PHANTOM THREAD, lo nuevo de PTA y Daniel Day Lewis

Sí, por supuesto pero después de eso creo intuir cierta ambigüedad entorno a la realidad
de esa escena con el bebé y tal
 
Hombre...

La narración de ella al médico parte desde el inicio del film. El primer plano es ella en penumbra con el médico en contraplano. Así que no creo que sea exactamente una ensoñación, sino mas bien, una constatación. Pero el detalle de la penumbra no es casual.

Creo que no hay un punto de vista único, lo más explícito a nivel onírico es la aparición de la madre de Woodcock en mitad del delirio febril, vamos, que tiene hasta su explicación diegética. Por eso creo que PTA es muy listo, el cabrón, no hay nada unívoco.

Lo mas fascinante es la idea de que ella encarne la maldición que él anhela, en vez de tratar de curarla. Pasar de musa sumisa a dominatrix micóloga campestre.

y que el equilibrio sea precisamente ese, el del amor como enfermedad, como una asunción de los males del otro, una obsesión perpetua en la que el desamparo y la orfandad actúan como el deseo de él hacia una relación que como se ha visto al inicio no había funcionado en el pasado con otra candidata ( ¡y otro guiño Rebeca o Sunset Boulevard! )




Cuanto mas pienso en ella mas me gusta.



A los ingredientes anteriores citados añado a Chabrol. No me extraña que Almodóvar la haya incluido en su top particular, la habrá gozado con el festival de primeros planos de mujeres, actos de bordaje y culinarios.

El momento del descubrimiento del hilo invisible entra directo a la mejor escena romántica del siglo.

Y no se suele hacer hincapié porque se subraya siempre su genialidad visual, pero qué pedazo de guionista es PTA, los diálogos son sublimes y precisos, el último en la escena clave que mantienen es prodigioso, sobre todo lo que ella dice. Y qué gustazo ver cómo dilata el plano, en tiempos de multicámara y montajes aquejados de trastornos de déficits de atención.



Creo que la película le va a encantar a Txumari Alfaro.
 
Muy bien visto lo de Chabrol, aunque no sé si es consciente, Hitchcock más ese toque de nouvelle vague andersoniano dan a Chabrol.
 
Lo mejor que he visto en cines en mucho tiempo, y sin la impresión de sentirme idiota, o de haberme perdido algo, que sí he tenido con el cine de Anderson. El guión es un brillante estudio de personajes disfuncionales (pero en el fondo, como cualquier hijo de vecino), en torno a la naturaleza malsana del amor romántico... eso sí, sigue siendo, paradójicamente, una historia de puro romanticismo y con final feliz (o me lo ha parecido a mí). Day-Lewis personifica la grandeza de un hombre que no es más que un niño, atormentado por el fantasma materno, tan vulnerable y paranoico que se ha enclaustrado en una burbuja de exquisita irrealidad, de rutina y control. Ella, musa y enigma, aparece de la nada y de la nada es rescatada por él (por no tener, no tiene ni pasado). Y la hermana vendría a ser el rostro autoritario, pero necesario, de la madre perdida; grandiosa, implacable presencia la suya, y libre de previsibles estereotipos de mala malísima.

La realización, de un grado extremo de meticulosidad, tiene tanta clase como ironía envenenada al retratar el mundo de la alta sociedad y de la alta costura; Woodcock, además de ser un gran artista, aporta confianza a las mujeres, algo que precisamente a él le falta... y es que en el fondo, todo es una farsa que muestra la decadencia de los vivos y la permanencia de una muerta que no ha muerto del todo y sigue presente. Cine de época, comedia negra, y finalmente, una vuelta de tuerca un tanto postmoderna, un final que es puro Hitchcock, puro suspense clásico, con un remate que seguro haría las delicias (jarl) de un Cronenberg maduro (la enfermedad, la pulsión, como redefinición de la ética del amor). Y por lo demás, no le hace falta a PTA sacarse la chorra con travellings imposibles, pues cómo respira todo. Incluso la banda sonora del Greenwood, aspecto que me chirría otras veces en el cine de este hombre, me encaja absolutamente.
 
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Lo mejor que he visto en cines en mucho tiempo, y sin la impresión de sentirme idiota, o de haberme perdido algo, que sí he tenido con el cine de Anderson.

Yo creo que Anderson tiene la enorme capacidad, tanto aquí como en las más "difíciles", de no querer tomar a nadie por idiota y, a la vez, de conseguir que nadie se entere de todo a la primera. Inherent Vice puede descolocar mucho si no sabes dónde vas pero viniendo de un texto de Pynchon yo diría que es hasta generosa y en un segundo visionado todavía se aprecia más. Punch-drunk love es lo contrario, es un texto mínimo al que Anderson le da una complejidad bestial con la puesta en escena y las metáforas. Y The Master, por su narrativa abrupta puede parecer inaccesible en un primer visionado pero, otra vez, la revisión nos muestra un película sencilla (en el mejor de los sentidos) detrás de esa puesta en escena difícil y acorde a la psique del personaje de Phoenix.
 
