” “¿Me disparará con el arco del heroe del Shadow? Pero no, Charlie al final es el mariquita y quiere que su amigo se pase el juego en vez de dejarle a solas con la loca macizá. Sombras del coloso… ¿Por qué tratan de traducirlo? ¿Nadie de Sony España o de la empresa que se dedique a traducir sus películas se ha pasado curiosamente el que posiblemente es el mejor juego de la Playstation 2 de SONY?
¿Y que pasa con Don Cheaedle? Pues nada, hace que su mujer por una vez le diga te quiero tras haber confesado sus propios problemas. Se quieren. Oh. Y encima le roba la moto a Charlie. Bueno, la moto, el patinente a motor con el que juega por las calles de la Gran Manzana. Y así parece que termina esto. Con imágenes de Don Cheadle en la noche neoyorkina sin que nadie le pare por no llevar casco…
Nota: 6