Madre mía cuando Magno vea La Desolación de Smaug
Porque es todo lo malo de Jackson condensadito en una sola película. Un Peter Jackson fuera de sí, loco, desastrado, atropellado. Hubo un momento en el que pensé que, o bien se la soplaba todo, o bien nos estaba trolleando. Qué pena.
Si, se ve algún aciertillo aquí y allá, pero que queda enterrado entre tanto desastre. Joder, si es que hasta del propio montaje no tiene ni pies ni cabeza.
Vaya por delante que tolero bastante bien los helicópteros de P. Jackson. Bien. Hay un momento en el que se nos presenta a Gandalf subiendo por una montaña para entrar en unas tumbas con un plano de helicóptero, muy solemne. Música, movimiento en arco. Bonito. De ahí pasamos a un plano corto suyo de apenas unos segundos e inmediatamente nos vamos al plano más absurdo de la película: otro plano de helicóptero igualmente solemne. Vuelve la música, pero el efecto es de chiste. No nos enseña nada nuevo. Nos REPITE la jugada. Como si de un descarte del primer plano se tratase. Ridículo. Un triste gag visual.
A partir de ahí ya es un no parar de movimientos de cámara todo el rato encadenados unos con otros por que sí. Sube, baja, avanza e incluso rota. Todo el rato. Que un personaje suba unas escaleras es motivo suficiente para enroscar la cámara en un movimiento de abajo a arriba. Y de lentito nada, a toda leche.
Y lo peor, abandonando el sentimentalismo, que aunque era barato, a mi me funcionaba dentro de lo que son las anilladas para terminar sin crear siquiera un clímax.
Porque es todo lo malo de Jackson condensadito en una sola película. Un Peter Jackson fuera de sí, loco, desastrado, atropellado. Hubo un momento en el que pensé que, o bien se la soplaba todo, o bien nos estaba trolleando. Qué pena.
Si, se ve algún aciertillo aquí y allá, pero que queda enterrado entre tanto desastre. Joder, si es que hasta del propio montaje no tiene ni pies ni cabeza.
Vaya por delante que tolero bastante bien los helicópteros de P. Jackson. Bien. Hay un momento en el que se nos presenta a Gandalf subiendo por una montaña para entrar en unas tumbas con un plano de helicóptero, muy solemne. Música, movimiento en arco. Bonito. De ahí pasamos a un plano corto suyo de apenas unos segundos e inmediatamente nos vamos al plano más absurdo de la película: otro plano de helicóptero igualmente solemne. Vuelve la música, pero el efecto es de chiste. No nos enseña nada nuevo. Nos REPITE la jugada. Como si de un descarte del primer plano se tratase. Ridículo. Un triste gag visual.
A partir de ahí ya es un no parar de movimientos de cámara todo el rato encadenados unos con otros por que sí. Sube, baja, avanza e incluso rota. Todo el rato. Que un personaje suba unas escaleras es motivo suficiente para enroscar la cámara en un movimiento de abajo a arriba. Y de lentito nada, a toda leche.
Y lo peor, abandonando el sentimentalismo, que aunque era barato, a mi me funcionaba dentro de lo que son las anilladas para terminar sin crear siquiera un clímax.