Me acuerdo que la de Punch drunk love no me gustó nada la primera vez que la vi en cambio me encantó la segunda vez incluso me pareció sencilla de entender... la de the Máster me pareció sencilla a la primera.. y la de inherent vice la tengo que dar una segunda oportunidad porque solo la he visto una vez pero no entendí nada y me aburrió bastante.
 
Vale la pena con tal de ver la cara a esas parejitas que van a ir al cine creyendo que van a ver Desayuno con diamantes.
 
En La edad de la inocencia Scorsese hace de camaleón, En hilo invisible es personalísima y se parece más a The Master (siempre la definió como una historia de amor) que a otra cosa.

Lo de Eyes wide shut está bien visto también.
 
Es fascinante que este hombre no diese con su estilo definitivo hasta "There will be blood", que desde entonces sus obras estén tan estrechamente hermanadas entre sí, y que muchas de sus decisiones artísticas estén en las antípodas de su etapa de niño prodigio.

Claro. Pienso que sí, en mi instinto, cuando entro al set. Porque el entrenamiento que he recibido viendo esas películas, me obliga a preguntarme: ¿Cómo puedo hacer que esto funcione en una, o no más de tres tomas? Porque, si exploras en esas películas, descubres tomas maestras sin muchos cortes, y si hay cortes o edición, es sólo para close-ups simples. Ese es el estilo básico, clásico, pasado de moda y, de nuevo, siempre entro al set preguntándome: ¿Cuál es la forma más simple de hacer esto? Desafortunadamente en estos días eso no es suficiente, hay que buscar una forma de hacer la historia interesante. No funcionaría como hace 70 años. [Mira a otra parte].

Paul Thomas Anderson habla sobre ‘Phantom Thread’ y Daniel Day-Lewis - ENFILME.COM
 
Es maravillosa.

Otra referencia que se ha mencionado por ahí es Ne touchez pas la hache de Rivette. No es difícil encontrar similitudes en esa dialéctica enfermiza entre las parejas de ambas películas.

Algo que me agrada mucho es lo empeñado que parece Anderson en hacer uso del reencuadre a través de puertas, ventanas... Esto era algo que el cine americano sabía manejar muy bien y que poco a poco ha ido dejando de lado. En ese sentido es una película que filma lo cotidiano de manera extraordinaria. Y para filmar estas pequeñas acciones del día a día no basta con registrarlas, hay que encontrar una forma: establecer unos espacios y tiempos, así como unos ritmos, a veces intermitentes, que intenten dar una visión de la cotidianeidad. Esto es algo que también hizo Terence Davies en A Quiet Passion de manera genial. Qué bello resulta contemplar una película donde el cineasta se recrea tanto en gestos y acciones tan simples como cruzar puertas, subir escaleras.... Es una parte de la realidad que poco a poco ha ido perdiendo el cine americano, empeñado en masacrar el mundo en favor de la ficción y la mera exposición.

Aquí no pasa eso. Y con cada zoom de acercamiento sentimos los matices de conversaciones que van evolucionando y dando giros, como elementos de unos complots donde los roles dominantes se subvierten. De nuevo volvemos a Rivette y Balzac, a los disfraces y al continuo juego de dominación y subversión que forma una relación amorosa. Así se intercalan escenas fugaces y diversas elipsis con secuencias largas, que por contraste adquieren un peso muy pronunciado (atención a la cena sorpresa que Alma prepara a Woodcock).

Para el recuerdo, la aparición fantasmal más memorable que ha dado el cine americano en mucho tiempo.
 
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Es que está obsesionado con el cine de los años 30 y 40, lo repite en cada entrevista, y cada vez lo evoca más en su pura esencia, la de grandes como Hitchcock o Lubitsch que venían del mudo y concebían el cine mayoritariamente como expresión visual, de ahí que se sirva de recursos espaciales recurrentes como los que comenta Rimini.

Yo creo que este PTA tan delicioso ya comienza en Punch-drunk love, ahí con Tati como uno de los grandes referentes, ya con el cine mudo en mente. Lo que diferencia la de Sandler de las 4 siguientes es que no es de época y siempre hay un especial interés en la fotografía para retratar la época.

Lo de Rivette que comentas es curioso (por supuesto si se parece a una película es a la que comentas, las formalidades que dinamitan una relación) porque leí en una entrevista que Rivette también anhelaba conseguir la calidad de las películas de esos años 30, pero decía que hoy en día (no sé el año) se necesitaban metrajes de 3 horas para poder expresar tanto como las obras maestras de ese tiempo, que duraban hora y media.
 
Sí, lo comentaba en Cinéma, de notre temps: Jacques Rivette. Le veilleur, de 1990, el maravilloso documental de Claire Denis que junta al director con Serge Daney.

Ponía como ejemplo It Happened One Night de Frank Capra.
 
¿Creéis que el punto de vista está centrado en ella, por ser quien cuenta la historia al médico? Si es así ¿Cómo puede ella saber ciertas cosas, si el grueso de la narración es sobre Woodcock?

De no ser esa la razón ¿Qué función tienen las escenas de ella y el médico al principio y al final?
 
Anderson dice que la protagonista es ella, desde luego lo consigue (de ahí que abra y cierre), eso no significa que el punto de vista de la película sea único, que no lo es, la aparición fantasmagórica es un buen ejemplo de ello.
 
Y sin embargo la aparición es tal cual a la foto que ella ha visto. Bien esquivado ahí.

Leo que ahí PTA tiró de M.R. James, lo digo porque como estáis apuntando referentes... :cuniao

Por cierto, quién vaya al cine esperando virguerías con la cámara se ha equivocado de película, no hay escena que no rebose gusto en cada frame, con una planificación exquisita de las secuencias, pero no es exhibicionista en su realización,

Es más sutil pero también va con lo contenido de los personajes y el entorno, pero juraría que tiene unos pocos planos secuencia disimulados para no llamar la atención, el más elegante el que sigue a Krieps cuando sube con Manville a ver cómo va el traje de boda y termina trabajando en él.
 
Por cierto, quién vaya al cine esperando virguerías con la cámara se ha equivocado de película, no hay escena que no rebose gusto en cada frame, con una planificación exquisita de las secuencias, pero no es exhibicionista en su realización,

Es más sutil pero también va con lo contenido de los personajes y el entorno

En Inherent vice su prota se prestaba a todo tipo de descontrol y también está PTA muy comedido, en su decisión de aproximarse a esos clásicos de los 30 también va contenerse con la cámara.
 
Anderson dice que la protagonista es ella, desde luego lo consigue (de ahí que abra y cierre), eso no significa que el punto de vista de la película sea único, que no lo es, la aparición fantasmagórica es un buen ejemplo de ello.

¿Entonces, no es, cuanto menos, un poco tramposo?

Porque si asumimos que la trama está "enmarcada" en la confesión (subjetiva) que hace ella al médico, de su propia experiencia (cosa que puede verse, por ejemplo, en esa voz en off cuando se prueba el vestido por primera vez en casa de Woodcock), está claro que la narración se salta sus propias reglas sin reparo, pues evidentemente hay mucho que corresponde a un relato objetivo y "desde fuera" de la experiencia de ella.

Por otro lado, si asumimos que la trama no tiene por qué corresponderse con lo que ella cuenta al médico, que es enteramente objetiva, entonces cabría preguntarse entonces cuál es el propósito de esta confesión que abre y cierra la película, y si ésta no se entendería igual sin ello.
 
Hay dos explicaciones, la que comentaba yo de mezclar puntos de vista, existe el punto de vista de ella y también el omnisciente, Scorsese lo hace mucho en sus películas, hay otros mil ejemplos, mezclar un relato subjetivo con otro objetivo es muy común.

Y la otra la que sugiere Dussander, de que todo puede ser el relato de ella, incluso esa imagen de la madre (es la de la foto y se lo puede haber contado él). Todo lo demás, tendría que revisarla, podría ser el relato de ella e información de la que dispone por lo que ha visto y lo que le ha contado.
 
Descomunal nueva muestra de talento de este hombre.... Hay una cosa que sólo me ocurre viendo las películas de este tipo. En general (más en el cine americano), uno ve películas y es capaz de imaginar la maquinaria que hay detrás del artefacto. Por más compleja que sea la narrativa, ve las escenas en cuanto a lo audiovisual, los actores, la música y el todo como una estructura conjunta, perfectamente afinada en sintonía; y claro, soy capaz de ver las costuras. Con PTA tengo la sensación de que emplea una caligrafía que desconozco, no consigo descomponerla. No me refiero a significados; me refiero a movimientos de cámara, lenguaje visual, la música y el tono que hay por debajo de todo en forma de guión. Son como entes que caminan por separado en su cine, a diferentes ritmos, por lo que me es imposible ser capaz de hacerlos coincidir para imaginar procesos creativos. La mente de PTA camina en otra dirección, muy, muy lejos del resto de directores americanos actuales.

La película es perversa y cabrona como ella sola, explorando los límites del amor, no en sus presupuestos románticos, sino de pura necesidad en las relaciones humanas. Algo que por otra parte siempre ha estado en su obra. Magnolia es un tratado sobre la necesidad, pero dramáticamente lacrimógeno. Adam Sandler en Punch Drunk Love NECESITA a Emily Watson como nunca jamás he visto a un ser humano necesitar a otro. En todas las demás siempre son las relaciones humanas en términos de búsqueda de identidad a través del otro, afecto, amparo familiar, etc lo que hace mover a sus personajes y por ende la trama. Que en este caso haya utilizado el formato de una película de terror perverso, jugando con roles e invirtiendo términos, no hace sino situarla en el mismo registro que las demás.Tan suya y tan diferente. Está claro que la protagonista es ella, y que además lo dice desde el principio, cuando le reta a aguantar la mirada y él pierde al segundo, dándole el poder desde el mismo día que se conocen. Otra cosa es que nosotros como espectador no lo sepamos, y sigamos creyendo en el mito del conquistador y su cenicienta. Pero el muy hideputa en boca de ella ya te lo ha resumido: "no eres tan fuerte como quieres hacer creer".

Luego otro día si eso hablamos de la dirección...

Vaya joya, he gozado como un gorrinazo...
 
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